La Unión Industrial Argentina les quitó dramatismo a los problemas de provisión energética y descartó, en coincidencia con el Gobierno, que haya una crisis. Aunque dentro de la entidad hay dirigentes con una visión crítica respecto de este tema, la central fabril unificó un discurso conciliador. Esto se debe a que primó la postura de los empresarios que sostienen que la UIA debe tener una “agenda positiva” frente a un gobierno que defiende el dólar alto y mantiene una posición firme en las negociaciones internacionales. Néstor Kirchner se los recuerda en charlas privadas cada vez que se reúne con ellos.

“Nuestro departamento técnico dice que no hay crisis energética”, indicó ayer Héctor Méndez, presidente de la UIA, en el segundo día de la conferencia de la central fabril. “No hemos tenido denuncias de cortes habituales ni de situaciones traumáticas”, agregó. El presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (Uitba), Osvaldo Rial, comentó a Página/12 que esa entidad realizó una amplia encuesta entre cerca de mil empresas grandes, medianas y pequeñas, y la gran mayoría contestó que no suspenderá inversiones por temor a restricciones energéticas y ni siquiera identificaron el tema como un problema grave.

“Si el Gobierno y las generadoras eléctricas me dicen que no habrá crisis, no tengo razones para no creerles”, insistió Méndez, quien, de todos modos, advirtió que para mantener el ritmo de crecimiento industrial es necesario tomar medidas que garanticen el suministro en el futuro.

En ese sentido, el economista Diego Petrecolla, director del Centro de Estudios de la UIA, recordó que por cada punto de crecimiento de la economía, la demanda energética aumenta otro punto. “Tenemos una elasticidad de uno a uno”, precisó. Hasta el momento, explicó, el incremento de la demanda de energía fue cubierto con la oferta generada la década pasada. “Si queremos crecer 5 por ciento el año que viene, la cantidad de energía tendrá que subir en la misma proporción”, completó.

Una de las medidas que pidió Méndez es incrementar los castigos a los usuarios residenciales que hagan un uso abusivo de energía. “La diferencia de costos del plan PURE entre una persona que hace un uso racional y otra que gasta de manera indiscriminada es ridícula”, protestó. La UIA y la Asociación Empresaria Argentina (AEA) habían proyectado un seminario conjunto para reclamar a la ciudadanía que controle el consumo, pero el evento finalmente fue cancelado por recomendación del Gobierno, que busca descartar la idea de que exista una crisis. Méndez se mantuvo ayer en que en realidad el seminario se frustró por “problemas de agenda”, aunque admitió que no está previsto reflotarlo.

Desde la suspensión de ese evento, la central fabril fue virando su discurso en relación con este tema y ahora la mayoría prefiere remarcar que, en todo caso, aparecen los desajustes lógicos de un proceso de expansión. “Hasta 2002 los industriales administrábamos la miseria. Ahora podemos tener las crisis del crecimiento, que son mucho mejores que las crisis de la depresión”, interpretó Rial. Un colega suyo de la rama siderúrgica agregó en tono de reproche a otros industriales que atacan al Gobierno que “mi hijo crece y le tengo que comprar pantalones porque los del año pasado no le entran”. La comparación fue a cuento del aumento de costos que supone el plan Energía Plus, por el cual los grandes usuarios deberán pagar más cara la energía excedente que utilicen respecto de hace un año y, además, deberán buscar por sus propios medios cómo abastecerse.

“Tendremos que trabajar durante la madrugada para evitar los horarios pico de consumo o reprogramar la producción, pero son cosas normales que vivimos hace 40 años y que también se dan en países desarrollados”, aseguró Méndez. Su único pedido al Gobierno fue que “el Estado solvente a quienes aportemos energía al sistema general”. Es una demanda que los industriales levantan desde el anuncio del plan Energía Plus y que se resolverá con la reglamentación del programa por parte del Ministerio de Planificación.