ECONOMíA › EL RIESGO PAIS SUPERO YA LOS 1200 PUNTOS Y EL REAL SIGUE CAYENDO

Brasil, en un viaje hacia lo conocido

 Por Julio Nudler

Con un riesgo país que ayer superó los 1200 puntos (500 más que los que determinaron la renuncia de José Luis Machinea hace 15 meses), Brasil parece argentinizarse a paso redoblado. El dólar, aunque depreciado respecto del euro, gana cada vez más valor frente a una moneda débil como el real: ayer saltó a 2,66. A primera vista, el establishment financiero internacional celebró demasiado pronto la neutralización del virus argentino, aunque no está claro cuánto de efecto dominó hay en este tobogán brasileño, precipitado por evidentes causas políticas. Para colmo, según Débora Giorgi, Lula no es el único cuco para los mercados financieros: el oficialista José Serra, delfín del presidente Cardoso, no es el neoliberal que pueda seducirlos, sino un desarrollista partidario de lograr el crecimiento con herramientas tan tradicionales como el proteccionismo, un tipo de cambio alto, subsidios y obra pública, y nada de desregulaciones, además de sentir antipatía por el Mercosur y también por el ALCA que impulsa Estados Unidos. La ex secretaria de Industria y luego de Energía en el gobierno de la Alianza advirtió, en diálogo con Página/12, que “la Argentina irá perdiendo la ventaja competitiva que alcanzó estos meses con la devaluación del peso”.
–¿Quiere decir que el real seguirá depreciándose?
–El tipo de cambio tiene que reflejar la crisis brasileña. Si en un año estable como el 2001 el dólar rondó los 2,60 reales, en turbulencia lo veo más cerca de 3,30.
–¿Esa turbulencia está vinculada a la proximidad de las elecciones?
–En parte sí, pero subsistirá después. Ni Lula ni Serra nombrarían a un (Pedro) Malan en Economía ni a un (Arminio) Fraga en el Banco Central. Hoy hay una contradicción entre estos ortodoxos y el pensamiento del resto del gobierno, que Cardoso de algún modo resuelve. Mientras a unos les gusta un tipo de cambio alto para favorecer la sustitución de importaciones, el Banco Central vino aplicando una política monetaria muy restrictiva que llevó las tasas de interés a niveles muy altos, castigando al consumo de durables y volviendo muy caro el crédito que las pyme pueden conseguir en el mercado.
–¿Cómo se resolverían estas contradicciones después de Cardoso?
–Ninguno de los dos candidatos buscarían esa difícil compatibilización. Lula cree en el intervencionismo estatal, y Serra está muy próximo al lobby industrial paulista. La mayor diferencia radica en que Lula habla de redistribución del ingreso y Serra no. Fuera de esto, Lula tiene una actitud más romántica, de apoyo a la integración regional y el Mercosur.
–¿Cuál es la situación actual de la economía brasileña?
–El rasgo esencial es que crece poco, y ahora está entrando en recesión. Las importaciones caen a un ritmo del 12 por ciento, con lo que han logrado generar un superávit comercial, y éste es el modo poco positivo en que está ajustando la economía frente a un déficit en cuenta corriente de 32 mil millones de dólares.
–¿Qué impacto tiene el salto del riesgo país?
–Aunque en la Argentina nos hayamos olvidado de él, el riesgo país sigue existiendo en el mundo. Mil puntos es la raya. Cruzarla no es una cuestión trivial.
–¿Se encarece el crédito o se cierran los mercados?
–Ambas. Además, quienes tienen proyectos de inversión directa, aunque les dé la rentabilidad y el tipo de cambio les resulte muy atractivo, se acobardan. A esto contribuye que una calificadora como Moody’s le baje la nota a la deuda brasileña, y por supuesto el contexto regional. Esto es muy importante porque la inversión extranjera directa ayudaba a financiar el déficit de cuenta corriente, determinado por el pago de intereses de la deuda.
–¿Hay contagio argentino?
–No me parece decisivo. Más gravita el estancamiento de la economía brasileña y el escaso dinamismo de las exportaciones. Además influye el clima, que es de un claro giro nacionalista, frente a un mundo (desarrollado) que después del 11 de septiembre modificó sus prioridades.
–¿Cómo es hoy ese contexto para Brasil?
–Desfavorable, como en general para el mundo emergente. Entre los inversores no hay apetito por asumir riesgos en estos países, y además se vislumbra una tendencia ascendente en las tasas de interés.
–¿Y la deuda brasileña?
–La más significativa es la privada en dólares. Es visible el aumento en la demanda de contratos de futuro, que constituyen un seguro de cambio a través del cual las reservas del Banco Central van quedando sujetas a prenda. Antes, cuando las reservas sobrepasaban cierto nivel, Fraga precancelaba deuda. Ahora ya no lo hace. El sector privado está mostrando desconfianza, y los bancos salen a cubrirse. También la deuda interna está parcialmente dolarizada, por lo que crece con la devaluación.

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