Sábado, 4 de septiembre de 2010 | Hoy
EL MUNDO › TRAS CUATRO AñOS DE CONVALECENCIA, DIO SU PRIMER DISCURSO EN LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA
Fidel Castro advirtió sobre los peligros de una guerra nuclear al pie de la emblemática escalinata donde hace más de medio siglo dio sus primeros discursos revolucionarios. Habló 45 minutos, saliendo a veces del texto, como en otros tiempos.
El líder cubano Fidel Castro pronunció ayer su primer discurso en un acto multitudinario al aire libre, cuatro años después de dejar el poder por una enfermedad, en la simbólica escalinata de la Universidad de La Habana, donde alertó sobre una guerra nuclear. Castro, de 84 años, apareció de gorra y uniforme verde oliva sin insignias militares y con gafas de lectura, ante decenas de miles de estudiantes, a quienes advirtió de los “terribles peligros” de una catástrofe atómica si Estados Unidos e Israel atacan a Irán.
“Le ha correspondido a Cuba la dura tarea de advertir a la humanidad del peligro real que está confrontando. En esa actividad no debemos desmayar frente a los escépticos, nuestro inconfundible deber es seguir librando la batalla”, aseguró con voz firme y clara. El ex gobernante dio su último discurso en un acto público masivo el 26 de julio del 2006, tras lo que fue operado de urgencia, con una hemorragia intestinal, y cinco días después debió delegar el poder a su hermano Raúl Castro.
En la emblemática escalinata donde hace más de medio siglo dio sus primeros discursos revolucionarios y a la que –dijo en referencia a su enfermedad– “nunca imaginé volver”, el líder comunista leyó de pie un mensaje de 45 minutos, saliéndose del texto en unas tres ocasiones.
“Esta escalinata guarda imborrables recuerdos de los años en que comencé a tener conciencia de nuestra época y nuestro deber. A esa edad descubrí mi verdadero destino”, dijo Castro, quien hace 65 años, entonces un veinteañero, ingresó a esa universidad para graduarse de abogado.
El ex presidente reapareció en público en julio pasado, con cortas visitas a centros académicos, encuentros y pequeños actos, hasta llegar al Parlamento el 7 de agosto, donde habló ante unos 600 diputados y la prensa internacional, tras recuperarse sorprendentemente de la severa enfermedad intestinal que lo tuvo al borde de la muerte. “A lo largo de más de tres meses de incesante batallar me esforcé modestamente por divulgar ante un mundo inadvertido los terribles peligros que amenazan la vida humana en nuestro planeta”, dijo desde la tribuna, flanqueada por una enorme manta con el rostro del guerrillero argentino Ernesto “Che” Guevara.
Simbolismos y alegorías siguieron ese retorno a la escena: primero sólo con camisa a cuadros, luego de verde oliva, después uniforme completo sin charreteras militares. De discursos leídos de pocos minutos, llegó a los 45 minutos, saliendo a veces del texto como en otros tiempos.
Pero el retorno público del hombre que gobernó Cuba 48 años no implicó hasta ahora un regreso al poder. En sus 300 artículos de prensa escritos en convalecencia, sus recientes discursos y entrevistas, no tocó temas locales, pese a conservar el poderoso cargo de primer secretario del Partido Comunista (PCC) y el honorífico de comandante en jefe.
El líder comunista abordó en esas actividades su tesis de una inminente guerra nuclear en el Medio Oriente, al igual que en el acto de la Universidad, pero éste es el primero ante decenas de miles en pleno aire libre, como solía hacerlo cuando era presidente. Castro rememoró la lucha por la independencia de Cuba y la revolución que él mismo lideró para derrocar al régimen de Fulgencio Batista, pero consideró que “los terribles peligros que amenazan la vida humana”, sobre todo la amenaza de una hecatombe nuclear, constituyen una meta aún más alta que la lucha por la soberanía. “Cuán lejos estábamos de pensar después del triunfo, que en una ocasión como ésta volveríamos a reunirnos en esfuerzos aun mayores y con objetivos superiores a los que en un tiempo nos parecieron las más altas metas de los pueblos”, afirmó.
Fidel aguantó de pie durante todo el discurso, pese a los problemas de movilidad que ha reconocido abiertamente en una reciente entrevista con el diario mexicano La Jornada. Solamente se quejó en dos ocasiones, una para pedir un poco de agua y otra por el sol que le llegaba de frente y que le impedía seguir su discurso, que fue leído y no improvisado como era costumbre antes de su enfermedad. El máximo líder de la revolución mantiene su influyente cargo de primer secretario del Partido Comunista (PCC) y el título de comandante en jefe, pero desde que reapareció hasta ahora no ha tratado públicamente asuntos de política interna.
Acompañado de su esposa Dalia Soto del Valle, Castro acudió al acto de casi una hora, en el que fue presentado como primer secretario del PCC y al que no asistió su hermano Raúl Castro, ocupado en enderezar la compleja y grave crisis económica que agobia al país.
“Como en otros tiempos, al parecer lejanos y que a mí me parece fue ayer les agradezco el apoyo moral que le están ofreciendo a esta lucha por la paz. Los exhorto a no dejar de batallar en esa dirección. En ésta, como en muchas luchas del pasado, es posible vencer”, dijo a los universitarios, que coreaban: “¡Fidel! ¡Fidel! ¡Fidel!”.
En una entrevista publicada esta semana en el diario mexicano La Jornada, Castro expresó que llegó a estar muerto, pero que resucitó en un “mundo de locos”, y dijo tener mucho por hacer en momentos en que el planeta vive “la fase más interesante y peligrosa de su existencia”.
El revolucionario que promovió guerrillas en casi toda América latina, enfrentó a más de una decena de gobernantes estadounidenses y envió tropas al Africa en los años ’70, dijo recientemente que aceptó por “sacrificio” en 1962 la instalación en Cuba de los misiles soviéticos, que pusieron al mundo al borde de la guerra nuclear. Ahora Castro, último protagonista con vida de la Guerra Fría, está dedicado, según dijo ante el Parlamento, a “persuadir” al presidente Barack Obama de evitar una “hecatombe nuclear” que según él se desatará si Estados Unidos e Israel atacan a Irán.
“La única victoria está en ganar la paz. Hoy enfrentamos dos grandes desafíos: la consolidación de la paz mundial y salvar el planeta del cambio climático”, expresó Fidel ante los miles de universitarios. “No quiero estar ausente en estos días. El mundo está en la fase más interesante y peligrosa de su existencia y yo estoy bastante comprometido con lo que vaya a pasar. Tengo cosas que hacer todavía”, dijo Castro a La Jornada.
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