Viernes, 17 de octubre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › EL CANDIDATO REPUBLICANO SE DIRIGIO A UN TRABAJADOR REAL MIRANDO A CAMARA DURANTE EL DEBATE
La estrategia republicana consistía en crear un “efecto Joe”, es decir, que la gente sintiera empatía por lo que pudiera pasarle a un plomero con el plan económico de Obama. Pero el duelo televisivo lo ganó el demócrata.
Por David Usborne *
Un plomero de Ohio surgió como una estrella el miércoles en el tercero y último debate presidencial, mientras John McCain trataba de cambiar el curso de la carrera, describiendo a Barack Obama como un progresista que quiere gravar y gastar en obras públicas, que socavaría las pequeñas empresas en Estados Unidos y frustraría la recuperación económica. Un nuevo luchador McCain no dudó antes de lanzar una serie de ataques sobre su adversario, acusándolo de gastar sumas record en publicidad negativa, de apoyar al derecho al aborto y de luchar por políticas impositivas que gatillarían una nueva “guerra de clases” en el país.
Mientras que lo que habían estado esperando muchos republicanos de parte del senador de Arizona era la agresión, corría el riesgo de cruzar la línea entre la energía y una ferocidad poco halagüeña. Y como antes, el medio le hizo un flaco favor, cuando las cámaras captaron sus varios ticks –el pestañeo y el subir y bajar de las cejas–. Si por momentos, especialmente en la primera mitad del encuentro, que se llevó a cabo en la Universidad de Hofstra en Nueva York, Obama pareció brevemente alterado –la sonrisa un poco fija–, las encuestas instantáneas le dieron la noche al demócrata por varias cabezas (ver aparte).
Pero los republicanos seguían esperanzados aún ayer en que “Joe el plomero” pudiera enganchar al público estadounidense como un símbolo de lo que puede ser riesgoso del plan impositivo de Obama, que prevé aflojar los impuestos a la clase media, pero aumentárselos a la gente que gana 250.000 dólares anuales o más. “Joe el plomero” fue mencionado no menos de 24 veces el miércoles, la mayoría de las veces por McCain. Si alguien estuvo desconcertado –y muchos deben haberlo estado– ése fue Joe Wurzelbacher, a quien Obama encontró caminando por las calles de un suburbio de Toledo, mientras hacía campaña puerta a puerta, el domingo pasado.
Una breve conversación entre los dos hombres, Wurzelbacher expresando su temor de que las políticas impositivas de Obama le frustraran sus intentos de comprar el negocio de plomería para el que trabaja, fue captada en video por Fox televisión. Fue tomada por los comentaristas de radio conservadores comenzando el lunes y para el martes Wurzelbacher había sido un participante en un talk show de Fox y había sido invitado a las reuniones de McCain. Si no lo supo entonces que se estaba convirtiendo rápidamente en un poster del Partido Republicano en los últimos días de su campaña, seguramente lo supo para cuando el debate había llegado a su fin y nada hacía suponer que Wurzelbacher pudiera llegar al segmento privilegiado impositivo de Obama y tuviera que pagar impuestos extra. Los republicanos han tomado posesión de él por el momento.
“Ni siquiera estoy cerca” de ganar 250.0000 dólares, admitió ayer Wurzelbacher en su hogar en Springfield Township. En cuanto para qué lado iba a votar, respondió: “Es una decisión personal y sólo yo y el botón que presione sabrán la respuesta”. En cuanto a su nuevo estatus de celebridad, Wurzelbacher, que miró el debate en su casa con su padre, fue displicente. “Saben, no soy una megaestrella. No soy Matt Damon”, dijo en una conferencia de prensa. Añadió: “En este momento estoy solamente estupefacto. Espero no estar haciendo un papel de tonto”.
Una entrevista poco después del debate con el diario Toledo Blade dejó pocas dudas de que Obama no había capturado exactamente el corazón del plomero. Cuando se encontraron por primera vez el domingo, Wurzelbacher se sinceró diciendo: “Me hace pagar más y más impuestos para cumplir con el sueño americano”. Obama respondió: “No es que yo quiera castigar tu éxito. Sólo quiero estar seguro de que todos detrás tuyo tienen también una oportunidad de éxito. Creo que cuando uno distribuye la riqueza, es bueno para todos”.
Este es en realidad el fundamental desacuerdo filosófico entre los candidatos. “Distribuir la riqueza” suena bien para los demócratas. Para los republicanos, suena como una herejía económica, apenas separada del socialismo. El asunto es qué lado decidirán tomar los votantes el 4 de noviembre.
Más allá del intercambio del plomero el miércoles, McCain vilipendió a Obama por tratar de relacionarlo con George Bush. “Senador Obama, no soy el presidente Bush”, explotó. “Si usted quiere postularse contra el presidente Bush, debería haberlo hecho hace cuatro años. Yo llevaré a este país en una nueva dirección. Pero Obama golpeó inmediatamente. “Si ocasionalmente confundí sus políticas con las políticas de George Bush es porque en la esencia de los temas económicos, en esos asuntos –de política impositiva, de política energética, de las prioridades del gasto– usted ha sido un vigoroso partidario del presidente Bush”, dijo.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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