El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates –que seguirá en el cargo en el gobierno de Obama–, encomendó al Pentágono planificar el cierre de la cárcel de Guantánamo. Así lo hizo saber su portavoz, Geoff Morrell, aduciendo que Gates quiere “estar preparado” en caso de que el futuro presidente tome esa decisión nada más asumir el mes que viene. Sin embargo, Obama parece que se tomará su tiempo. Dijo que se propone cerrar la prisión situada en Cuba en un plazo “de dos años” a partir de su asunción, el 20 de enero. Obama declaró a la revista Time, que lo designó “Personaje del año”, que medirá su éxito en política exterior “una vez que haya cerrado Guantánamo y puesto fin a las torturas”.

Gates, de todas formas, puso manos en el asunto. “Pidió a su equipo formular una propuesta sobre la manera de clausurar Guantánamo, lo que va a requerir cerrarlo físicamente, desplazar a los detenidos y al mismo tiempo proteger a Estados Unidos de peligrosos terroristas’” declaró su portavoz en rueda de prensa. “La petición ya se ha hecho, su equipo está trabajando, de este modo podremos atender al presidente electo si decide ponerla en marcha (la clausura de Guantánamo) temprano”, añadió.

La prisión de Guantánamo, que tiene actualmente 250 reclusos, fue abierta en 2002 para recluir a los detenidos de Afganistán, Pakistán y cualquier lugar al que el gobierno de George W. Bush llevara su “guerra contra el terrorismo”. Los prisioneros incluyen al supuesto cerebro de los atentados del 11 de septiembre, Khalid Sheikh Mohammed, y otros acusados de ser dirigentes destacados de la red Al Qaida.

“Creo que podemos encontrar alternativas” a Guantánamo, dijo Gates en una entrevista emitida el miércoles en la televisión PBS. El secretario de Defensa advirtió que la clausura implica tomar medidas para evitar que detenidos sean liberados en Estados Unidos. “Por ejemplo, seguro se querrá poner algo en las leyes que establezca que si alguien es liberado de Guantánamo no tiene derecho de asilo automático en Estados Unidos”, dijo Gates. “Algunos son muy peligrosos y no queremos verlos llegar a Estados Unidos”, enfatizó, omitiendo que a los sospechosos de terroristas se los tiene en un vacío legal desde hace años y son interrogados bajo métodos de tortura.