Sábado, 10 de octubre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › SEGUNDO DEBATE DE CANDIDATOS PRESIDENCIALES EN CHILE A DOS MESES DE LAS ELECCIONES
Duros intercambios de opiniones entre los cuatro competidores por La Moneda hubo ayer en el segundo debate presidencial. Cada uno trató de diferenciarse del resto en medio de preguntas punzantes que marcaron la jornada.
Por Christian Palma
Desde Santiago
Fue el segundo de los muchos debates presidenciales que enfrentarán cara a cara a los cuatro candidatos que compiten por llegar a La Moneda en diciembre. La cercanía de la elección y la molestia que generan unos sobre otros se notó claramente. Los rostros del demócrata cristiano Eduardo Frei, del multimillonario de derecha, Sebastián Piñera, del independiente Marco Enríquez-Ominami y el representante de la izquierda, Jorge Arrate, denotaban tensión por las ganas de entregar de mejor manera sus perspectivas e ideas.
Esto luego de que la Asociación de Radio Difusores de Chile (Archi), reuniera ayer durante una hora y media a los presidenciables. Y el formato radial no decepcionó, pues permitió ahondar en temas duros gracias a que en esta oportunidad las preguntas –a diferencia del primer debate televisivo– no estuvieron pautadas y llevó de paseo a los postulantes por las más diversas temáticas.
Los cobros de intereses excesivos de los bancos, la utilización de información privilegiada y las condiciones laborales de los trabajadores, incomodaron al candidato de la oposición chilena. En tanto, el ex presidente, hoy carta de la Concertación, debió responder por la incongruencia entre proponer “más Estado” para un futuro gobierno y las sucesivas privatizaciones a empresas estatales que ejecutó mientras estuvo a la cabeza del país (1994-2000).
Por su parte el independiente Enríquez-Ominami fue cuestionado por la reforma tributaria que propone dentro de su programa y que plantea, entre otras cosas, elevar los impuestos a los empresarios chilenos.
A su vez, el representante de la Mesa Unitaria de la Izquierda, Jorge Arrate, tuvo que responder sobre su labor como ex ministro de Educación en el primer gobierno de la Concertación, luego del retorno a la democracia, cuya gestión ha sido puesta en tela de juicio.
Así, Piñera no pudo esquivar preguntas relativas a su “exitosa” carrera empresarial, las críticas a su rol de especulador financiero y al conflicto de intereses que se produce entre ésta y sus intenciones presidenciales.
El menos arriesgado en sus comentarios fue Eduardo Frei, que mantuvo un discurso conocido: “Pienso que la Concertación es una coalición que le ha dado estabilidad, paz social a Chile y ha contribuido al crecimiento (...). Nunca hace 15, 20 o 30 años íbamos a pensar que llegaríamos a este nivel y, por lo tanto, creo que el país ha avanzado y creo que se ha desarrollado”, expresó.
Arrate y Enríquez-Ominami coincidieron en diferenciarse de Frei y Piñera en lo que hace a las libertades individuales. El izquierdista, marcando la diferencia con Frei, explicó que es partidario de despenalizar el consumo y cultivo de marihuana para consumo personal, postura que Enríquez-Ominami también apoya. Frei se opuso de forma radical argumentando que “el punto central es la adicción y al final se termina en una droga más dura”.
En tanto Enríquez-Ominami dejó en claro que está a favor del matrimonio entre homosexuales. Frei señaló que “el matrimonio es entre hombres y mujeres”. El candidato de la derecha hizo patente las perspectivas más conservadores respecto de aquellas materias: al ser consultado, sólo dijo “no”.
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