Sábado, 30 de agosto de 2008 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Stella Maldonado y Alejandro Demichelis *
Gobernar una provincia o una ciudad no es equivalente a manejar una empresa o un club. Desde hace ya varios años, el señor Mauricio Macri se ha presentado en diferentes elecciones argumentando proyectos, eficiencia, transparencia y demás atributos que le dieron el triunfo en la ciudad de Buenos Aires en octubre de 2007.
Pero a ocho meses de haber iniciado su mandato, el señor Mauricio Macri ha demostrado “otros” atributos: carencia de proyectos, ineficiencia, intolerancia, despojo de todo lo que sea público, autoritarismo, falta de políticas sociales.
En la educación pública de la ciudad se venían desarrollando desde hace años políticas públicas y sociales de inclusión, que favorecían especialmente a los estudiantes de los sectores más pobres. Obviamente que dichas políticas tenían sus falencias, pero algo se había empezado a realizar en materia socioeducativa.
Estos avances no sólo que no se mejoraron o profundizaron, sino que se los quiere borrar de un plumazo, dejando a miles de estudiantes sin las posibilidades de poder seguir sus estudios.
Macri, teniendo aprobado el presupuesto educativo y habiendo logrado la sanción de la Ley de Emergencia Edilicia para las escuelas, no ha dado solución a todas las necesidades del sistema educativo.
Algunos datos a tener en cuenta: escuelas en pésimas condiciones edilicias: sin calefacción, con vidrios rotos, con inutilizables baños; raciones de comida que han bajado notablemente su calidad y cantidad; 50 por ciento menos de becas otorgadas a los estudiantes de bajos recursos; desacreditación de las cooperadoras escolares.
En materia educativa suprimió las jornadas de reflexión que realizaban los docentes dos veces al año, jornadas que servían para evaluar y coordinar las acciones pedagógicas que se estaban llevando a cabo y analizar la marcha de los proyectos educativos elaborados en cada institución. Mediante circular prohibió que los docentes tuvieran contacto con los medios de comunicación, de la cual tuvo que desistir ante las críticas que recibió. También prohibió por circular que los docentes realizaran actividades pedagógicas fuera de la escuela. Todavía hay docentes de planes socioeducativos contratados.
Todavía hay centenares de docentes interinos y suplentes que no cobran sus salarios en tiempo y forma –tardan entre 5 y 6 meses en percibirlos–. Ahora bien, hablemos de “las tomas de las escuelas” que realizan los estudiantes secundarios y terciarios. Son una de las herramientas que tienen los estudiantes, en su mayoría organizados en centros de estudiantes, para hacer oír sus reclamos, para que se les dé respuesta a sus demandas.
Macri, en vez de solucionar los problemas, actúa con total autoritarismo: envía a funcionarios para que identifiquen a los alumnos, envía a la policía, amenaza con solicitadas. Cero de diálogo, cero en solucionar los preocupantes y graves problemas de los estudiantes. ¿No sabe Mauricio Macri que por la nueva Ley de Educación la escuela media es obligatoria? ¿No sabe que el Estado debe ser garante del derecho social a la educación, que debe brindar todos los medios a su alcance para que ningún chico se quede fuera de la escuela? ¿No sabe que en un estado de derecho la participación y la petición de los ciudadanos es un derecho fundamental que debe ser respetado?
Desde Ctera acompañamos los reclamos de la UTE-Ctera Capital, como así también los de los alumnos. Vemos con profunda preocupación estas metodologías que tienden a sembrar miedo entre los chicos, que intentan cercenar los derechos que la Constitución nacional consagra como fundamentales de todo ciudadano.
* Secretaria general y secretario de Prensa de Ctera.
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