Martes, 13 de enero de 2009 | Hoy
EL MUNDO › TESTIMONIO DE UN PALESTINO EN LA CIUDAD DE GAZA
El narrador de esta historia cuenta que tuvo que dejar su casa como todos sus vecinos, que hace una semana perdió a su padre y que su mujer está a punto de dar a luz.
Por Fares Akram *
Desde la ciudad de Gaza
Abandonamos nuestra casa. Como otros 60.000 habitantes de Gaza, nos llevamos nuestras pertenencias y huimos. Una vez más somos gente desplazada. Pronto, no habrá lugar hacia donde ir, ya que ningún lugar de Gaza es seguro. En las primeras horas del sábado, el bombardeo fue más estruendoso y más cerca de nuestra casa y el repiqueteo de las ametralladoras se hizo más intenso. Los tanques no estaban lejos.
Mientras estaba acostado en la oscuridad, escuché el sonido de armas de fuego pequeñas y voces afuera en la calle. Desde que comenzó la ofensiva israelí, las calles de nuestra ciudad están desiertas durante las horas de oscuridad: hasta los perros que normalmente nos molestan con sus ladridos nocturnos han desaparecido. Las voces eran de militantes palestinos: “¡Quédense pegados a la pared!” “¡Sigan por la pared!” los podía oír gritándose entre sí. No me animé a asomarme a la ventana, temiendo a los francotiradores, pero traté de escuchar la radio. Las emisoras FM dirigidas por facciones palestinas no daban ninguna información, sólo hablaban de las “acciones heroicas” de sus militantes.
Comencé a pensar en mi mujer, Alaa, así que a la madrugada la llamé por teléfono. Alaa está embarazada de nueve meses y la evacuamos la semana pasada hacia la casa de sus padres en la parte occidental de la ciudad. Como lo imaginé, estaba en estado de pánico. A las 6 de la mañana, miré por la ventana. Todo el barrio se estaba yendo. Desde el complejo residencial al oeste, todos se estaban yendo, llevando valijas, colchones, frazadas, pertenencias personales. Los autos estaban atestados de equipaje, y todos corrían porque el sonido de los bombardeos nos envolvía. Yo solía decir que nunca dejaría nuestro hogar, pero cuando uno ve que todos se van, ¿cómo quedarse? Apenas había pasado una semana desde que mi padre murió por un ataque israelí en nuestra pequeña granja al norte de Gaza cuando comenzó la gran invasión y ya no enfrentábamos a otro dilema terrible. Pensé en la familia Samouni, muerta la semana pasada mientras estaba refugiada en una casa toda la familia junta, y decidí que nos debíamos ir.
Tomé las alhajas de Alaa, mi laptop y mi celular, mis notas y papeles y algo de ropa. Mi madre, mi hermana y sus hijos se fueron en auto a la casa de mi hermana. Caminé con la gente por la calle. Dejar el hogar así es penoso: uno se siente casi avergonzado. Pero no hay piedad de los israelíes en esta operación. Anteriormente no eran tan duros con los civiles. Pero ahora, aunque dice que apuntan a Hamas, parece que apuntan a cualquiera.
Ahora estoy en la casa de los padres de Alaa. Aquí hay cien personas en un edificio normalmente ocupado por 20. Todo el distrito está superpoblado ya que muchos de los que huyeron de otras partes de Gaza han venido aquí. Pero el sábado a la tarde, los panfletos advirtiendo sobre una escalada comenzaron a aterrizar junto con las bombas. ¡A los residente de la Franja de Gaza!, decían los papeles. ¡El ejército israelí escalará sus operaciones en el período inminente contra los túneles, depósitos militares y elementos terroristas en toda la Franja de Gaza. Por su seguridad y la seguridad de su familia, se les pide que no permanezcan cerca de elementos terroristas ni de depósitos militares o cerca a lugares desde donde se lanzan las operaciones terroristas!
En medio del caos, logré que Alaa viera a una enfermera y luego vaya al hospital. La enfermera dijo que Alaa estaba en las primeras etapas del parto. La presión está ligeramente alta y está mareada. En el hospital, el médico dijo que pueden inducir el parto mañana. Durante unos pocos momentos, en medio de bebés recién nacidos en la maternidad, Alaa olvidó nuestro padecimiento y parecía alegre.
Ayer, antes del anochecer, las fuerzas israelíes dejaron caer más panfletos instando a la gente a darles información sobre los lugares de los cohetes. También están hablando del final del juego. Y nosotros, los palestinos, no deberíamos mentirnos: ellos han logrado algunos de sus objetivos. Son menos los cohetes que se lanzan desde la frontera hacia Israel y hemos oído que seis líderes de Hamas han huido a Egipto a través de los túneles.
Pero lo que ellos lograron ha sido a expensas de los civiles palestinos. Cientos de niños han muerto o fueron heridos. Han visto a sus padres aterrorizados e impotentes para protegerlos. En el futuro, ¿dónde buscarán protección? Aun si los aviones se han ido para cuando nazca nuestro bebé, lo que Israel hizo durante los últimas dos semanas mantendrá la llama de este conflicto viva para las futuras generaciones.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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