Miércoles, 30 de junio de 2010 | Hoy
EL MUNDO › ARRANCó EN FRANCIA EL JUICIO CONTRA EL EX DICTADOR MANUEL NORIEGA POR LAVADO DE DINERO DE LOS NARCOS
Vestido con un impecable traje negro, Noriega, el dictador panameño, parecía una paloma de la paz cuando encaró su defensa y, en presencia de sus tres hijas, citó su trabajo para la CIA y su mediación entre Fidel Castro y Washington.
Por Eduardo Febbro
Desde París
Manuel Antonio Noriega recurrió a sus influencias y amigos de antaño en su primera aparición ante el Tribunal Correccional de París. Vestido con un impecable traje negro, una camisa blanca y corbata gris, el dictador panameño parecía una paloma de la paz cuando encaró su defensa y, en presencia de sus tres hijas, citó las tareas realizadas en la época en que era presidente de Panamá, cuando trabajaba para la CIA, mediaba entre Fidel Castro y Washington y, según reiteró en su defensa, era un arma decisiva en la lucha contra el narcotráfico. “En ese período –dijo Noriega– cumplí con exceso la represión contra la droga y por eso recibí los mejores elogios de Estados Unidos, de Interpol y de muchos países que se beneficiaban con la lucha contra los narcotraficantes.” El ex general, extraditado de Estados Unidos el pasado 25 de abril, comparece en Francia bajo la misma acusación que en 1999 le costó ser condenado en ausencia a 10 años de cárcel: blanqueo de dinero oriundo del narcotráfico. A juzgar por la suma que habría lavado a través de varias cuentas abiertas en Francia, unos 2,8 millones de euros, es lícito suponer que Noriega, quien también fue un gran amigo de Francia, debe tener otras cuentas pendientes ocultas o que su juicio en París responde a otros propósitos que los que figuran en la acusación oficial.
Además de las distinciones y felicitaciones que Noriega recibió de sus ex amigos norteamericanos, el presidente socialista francés, François Mitterrand, le colgó en la solapa la distinción más alta que otorga Francia, la Legión de Honor. Pero el general perdió sus legiones y sus honores en algún entrevero del destino. Su abogado, Olivier Metzner, recordó ante la prensa la extensa foja norieguista de servicios prestados: la CIA, Castro, Nicaragua. Olivier Metzner, que es uno de penalistas más reconocidos en Francia y los otros abogados de Noriega no consiguieron que la Justicia francesa accediera a sus demandas: los tribunales le rechazaron la liberación, rehusaron reconocerle el Estatuto de prisionero de guerra que exigían sus defensores y tampoco le otorgaron inmunidad que, según sus defensores, Noriega se merece porque los hechos que se le imputan ocurrieron cuando era presidente. La cárcel parisina de la Santé se ha convertido en un laberinto para el general. A principios de junio Panamá cursó a Francia un pedido oficial de extradición a fin de que Noriega cumpliera en su país la pena de 20 años de cárcel a la que fue condenado por el asesinato del opositor Hugo Spadafora (1989). Sin embargo, el gobierno francés reiteró que Noriega deberá antes pagar sus cuentas atrasadas con la Justicia francesa.
Ayer, el ex presidente fue locuaz con su historia. El eje central de su alegato consistió en presentarse como un héroe de la lucha contra el narcotráfico y como una víctima de Estados Unidos: “Lo digo con toda humildad y respeto: esto es un montaje bancario financiero imaginario. (...). Soy la víctima de la misma conspiración que los Estados Unidos hicieron contra mí en Miami”. Con voz firme, Noriega narró sus orígenes modestos, su carrera militar, sus entrevistas con el mariscal Tito (ex Yugoslavia), el coronel Gadafi (Libia), Mao y la casi totalidad de los dirigentes latinoamericanos de la época. El ex general evocó también al ex secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, y el Plan Cóndor. En ese recorrido por los años de plomo y de la Guerra Fría Noriega se detuvo en el punto que, según él, desencadenó su desgracia. Con el mismo tono sostenido y convincente, el ex militar dijo: “Los Estados Unidos quisieron terminar con los sandinistas. El almirante Poindexter (ex jefe del Consejo de Seguridad del presidente Ronald Reagan y uno de los artífices del famoso Irangate) vino a Panamá. Nos dijo que debíamos ser la vanguardia de la lucha contra Nicaragua. Entonces dije que no. Poindexter golpeó su pipa contra la mesa y me dijo que yo iba a retirar lo que acababa de decir. Fue a partir de allí cuando comenzó la propaganda negativa contra mi persona, después de haber tenido años de cooperación abierta con Estados Unidos”. La pieza judicial interpretada por Noriega prosiguió cuando le dijo a la presidente del Tribunal que tenía documentos para probar lo que decía, que por no haber querido ser la “punta de lanza de Estados Unidos” para “arrasar con todas las fuerzas de izquierda y los comunistas” había llegado a donde estaba. “Ese es el método que utilizó Goebbels en la Alemania nazi. Me acusaron de ser un ladrón, después un asesino, un corrupto y un tirano y, al fin, un narcotraficante.”
La amistad entre Washington y Panamá era tal que el general aclaró que los “Estados Unidos creyeron en mí para que yo fuera un canal de comunicación, como por ejemplo con el comandante Fidel Castro”. Sus amigos no eran del montón. Noriega contó que se entrevistó varias veces con George Bush cuando éste era jefe de la CIA.
Muchos nombres y episodios importantes y sangrientos en la boca de un anciano a quien Estados Unidos metió a la cárcel luego de una intervención militar que costó muchas vidas de civiles con el argumento de que Noriega era un operador del narcotráfico y una rama del cartel de Medellín. Francia lo sentó en el banquillo por las mismas razones: blanqueo de dinero del cartel de Medellín a través del BCCI, Bank of Crédit and Commerce International. Esta institución financiera fue cerrada en 1991 por fraude internacional generalizado y tiene un paso constatado y fraudulento en la Argentina. El BCCI resultó un destacado operador en los montajes de lavado de dinero durante el menemismo, la venta de armas, un profuso río de inversiones realizadas por el saudita Gaith Pharaon y jugosos negocios con la deuda exterior argentina. El general Noriega cuenta, entre sus amigos pasados, con una colección de prontuarios dignos de un tribunal especial. El juicio al general durará hasta el miércoles y la sentencia será conocida en septiembre.
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