Desde Santa Cruz

Según el referéndum del 10 de agosto, la presidencia de Evo Morales tuvo apoyo mayoritario en 92 provincias sobre las 112 que tiene Bolivia. En las 20 provincias donde triunfó el No están las principales ciudades del oriente, por lo que la influencia de Media Luna se limitaría a pocas hectáreas pero muy pobladas. En el Palacio Quemado se creen descubridores de varias filtraciones en los departamentos de la Media Luna, sobre todo en las áreas rurales, que intentarán socavar de aquí al 7 de diciembre, próxima fecha de elecciones. Aparte de votar por la nueva Constitución, ese día la población elegirá por primera vez subprefectos, con lo que el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS) intentará conseguir un representante en las 92 provincias que dijeron Sí a Morales. El llamado “decretazo” del presidente incluye la elección de prefectos para Cochabamba y La Paz, donde fueron revocados. Ayer, antes de partir a Libia e Irán, Morales nombró a los prefectos interinos: Pablo Ramos para La Paz y Rafael Puente para Cochabamba. Los prefectos de la Media Luna (Beni, Pando, Chuquisaca, Tarija y Santa Cruz) aún no se explican cómo se vino abajo su estantería autonómica.

Parte de la nueva Constitución fue compuesta en la Villa Primero de Mayo, un barrio empobrecido en un margen de la ciudad de Santa Cruz. Allí se encuentra la Confederación Indígena de Bolivia (Cidob), donde ayer campeaba la alegría y la sorpresa. “Seguí de cerca la aprobación del decreto. Se decía que Evo lo firmaría a su regreso de Irán, pero los pueblos indígenas hicimos una fuerte presión porque era una decisión que había que tomar ya”, dijo Pedro Nuny, vicepresidente de Cidob, a PáginaI12. Hace una semana se reunió en Cochabamba la Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam), integrada por 17 organizaciones obreras, indígenas y campesinas del país. Una de sus resoluciones fue “garantizar la refundación de Bolivia mediante la aprobación de la nueva Constitución, para lo cual se debe convocar a referéndum mediante decreto supremo”. Al parecer, Morales había previsto el mandato de sus bases y ya tenía a varios ministros en la cocción del texto del decreto.

El centro de la opositora Media Luna está en Santa Cruz. Aquí, sobre 15 provincias, en siete se impuso el Sí al presidente. Para Nuny, “si conseguimos siete subprefectos le hacemos un boquete grande a la derecha”. Por ahora, los subprefectos son elegidos por el prefecto. Las subprefecturas, que administran las provincias, son una capa intermedia entre prefecturas y municipios. Al incluir la elección de subprefectos, Morales intentará obligar a la oposición a participar en las elecciones del 7 de diciembre. Si la Media Luna optara por la “desobediencia civil”, como especula, podría perder parte de su apoyo, como sucede desde el referéndum del 10 de agosto.

Desde entonces, la Media Luna firmó como Consejo Nacional Democrático (Conalde) varias movilizaciones contra el gobierno que no le beneficiaron. Al contrario, demostraron falta de apoyo popular. Hace diez días, la Prefectura y el Comité Pro Santa Cruz fallaron al intentar tomar el Comando Departamental de la Policía Nacional. Al día siguiente, Rubén Costas, prefecto de Santa Cruz, convocó a una gran movilización a cien metros del comando para desagraviar al pueblo cruceño, supuestamente agredido por las fuerzas del orden. Sólo lo escucharon dos mil personas.

Por lo pronto, la Corte Electoral de Santa Cruz dijo que no administrará la consulta del 7 de diciembre porque detectó más de 150 mil casos de personas registradas en el padrón electoral con carnets de identidad pero sin certificado de nacimiento. Por eso exige una auditoría al padrón.

Hasta el 10 de agosto, el principal partido de oposición fue Poder Democrático Social (Podemos), un rejunte de partidos de derecha y nostálgicos del ex dictador Hugo Banzer. Desde ese día, sus legisladores y militantes migran de partido o solamente se van, “a la espera de que los compre el MAS”, como dijo amargamente Jorge “Tuto” Quiroga, ex presidente, delfín de Banzer y fundador de Podemos. Uno de sus diputados, Antonio Franco, pronosticó: “Hacer este referéndum combo significaría que cinco regiones van a decir No al presidente y se va a convulsionar el país como nunca antes, por lo menos en este siglo”.

Consecuentes con el rosario de violencia que en los últimos días se desgrana en el oriente boliviano, un grupo de vecinos agredió ayer a gente de barrios empobrecidos que marchaban por el centro de la ciudad para manifestar su apoyo al gobierno. “Vayan a su país, collas de mierda”, gritaban aguerridos cruceños que golpeaban, apedreaban y fustigaban a mujeres quechuas. “Cómo nos van a faltar el respeto así, cómo van a querer tomar nuestra plaza”, dijo a este diario una señora que celebraba las vejaciones, gritaba con el coro “Independencia” y no quiso dar su nombre porque sospechaba que este corresponsal era “un buzo”, un espía del gobierno. Las marchistas, muchas venidas de Plan 3000, soportaron la humillación con la práctica que dan los siglos.

Morales, cuya presidencia fue aprobada por el 67,41 del electorado, justificó su decreto: “Si las autoridades, el presidente con algunos prefectos, no nos entendemos, que sea el voto del pueblo el que decida el destino del país aprobando o rechazando la Constitución”. Varios cívicos ya avisaron que “como sea” evitarán que se haga la consulta.

“Esa lucha histórica por una refundación de Bolivia, tantas marchas, aportes, debates; siento, primera vez en la historia, que el pueblo boliviano participa de la redacción de una Constitución. Esta nueva Carta Magna será sometida al voto del pueblo boliviano”, dijo Morales.