Sábado, 15 de marzo de 2008 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA CON JUAN CONTRERAS, DIRIGENTE DE BASE VENEZOLANO CERCANO A LAS FARC
El dirigente desconfía de que Uribe llegue a aceptar la inserción de la formación guerrillera en la vida política colombiana y recuerda la nefasta experiencia de la Unión Patriótica, cuyo liderazgo fue masacrado por los paramilitares.
Por Martín Piqué
Desde Caracas
“Uribe narcoterrorista.” “Vivan las FARC-EP.” “Raúl vive.” Las pintadas pueden verse en todos los barrios de Caracas. En Chacaíto, en Sabana Grande, en el complejo de monoblocks 23 de Enero. Los mensajes tienen algo en común: los firma la Coordinadora Simón Bolívar, uno de los movimientos sociales que forman parte del chavismo. La CSB surgió en el barrio 23 de Enero. Se hizo conocida en el enfrentamiento cotidiano contra la policía metropolitana de Caracas, que en otros tiempos respondía al ex alcalde mayor Alfredo Peña, de la oposición. Uno de sus fundadores, Alexis González, fue asesinado por la policía el día del golpe de Estado contra Hugo Chávez. Hoy el principal dirigente de la CSB es Juan Contreras. Su lugar de mando es un cuartito de la casa de la amistad bolivariana Freddy Parra. El bunker chavista del 23 de Enero.
Contreras recibe a Página/12 rodeado de posters que reclaman por la paz en Colombia (el más impactante muestra una paloma blanca con un orificio de bala que sangra). Trabajador social, ex alumno de un colegio jesuita, Contreras coincide con Chávez en que las FARC deben ser reconocidas como fuerza beligerante. Escucharlo es escuchar la opinión de toda la izquierda chavista. Contreras se crió en el 23 de Enero. Los caraqueños lo consideran el barrio más peligroso de Caracas. El complejo de monoblocks es como Fuerte Apache pero asentado sobre un cerro.
Todo el edificio es una muestra de la política social del gobierno venezolano. Cedido por el Estado, en el inmueble funcionan un mercado de alimentos a precios populares, una FM comunitaria y un cibercafé con computadoras último modelo y monitores de pantalla plana. “Las FARC no son terroristas. Son una organización revolucionaria a la que hay que reconocer como fuerza beligerante.”
–¿Por qué habría que reconocerlas como fuerza beligerante?
–En este momento las condiciones para la vida política en Colombia no son las mismas que las de Venezuela. Aquí podés participar a través del voto, de una lucha abierta, dentro del sistema democrático, con elecciones. Por el contrario, en Colombia guerrillero pacificado es guerrillero muerto. Todo el movimiento popular es atacado. Miles de sindicalistas, de campesinos han sido asesinados por los paramilitares. Porque los paramilitares hacen el trabajo sucio que no hace el ejército. Todo esto lleva a las FARC a librar una lucha de esa naturaleza. Son más de cincuenta años, desde ese 9 de abril de 1948 en que matan a Gaitán. A la insurgencia colombiana hay que darle el status de beligerancia. Eso permitiría que haya un proceso de negociación, el canje. Haría posible que Colombia enrrumbee hacia la paz. Y la paz de Colombia es la paz de la región.
–En la cumbre del Grupo Río, Alvaro Uribe dijo que no se podía considerar a las FARC un movimiento insurgente porque estaban combatiendo a una democracia, no como los sandinistas o los movimientos armados de los años ’70 que luchaban contra dictaduras.
–Es un argumento falso. El ejemplo es uno de los últimos conflictos que se acaba de resolver en Europa, hace unos seis: el del IRA en Irlanda del Norte e Inglaterra. Estaban luchando contra un Estado legítimamente constituido, contra un régimen democrático, establecido. Y el IRA es una organización en armas. Y se sentaron a negociar. Estaban hablando de soberanía, independencia y autodeterminación. En Colombia se está luchando por justicia social, por una democracia que incluya y no sea excluyente, como hasta ahora. Lo que plantea Uribe no es un argumento válido. En El Salvador, Guatemala y Nicaragua hubo procesos de negociación. En Nicaragua con la contra. En El Salvador, después de doce años de guerra y 75 mil muertos, desaparecidos y lisiados, también hubo un proceso de negociación. Lo mismo en Guatemala. Treinta y seis años de guerra y doscientos mil desaparecidos. Y tuvieron que sentarse a negociar. En Colombia, después de cincuenta años, ni el Estado vence a la guerrilla ni la guerrilla vence al Estado. El presidente Chávez está dando su granito de arena. Incluso hizo una propuesta de ceder parte de un espacio en la frontera para que el Estado colombiano y la guerrilla se sienten a negociar.
–Uribe sostiene que las FARC están vinculadas con el narcotráfico.
–Uribe es el menos indicado para hablar de eso. Ahorita acaban de escribir un libro, Amando a Pablo, odiando a Escobar, escrito por una de las amantes de Pablo Escobar (N. de la R.: Su autora es Virginia Vallejo). El libro relata la historia de Uribe, cuando fue director de Aeronáutica Civil del gobierno colombiano. La familia de Uribe está acusada de formar parte del narcotráfico. Y Uribe formó las Convivir (N. de la R.: Se refiere a las cooperativas de seguridad rural creadas en el campo), que luego le darían paso a todo el paramilitarismo en Colombia. Uribe ha tenido predilección por sentarse a conversar con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Les ha dado poder político, las ha desmovilizado, no han pagado los crímenes de lesa humanidad y tiene más vinculaciones con el narcotráfico y el paramilitarismo que cualquier otra persona. ¿Cómo acusar a las FARC? ¿Cómo tirar la primera piedra cuando él está empantanado dentro del paramilitarismo y dentro del narcotráfico?
–En la primera negociación para liberar a los rehenes, donde participó el ex presidente Néstor Kirchner, se suponía que las FARC iban a liberar a dos rehenes y también al niño Emmanuel. Pero Uribe demostró que Emmanuel no estaba en manos de la guerrilla.
–Yo creo que las FARC debieron ser sinceras con el presidente Chávez que estaba mediando. Y en ese momento las FARC fallaron como organización. No sé si arriba, en el secretariado, tenían la información de que el niño hacía poco había sido entregado para su custodia para evitar los bombardeos y toda la situación dura que se vive en la selva colombiana. Lo llevaron a un sitio donde podía haber mejores condiciones para el niño. En ese momento las FARC debieron ser sinceras con el presidente Chávez y no hacer una mala pasada, en la que Uribe por momentos salió victorioso al lograr convencer a la gente y al lograr demostrar que ese niño no estaba en poder de la guerrilla.
–¿Las FARC quieren negociar?
–Eso está claro. Y lo han pedido, pues. El canje humanitario es una propuesta de las FARC. El despeje de los dos municipios que están solicitando es una propuesta de las FARC. Frente al operativo y a la muerte de Raúl Reyes, las FARC se han manejado soltando a los rehenes. No han pagado con sangre el hecho de los comandantes que han venido cayendo en forma extraña.
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