Viernes, 19 de diciembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › OFRECIO UN INTERCAMBIO DE PRISIONEROS PARA ALLANAR EL DIALOGO
Tras reunirse con su par brasileño y profundizar la relación bilateral, el líder cubano Raúl Castro insistió en que está dispuesto a conversar con el gobierno demócrata si se produce sin palo ni zanahoria.
El presidente cubano, Raúl Castro, selló ayer en Brasilia una aproximación entre Cuba y Brasil, después de dos viajes del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a La Habana este año y un maratón de cumbres de mandatarios latinoamericanos en el norte del país, tras las cuales el cubano sugirió un gesto de Estados Unidos para su aproximación. Castro propuso uno: la liberación de disidentes a cambio de la de los cinco cubanos presos en EE.UU. bajo cargos de espionaje.
Recibido con honores militares, Castro y Lula elogiaron el buen estado de las relaciones bilaterales y la intensificación de la agenda económica en los últimos años. Y el líder cubano agradeció de Lula su defensa pública del fin del embargo que Estados Unidos impone a Cuba desde 1962. “Vamos a hacer gesto y gesto”, dijo Castro a periodistas, refiriéndose a la condición que estipula la isla para encarar un diálogo con la próxima administración norteamericana. Se trata de la primera oferta específica que propone La Habana para acercarse a Washington a partir de la asunción de Obama, el 20 de enero. Cinco cubanos condenados por espías cumplen su sentencia en una cárcel estadounidense, mientras que en varias prisiones cubanas hay decenas de disidentes políticos encarcelados.
La visita de Castro a Brasilia cierra el simbólico primer viaje al exterior de Castro desde que asumió la Presidencia de Cuba hace año y medio (tras la enfermedad de su hermano Fidel) y los dos destinos elegidos para el estreno internacional fueron Venezuela y Brasil.
Tras dos días en Caracas, el cubano de 77 años llegó el lunes al nordestino estado brasileño de Bahía donde participó de su primera gran cumbre regional que reunió a 33 mandatarios de América Latina y el Caribe. En esas reuniones, Cuba consolidó su adhesión al Grupo de Río, un mecanismo latinoamericano de concertación política, y Lula reclamó un gesto de “reparación” de la Organización de Estados Americanos (OEA, que integran países latinoamericanos, caribeños, EE.UU. y Canadá) retirándole la suspensión a Cuba, que data de 1962.
La participación de Castro en esas cumbres demostró que “Cuba quiere tener una voz en los destinos de nuestra región”, dijo Lula. En Brasilia, Castro proclamó la “mayoría de edad” de los países latinoamericanos. Brasil y Cuba, afirmó Castro, “abrigamos la firme convicción de trabajar por una mayor concertación política latinoamericana y por una integración más comprometida con la justicia social”.
Histórico líder de la izquierda y sindicalista, Lula no escondió su afinidad con la isla: muchas generaciones de brasileños, incluida la mía, celebramos las transformaciones sociales que Cuba realizó en estos cincuenta años”, dijo en un brindis antes del almuerzo.
Cuba está protagonizando un acercamiento con socios estratégicos. Los presidentes chino, Hu Jintao, y ruso, Dimitri Medvedev, visitaron La Habana en noviembre. En Brasil, Castro se reunió con el mexicano Felipe Calderón y declararon que se limaron las asperezas de los últimos años.
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