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Los 72 asesinados en Tamaulipas eran inmigrantes de Centro y Sudamérica, dijo un ecuatoriano que fue herido pero logró dar aviso a las autoridades. Los países de los que venían estas personas y Amnistía Internacional condenaron la masacre.

Luis Fredy Lala Pomadilla, un joven ecuatoriano de 19 años, está internado por una herida de bala en el rostro en el hospital de Matamoros, donde declaró y dijo que logró sobrevivir porque sus atacantes lo dieron por muerto. Según relató el muchacho, un grupo de inmigrantes brasileños, hondureños y salvadoreños que entró por Chiapas se dirigía a la frontera con Estados Unidos. En ese momento fueron interceptados por delincuentes armados que dijeron pertenecer al grupo Los Zetas, como publicó el diario La Jornada de México. Primero los interrogaron y los extorsionaron. Después, los acribillaron.

Según dijo el portavoz del Ministerio de Seguridad, Alejandro Poiré, todavía se estaban identificando los cuerpos y sus lugares de procedencia. Poiré explicó que las bandas narco llevan tiempo secuestrando inmigrantes para extorsionarlos o para sumarlos a sus filas, según reprodujo La Jornada. Los cadáveres van a ser enviados a sus países de origen, anunciaron desde el gobierno de Felipe Calderón. El mandatario repartió culpas ayer por la ola de violencia que padece el país. “Ganar la lucha contra el narcotráfico dependerá en gran medida de la corresponsabilidad de los estados; el problema es que la mayoría de los estados son gobernados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI)”, disparó.

Por su parte, la Cancillería brasileña confirmó que, al menos, cuatro de sus ciudadanos estaban dentro de los muertos en Tamaulipas. Según un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasilia, las autoridades mexicanas dispusieron que una aeronave despegara hoy desde la capital mexicana hacia Tamaulipas con representantes diplomáticos de los países que tienen conciudadanos entre las víctimas de la masacre. “Representantes de nuestra embajada deberán estar en ese vuelo para acompañar la situación”, añadió el vocero.

“De comprobarse que son inmigrantes sería algo lamentable”, añadió Miguel Ugalde, representante de la Cancillería en la Mesa Nacional para las Migraciones de Guatemala. El director de la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal guatemalteca denunció la situación de los migrantes que pasan por México. “La mayoría son secuestrados y torturados”, dijo el sacerdote Mauro Berceletti. El cura explicó que muchos inmigrantes centroamericanos son secuestrados por bandas que exigen rescates a sus familias y, cuando éstas no pagan, asesinan a sus cautivos.

Amnistía Internacional (AI) se sumó a la ola de repudios. “Este caso, después de que las autoridades hayan precisado su documentación, se va a convertir en un emblema de la capacidad o incapacidad para hacer frente a los abusos contra los indocumentados en México”, afirmó Alberto Herrera, director de AI en México. “Son escandalosos los niveles de impunidad que hay en este país”, remató Herrera.