Casi, pero no todavía. Luego de que un juez británico le concediera ayer la libertad bajo fianza, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, deberá permanecer en prisión preventiva por lo menos 48 horas más debido a que la fiscalía de Suecia advirtió que apelará el fallo. “Esto realmente se está convirtiendo en un juicio mediático”, consideró su abogado, Mark Stephens, tras recibir confirmación de la decisión sueca. Assange ofreció pagar 240 mil libras por su libertad, coartada desde hace una semana a raíz de dos denuncias con las que carga por acoso sexual en el país nórdico.

La abogada que representa al Estado sueco, Gemma Lindfield, anunció a última hora de la tarde de ayer al juez de primera instancia de Westminster, Howard Riddle, la intención de ese país de recurrir el fallo que brinda al fundador de Wikileaks la libertad bajo fianza. El recurso deberá ser examinado por el Tribunal Superior de Londres en un plazo de 48 horas, tiempo durante el que el acusado permanecerá en la cárcel de Wandsworth. Según uno de sus abogados, Mark Stephens, las condiciones de la detención de su defendido son “orwellanas” y denunció que le censuraron la correspondencia.

La noticia sobre la apelación sueca sorprendió a la defensa de Assange. Stephens había anunciado inicialmente que el país acusador no iba a apelar la decisión. Horas después y con las novedades sobre la mesa, atribuyó el cambio en la situación a una “confusión en los mensajes”.

En una audiencia a la que se presentó ayer por la mañana, el fundador de Wikileaks reiteró a un tribunal londinense su pedido de continuar fuera de la cárcel el proceso para su extradición a Suecia. La primera vez que se expresó en este sentido obtuvo una negativa por parte de la Justicia inglesa, que argumentó su decisión en base a un “peligro de fuga”.

Una semana después, y con el derecho jurídico aprobado por la Justicia, lo único que le restaba a Assange era reunir las 200 libras para aportar en efectivo ante el tribunal y las 40 mil necesarias para los dos avales requeridos. No obstante, para cuando Riddle dio a conocer su dictamen, varios activistas defensores de los derechos humanos y una decena de celebridades ya habían expresado su aporte para reunir la suma en cuestión. Entre los garantes figuran el periodista de investigación John Pilger, los cineastas Ken Loach y Michael Moore y la hermana del parlamentario conservador Zac Goldsmith y ex pareja del actor Hugh Grant la multimillonaria Jemima Khan.

Famosos y no famosos coinciden con el equipo defensor de Assange, liderado por el jurista especializado en derechos humanos Geoffrey Robertson, en que el arresto del australiano significa un intento de silenciarlo por parte del gobierno de Estados Unidos, debido a la divulgación en el sitio web de su propiedad de documentos confidenciales de la diplomacia norteamericana, y que las acusaciones suecas son sólo una etapa previa a su entrega a Washington.

Además de la fianza, el magistrado exigió que Assange porte un dispositivo geolocalizador –un brazalete electrónico–, que cumpla con un toque de queda, que entregue su pasaporte a la policía y que permanezca en un domicilio fijo hasta, por lo pronto, el 11 de enero, la próxima vez que deberá presentarse ante la Justicia. Como sugirieron sus abogados, el fundador del sitio web vivirá en el condado de Suffolk (este de Inglaterra), en una propiedad de Vaughan Smith, presidente del Frontline Club, el club de periodistas de Londres donde Wikileaks tiene establecido su cuartel general británico. Riddle se manifestó satisfecho por las condiciones impuestas “en lo relativo al riesgo de fuga”, que alegó el 7 de diciembre pasado, cuando al momento de presentarse ante la policía, el australiano solicitó la libertad bajo fianza.

No obstante la extensión del encierro, Stephens aseguró que el fundador del sitio revelador estaba “muy satisfecho” con el fallo y que permanecía “confiado en la Justicia británica”. Por su parte, el detenido dictó un mensaje a su madre, Christine, para que lea ante la prensa, en la que remarcó que resistirá “cualquier embate” contra la destrucción de su plataforma web y puntualizó: “Sigo creyendo en los ideales por los que siempre abogué. Si algo logró este proceso, fue aumentar mi determinación de que (tales ideales) son verdaderos y correctos”, insistió.

Assange se refirió específicamente a las empresas que rompieron sus relaciones comerciales con Wikileaks y bloquearon los pagos hacia ese portal, como las tarjetas de crédito Mastercard y Visa y el servicio de pago PayPal. “Ahora sabemos que Visa, Mastercard y Paypal son instrumentos de la política exterior de Estados Unidos. Es algo que ignorábamos”, apuntó.