Con la venia del gobierno nacional, el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, encabezó ayer una nueva ofensiva para terminar con los bloqueos en los pasos internacionales a Uruguay. El desgaste que evidencian algunos sectores de los asambleístas en su prolongada pelea contra la pastera Botnia envalentonó a las autoridades provinciales que decidieron pasar de la tarea preventiva a la acción. “Utilizaremos las fuerzas de seguridad de la provincia hasta donde nuestras facultades nos permiten para impedir que nadie intente cortar el paso en los cruces internacionales y rutas”, adelantó Urribarri. En tanto, los asambleístas evaluaban anoche en Gualeguaychú la posibilidad de desistir del bloqueo simultáneo en Colón y Concordia durante el recambio turístico del fin de semana y concentrar sus fuerzas en el piquete sobre la ruta 136, donde desde hace dos años clausuraron el paso a la ciudad uruguaya de Fray Bentos.

“Trabajamos desde hace seis meses en un plan de prevención para terminar con los cortes. Este modo de protesta no tiene sentido, están jodiendo a los que laburan y a los que pretenden trabajar, además de perjudicar a los turistas y a la provincia”, dijo ayer por la mañana el gobernador entrerriano. Luego del anuncio se dedicó a recorrer la provincia junto a sus principales colaboradores. Un itinerario que incluyó la ciudad de Concordia, donde la resistencia a los cortes parece tener más adhesiones que la lucha ambientalista contra Botnia.

Urribarri salió decidido a ponerles fin a los cortes de ruta a Uruguay o al menos a que –por ahora– no se extiendan a Colón y Concordia. El gobernador se reunió semanas atrás con los ambientalistas y les sugirió buscar “otros métodos de protesta”, pero le respondieron adelantándole que no abandonarían los bloqueos. Urribarri les habló ayer a los vecinos de Gualeguaychú. “Es disparatado seguir con 800 días de corte”, dijo, y consideró que “tendrían que tener un gesto de grandeza y levantarlo”.

Claro que la determinación de Urribarri estuvo presidida por las declaraciones de funcionarios de primera línea del gobierno nacional que se encargaron de fijar postura en los últimos días. “En el Gobierno nunca estuvimos de acuerdo con los cortes”, dijo, por ejemplo, el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández. “Me parece que es muy importante que reflexionen, que entiendan que el corte no es una solución al problema y que hay otras herramientas que están en marcha”, sumó el jefe de Gabinete, Sergio Massa, quien calificó a los cortes de ruta como una “práctica antidemocrática”.

Luego de que pasara mucha agua bajo el puente desde aquel 5 de mayo de 2006 –cuando el entonces presidente Néstor Kirchner desde el propio corsódromo de Gualeguaychú elevó a “causa nacional” la lucha contra las pasteras–, ahora el Gobierno tiene la vista puesta en el fallo de la Corte de La Haya. El Tribunal Internacional debe definir, se cree que en el primer semestre del año que viene, sobre el reclamo argentino por la violación del Tratado del río Uruguay que habría cometido el gobierno uruguayo al decidir unilateralmente la instalación de las pasteras.

La estrategia oficial contra los cortes sumó ayer otras voces. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, lo hizo a su manera: “Más que criticar” a los ambientalistas prefirió destacar “la actitud responsable y la voluntad del gobernador de Entre Ríos por intentar persuadir y llamar a la reflexión para que se tomen las acciones necesarias para normalizar nuestros pasos y nuestros puentes”.

El intendente de Concordia, Gustavo Bordet, fue más contundente. “Tener cortada la ruta por doce personas es un fundamentalismo ambientalista que no estoy dispuesto a permitir”, aseguró. Luego Bordet afirmó que “vamos a evitar que se hagan cortes en Concordia. Vamos a tratar de que no se corten las comunicaciones que tenemos con la vecina y hermana ciudad de Salto”. Ya en una anterior ocasión, militantes del PJ hicieron prevalecer su superioridad numérica e impidieron que los asambleístas cortaran el puente a Salto.

Concordia nunca fue un bastión de la lucha contra las pasteras. Colón se hizo eco de la pelea ambientalista, aunque sus militantes nunca fueron tantos como en Gualeguaychú y terminaron divididos. Incluso fueron desalojados varias veces del piquete por sus propios paisanos, muchos de ellos comerciantes que viven del intercambio comercial con Uruguay.

Por eso, asambleístas de esas dos ciudades evaluaban anoche en Gualeguaychú cuál sería la estrategia que se trazarían para este fin de semana de recambio turístico: si cortar simultáneamente los tres pasos (Gualeguaychú, Colón y Concordia) o concentrar la protesta en Gualeguaychú. Las deliberaciones seguirán hoy en Colón y mañana en Concordia, donde evaluarán sus propias fuerzas antes de decidir.

Los asambleístas consideraron anoche “desmesurada” la reacción de Urribarri “cuando todavía no habíamos decidido cuáles serían las medidas que tomaríamos durante el verano” y defendieron su postura: “Los cortes no han sido en vano. Provocamos la reacción del Estado argentino contra la violación del Tratado del río Uruguay y logramos la reubicación de Ence”.

En tanto, adjudican la embestida oficial a un acuerdo entre los gobiernos de ambos países. “Es una moneda de cambio: Argentina levanta los bloqueos de las rutas y Uruguay levanta el veto a la presidencia de Néstor Kirchner a la Unasur”, opinó a este diario el asambleísta de Colón, Carlos Serrati (ver reportaje).