A pesar de los problemas de abastecimiento energético, la industria automotriz se las ingenió para marcar en junio un nuevo record de producción. Las terminales ensamblaron en conjunto 47.573 unidades, lo que representa un significativo aumento del 32,7 por ciento respecto a igual mes del año anterior. También hubo una mejora contra mayo del 4,9 por ciento. Es decir, las restricciones en la provisión de electricidad no fueron impedimento para que las plantas fabricaran 2221 vehículos más que el mes anterior y 11.714 más que hace un año. Los empresarios del sector igualmente están preocupados por un eventual agravamiento de la situación.

Más allá de la coyuntura, el sector automotor atraviesa una etapa de expansión que no será interrumpida por la escasez energética. Tanto el mercado interno como el de exportación muestran un crecimiento sostenido. Las casas matrices de las terminales responden a esa evolución de la demanda con un aumento de sus inversiones en Argentina, con la asignación de nuevos modelos para producir. La visión predominante en esta industria es que la oferta energética será suficiente a mediano plazo para acompañar su desarrollo. En este contexto, General Motors acaba de decidir que destinará 400 millones de dólares a su planta en Rosario, Santa Fe, para fabricar un nuevo modelo mediano. La planta local les ganó la pulseada a las de México y Brasil.

Fernando Rodríguez Canedo, director ejecutivo de Adefa, la cámara que agrupa a las terminales automotrices, dejó sentado su pedido al Gobierno por la situación energética. “Es necesario para los actuales planes productivos y para el extraordinario crecimiento de la industria y de la economía en general que se tomen algunas medidas”, reclamó, aunque no se pronunció por ninguna en particular. Tras ello, agregó: “Estamos en diálogo permanente con el Gobierno para analizar los aportes que cada empresa puede hacer para continuar con la producción”. Las autopartistas indicaron que sufren algunas dificultades, pero las terminales minimizaron su impacto.

El nivel de producción de junio fue el más alto para ese mes en la historia, superando en 1405 unidades a las de junio de 1998. Más allá de la buena noticia por el record, también queda claro el impacto que tuvo la crisis económica para el sector, ya que recién ahora, nueve años después, se supera el último pico. Comparando los seis primeros meses con igual período de 2006, la suba en la producción fue del 30,2 por ciento. Se fabricaron 231.887 unidades. Hasta fin de año se producirían entre 270.000 y 300.000 unidades adicionales. Una ventaja para el sector es que las plantas están preparadas para un nivel de producción anual cercano al millón de vehículos, el doble del actual. Eso también disminuye las necesidades de inversión para lanzar nuevos modelos en comparación con otros países cuyas instalaciones ya operan cerca del máximo de su capacidad.

El aumento de la producción se explica en buena medida por la performance de las exportaciones. Las de junio fueron record absoluto para la industria, con 27.155 unidades destinadas a 81 países. La cifra es un 36,0 por ciento superior a la de igual mes de 2006 y 12,3 por ciento mayor a la de mayo último. En lo que va del año, subieron 30,9 por ciento respecto al mismo lapso del año pasado. Fueron 123.054 unidades. De esta manera, la exportación se convirtió en el principal destino de la producción local: representa el 53,2 por ciento del total de vehículos salidos de las plantas. El principal destino es Brasil, con 55,4 por ciento de participación en el total de exportaciones. Le siguen México, con 16,7, y el resto de América, con 7,4.

La evolución de las ventas al mercado interno sigue la misma tendencia que la producción y las exportaciones, aunque un escalón más abajo. Las terminales despacharon en junio 45.805 unidades, con 22,2 por ciento de aumento interanual y 4,6 por ciento más que en mayo. En seis meses, el crecimiento fue del 20,0 por ciento.