Martes, 9 de septiembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › LA ALIANZA NACIONAL, SOCIA DE BERLUSCONI, AVIVó EL FUEGO DEL REVISIONISMO
El ministro de Defensa italiano ensalzó la República de Saló, que agrupó a los fascistas para la lucha contra los aliados entre 1943 y 1945. Y el alcalde romano, Gianni Alemanno, dijo que con Mussolini se alistó “mucha gente de buena fe”.
Por Miguel Mora *
Desde Roma
Italia festejaba ayer el 65º aniversario del inicio de la resistencia de Roma a la ocupación nazi. El gobierno, representado en el acto por el ministro de Defensa, Ignazio La Russa, decidió rendir homenaje a otros combatientes muy distintos: los militares fascistas que, agrupados en la llamada República de Saló, lucharon con Mussolini y con Hitler contra los aliados entre 1943 y 1945. “Desde su punto de vista, lucharon creyendo que defendían a su patria, y merecen por tanto nuestro respeto”, afirmó La Russa, atizando el fuego del revisionismo.
El ministro, que es miembro del grupo posfascista Alianza Nacional, lanzó su proclama en presencia del propio jefe del Estado, Giorgio Napolitano. En su discurso, éste llamó a los italianos a mantener viva la memoria de los partisanos, y recordó que la única resistencia respetable y patriótica fue la de “quienes combatieron con la esperanza de libertad y justicia, incluidos los 600 mil militares que fueron deportados a campos de concentración alemanes por negarse a adherirse a la República de Saló”.
La Russa, en realidad, no hizo más que retomar la justificación del fascismo lanzada el día anterior por el alcalde de Roma, su compañero de grupo Gianni Alemanno, quien aprovechó una visita a Israel para soltar que el fascismo “no fue el mal absoluto” porque en él se alistó “mucha gente de buena fe”. “El verdadero mal fueron las leyes raciales, no el fascismo”, aclaró Alemanno. Ayer, el alcalde volvió a hablar y, recurriendo a las medias palabras, condenó “el éxito liberticida y antidemocrático del régimen”.
Las palabras de La Russa y Alemanno provocaron las iras de la oposición en pleno. Para la portavoz del Partido Demócrata, Anna Finocchiaro, el gobierno “quiere rehabilitar, con la fuerza de la mayoría, el fascismo y la república social haciendo distinciones que producen estupor”. “No hubo un fascismo bueno y otro malo –subrayó Finocchiaro–, es la propia naturaleza de esa dictadura lo que la hace incompatible con los valores de la democracia y la república. Por eso la Constitución asume como valor fundamental el antifascismo.”
El jefe de la oposición y ex alcalde de Roma, Walter Veltroni, decidió dimitir de su cargo en el comité del Museo del Holocausto romano, que él mismo promovió: “Es inaceptable seguir en un organismo donde se sienta alguien que no condena de forma inequívoca el fascismo”, declaró Veltroni.
Manuela Palermo, miembro del Partido Comunista Italiano, pidió la dimisión fulminante de La Russa. Este, al ser preguntado por su discrepancia con Napolitano, se limitó a responder con su mejor sonrisa: “¿Diferencias? Ninguna diferencia. ¡Si hemos estado hablando todo el acto de manera cordialísima!”.
La Asociación Nacional de Partisanos Italianos, ANPI, recordó que la República de Saló “ejerció un dominio absoluto y criminal, recurrió a matanzas de civiles inocentes y a deportaciones, y fue considerada por el entonces legítimo gobierno italiano como colaboracionista de los nazis y, por tanto, perseguible penalmente”.
* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.
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