Martes, 13 de enero de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › LA VIUDA DE UN JOYERO Y EL VECINO, CARBONIZADOS
Por Emilio Ruchansky
El cuarto piso del edificio de Santiago del Estero 806 ardía cuando llegaron las autobombas, pasada la medianoche del domingo. Había muchos cables en la cuadra y los bomberos tardaron un buen rato para esquivarlos y desplegar la escalera. Salía humo por las cinco ventanas pero nadie pedía auxilio. Los vecinos autoevacuados que miraban la escena desde la vereda vieron salir a los bomberos con cara de espanto: detrás del incendio había un crimen inexplicable, brutal. Los dos ancianos que vivían en los departamentos de ese piso yacían atados, uno en la cama, otro en un sillón. Las cerraduras no estaban forzadas.
Pocas horas después, la policía informaba que el hombre se llamaba Alfredo Bellone, tenía 70 años y era el administrador del consorcio. La mujer era su vecina y amiga, Zaida Lavalle, de 93, viuda de un joyero de la calle Libertad. Ambos vivían solos y fueron asesinados en el departamento de ella. Para los investigadores, no había (ni hay) un móvil para asesinarlos. Al mediodía, un jefe policial insinuó que el hombre tendría la plata de las expensas de los 14 departamentos, 220 pesos por unidad. A María Varela, la portera, no le cerraba esta hipótesis: “Esas expensas se depositan en el banco, no se le paga directamente a él”.
En la panadería Santa Ana, justo enfrente sobre la calle México, conocían bien a Lavalle. “Andaba arreglada y pagaba con plata grande”, dijo un empleado, y agregó: “Fui dos veces a la casa y tenía platos de oro, de plata y muchas antigüedades. Era muy amiga de mi mamá pero la conocía todo el barrio, alguien la debe haber entregado”. El hijo de la viuda vivía en el piso de arriba, sus nietos habían emigrado y venían una vez al año a visitarla. “Hace pocos meses apareció por acá con un sobrino, bah, ella decía que era su sobrino. Un pibe muy arregladito, raya al medio y arito... Más familia no le conocemos”, agregó la fuente.
Su amigo Bellone no tenía hijos; sólo dos sobrinos que, según la portera, venían a visitarlo a menudo. “Los dos volvieron de Francia el año pasado; igual el hombre tenía hermanos, pero viven en otras provincias”, afirmó, desorientada por la misma pregunta que inquietaba a bomberos y policías: ¿por qué los mataron? “Seguramente fue alguien del entorno”, le comentó a este diario una fuente policial.
“El problema es el móvil –aseguró el investigador–, porque no robaron nada. Tampoco sabemos si estaban muertos cuando empezó el incendio o si los quemaron vivos o murieron por asfixia. Estamos haciendo la autopsia. Lo que sabemos es que el incendio se armó con combustibles que había en la casa, tal vez con alcohol. La casa no estaba revuelta. Al hombre lo golpearon, pero la mujer no tenía traumatismos.” El fuego comenzó a la 0.30 y tuvo tres focos: la cama donde estaba la mujer, el sillón y la biblioteca. En pocos minutos ardía todo el piso.
Por el momento, todos los allegados y familiares de ambos están siendo investigados. Anoche, un jefe policial agregó dos complicaciones más: “Quemaron la escena del crimen y además, los pocos rastros que nos podrían servir los borraron los bomberos cuando apagaron el incendio”. La causa está siendo investigada por la seccional cuarta y la División Homicidios de la Policía Federal y recayó en la fiscalía de instrucción 14, a cargo de Andrés Madrea.
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