El barco con ayuda humanitaria de la Fundación Khadafi no pudo llegar a Gaza y atracó anoche en un puerto egipcio. Después de un desfile de versiones periodísticas y en medio de un clima de tensión por el recuerdo de los nueve muertos de la flotilla turca, el carguero de bandera moldava decidió cambiar el rumbo a la mañana. Cuatro barcos de guerra israelíes lo escoltaron hasta que entró en aguas territoriales egipcias. Según el director de la Fundación que creó el hijo del coronel Muammar Khadafi, el gobierno de El Cairo les garantizó que las dos mil toneladas de alimentos y medicinas llegarán a la Franja de Gaza. “El objetivo de Amalthea ha sido alcanzado sin derramamiento de sangre”, explicó Yussef Sawan. El encargado de llevar la carga del puerto egipcio al territorio palestino ocupado será la Media Luna Roja.

Desde la ciudad de Gaza, Ismail Haniye, primer ministro devenido en autoridad de facto, había seguido muy de cerca el avance del carguero Al Amal. “No caigan en trucos ni atraquen en ningún otro puerto que el de Gaza. Están navegando esperanza en el mar”, había dicho el líder de Hamas durante una ceremonia oficial. Haniye había elegido ese día para bautizar una calle del campo de refugiados de Yabalia, en el norte de la Franja, con el nombre de “Flotilla de la Libertad”, como se conoció al grupo de barcos y cargueros turcos que fueron atacados por un grupo militar de elite israelí cuando intentaban romper el bloqueo de Tel Aviv, el 31 de mayo pasado.

A pesar de los reiterados llamados de Haniye por “resistir” en ultramar, los nueve pasajeros de la Fundación Khadafi –seis libios, un nigeriano, un marroquí y un argelino– decidieron poner fin a su aventura. Habían pasado una noche difícil. Se les había roto uno de los motores, lo que los obligó a disminuir mucho la velocidad, al mismo tiempo que un grupo de barcos de guerra israelíes los rodeó. Así estuvieron hasta que amaneció. Según versiones periodísticas, un negociador europeo trabajó contrarreloj para evitar una nueva masacre y finalmente consiguió un acuerdo con el gobierno egipcio.

“Nos satisface comprobar que el barco atracó en Al Arish y que su cargamento podrá ser transferido por las vías establecidas hacia Gaza”, informó varias horas después Richard Miron, vocero del enviado especial de las Naciones Unidas para Medio Oriente, Robert Serry. Desde la sede de la ONU en Nueva York, el gobierno de Benjamin Netanyahu ya había advertido que no permitiría ni la más mínima violación al bloqueo aéreo, marítimo y terrestre que mantiene sobre la Franja de Gaza hace casi tres años. “Ningún barco puede romper este bloqueo, ya se trate de buques civiles o militares. Quienquiera que viole el bloqueo deberá enfrentarse a represalias”, había amenazado el enviado israelí ante el Comité de Derechos Humanos, Sari Rubenstein.

Desde Gaza, Haniye no se dio por vencido y les pidió a las naciones musulmanas que continúen enviando ayuda humanitaria vía marítima y terrestre hasta que el gobierno israelí tenga que ceder. Varias organizaciones europeas ya adelantaron que están preparando tripulaciones y barcos para lanzarlos a ultramar con destino a la costa de la Franja de Gaza.

Sin embargo, Tel Aviv se mantiene dura en su posición, especialmente después de que firmó junto con Tony Blair, el delegado del Cuarteto Internacional –Estados Unidos, Unión Europea, Rusia y la ONU–, un acuerdo para aflojar un poco el bloqueo. Tanto Hamas como Fatah, la fuerza que gobierna Cisjordania, denunciaron el acuerdo como gesto superficial, que habilitó el ingreso de productos como mayonesa y canela, mientras siguen negando la entrada de otros productos básicos como pañales y toallitas femeninas y necesarios para la reconstrucción como cemento y acero.