Al igual que en 1992, cuando Bill Clinton ganó la presidencia con la memorable consigna de “es la economía, estúpido”, la actual campaña por la Casa Blanca gira cada vez más en torno de la situación económica del país. El precandidato presidencial demócrata Barack Obama presentó ayer su plan económico para Estados Unidos, que se funda en combatir la recesión mediante una fuerte reactivación con intervención del Estado. En Nueva York, Obama aludió a los expertos que, sostuvo, “por primera vez coinciden en que nuestra economía está en una recesión”.

El senador por Illinois propuso un plan de reactivación económica de 30.000 millones de dólares, dirigido a los sectores sociales más vulnerables, y reivindicó el rol del Estado como regulador del sistema financiero.

En un importante discurso político que dio ayer en Manhattan en Cooper Union, Obama afirmó que la burbuja inmobiliaria y la crisis de los créditos hipotecarios de alto riesgo, que han llevado a la economía norteamericana hacia la recesión, fueron una consecuencia predecible de la incapacidad de mantener la vigilancia sobre las prácticas de los bancos de inversión y prestamistas inescrupulosos.

“Demasiadas veces hemos disculpado o incluso abrazado una ética de la codicia, cosas que ya han amenazado la estabilidad de largo plazo de nuestro sistema económico”, afirmó Obama. El candidato hizo referencia ayer a la crisis hipotecaria y a las turbulencias financieras en Wall Street, que han puesto de manifiesto, en su opinión, la necesidad de un nuevo marco regulador para el siglo XXI. Recordó que los cambios tecnológicos y el avance de la globalización durante los ’90 propició un desmantelamiento regulador que alentó la especulación y perjudica tanto a los mercados como al ciudadano de a pie.

“En lugar de establecer un marco regulador para el siglo XXI simplemente desmantelamos el viejo marco de trabajo regulatorio en una época de prosperidad económica y alentamos una atmósfera en la que el ganador se lo lleva todo y en la que todo vale y que causó devastadores trastornos en nuestra economía”, dijo. “Demasiadas veces hemos disculpado o incluso abrazado una ética de la codicia, cosas que ya han amenazado la estabilidad de largo plazo de nuestro sistema económico”, afirmó Obama.

El senador por Illinois insistió en que la reciente concesión irregular de préstamos hipotecarios y el desplome de titanes como el banco de inversión Bear Stearns son pruebas de esa ausencia de normas y un recordatorio de sus fatales consecuencias. “Creo que el gobierno tiene un papel que jugar a la hora de impulsar la prosperidad compartida, al facilitar las estables condiciones macroeconómicas y financieras para un crecimiento sostenido, al demandar transparencia y una competencia justa en el mercado”, añadió.

Obama llamó a brindar más ayuda al estadounidense común y anunció su plan de un fondo de 10.000 millones de dólares para asistir a los miles de propietarios que podrían perder sus viviendas en medio de la crisis hipotecaria. “Wall Street recientemente se ha visto afectado por una sombra en nuestra situación económica, pero para muchos norteamericanos la economía efectivamente ha estado en recesión durante los últimos siete años”, dijo Obama. “Si podemos echar una mano a los bancos de Wall Street cuando tienen problemas, también podemos extender una mano a los estadounidenses que sufren por algo que no es culpa de ellos”, dijo.