Viernes, 18 de febrero de 2011 | Hoy
EL MUNDO › BRIGADAS EN FAVOR DE KHADAFI ATACARON AL CENTENAR DE MANIFESTANTES QUE SE ENCONTRABAN PASANDO LA NOCHE EN LA PLAZA MUNICIPAL
La jornada de ayer fue catalogada por los manifestantes como “el día de furia” y la metodología estatal para apaciguar las protestas no hizo más que incrementar la furia del pueblo, que se defendió de los ataques con piedras.
La muerte como método oficial para poner fin a las revueltas que sacuden varias ciudades de Libia llegó rápido. A tan sólo un par de días de que miles de ciudadanos se volcaron a las calles para reclamar la renuncia al primer ministro, Muammar Khadafi, la represión que desplegó el gobierno dejó un saldo de más de 40 muertos, la mayoría en la ciudad esteña de Al Bayda. La jornada de ayer fue catalogada por los manifestantes como “el día de furia” y la metodología estatal para apaciguar las protestas no hizo más que incrementar la furia del pueblo que, lejos de abandonar las calles, hizo frente a los ataques con piedras, incendió edificios estatales y estaciones de policía. Los medios de comunicación oficialistas informaron de la existencia de sólo dos muertes.
El ambiente en las protestas recrudeció en la madrugada de ayer cuando, en Al Bayda, ciudad fronteriza con Egipto y uno de los focos de protestas más violentos, brigadas de activistas a favor de Khadafi atacaron al centenar de manifestantes que se encontraban pasando la noche en la plaza municipal. Los enfrentamientos dejaron un saldo de 35 muertos, que se sumaron a los dos producidos el miércoles, y varias decenas de heridos.
El diario Quryna, uno de cuyos dueños es Seif el Islam, uno de los hijos de Khadafi, redujo a dos la cantidad de muertos. El diario oficialista también informó que las autoridades libias echaron al responsable local de seguridad por la muerte de esas dos personas. En tanto, dos medios electrónicos opositores con sede en Londres, Al Youm y Al Manara, indicaron que en Bengasi los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas policiales causaron seis muertos y 35 heridos.
En diálogo con la cadena árabe de noticias Al Jazeera, un líder opositor libio que permanece en el exilio, Mohammed Ali Abdellah, aseguró que el gobierno interrumpió el suministro de insumos a los hospitales de varias ciudades con el objetivo de impedir el tratamiento de manifestantes que ingresaban heridos. Allí, fuentes de esas instituciones informaron que asistieron a cerca de 70 heridos, al menos once en estado grave.
Con el correr de las horas, la violencia se expandió al resto de los puntos de concentración popular. En Zentan, al sudeste de la capital, dos personas murieron en enfrentamientos con policías y oficialistas, mientras que los manifestantes en contra del gobierno prendieron fuego una comisaría, el edificio de Tribunales, la sede de la Guardia de Seguridad y una unidad básica del partido de gobierno. En Rijban, un pueblo cercano, se registró otro muerto. Un grupo de manifestantes se expresaban en la ciudad de Darnah, cuando una patota de matones pro gobierno y la policía comenzaron a atacarlos. Además, las líneas telefónicas no funcionaban desde el miércoles y muchos sitios web opositores fueron bloqueados durante gran parte del día.
Tanto Al Jazeera como Al Arabiya, otra cadena de noticias de Medio Oriente, como diversos organismos de derechos humanos denunciaron que la policía utilizó armas de fuego para dispersar las manifestaciones. Además, la sede de Human Right Watch de Nueva York aseguró que las autoridades libias detuvieron a catorce activistas, escritores y manifestantes que formaron parte de la organización de “el día de furia”, como fueron calificadas popularmente las concentraciones de ayer.
Las redes sociales Facebook y Twitter funcionaron como vía de contacto principal a la hora de convocar a manifestantes. Y resultaron tan útiles para los reclamos en contra del primer ministro, quien desde que tomó el poder hace 40 años se hace llamar “líder y guía de la gran Revolución”, como para aquellos que le expresaron su apoyo. En este punto, Trípoli, la capital libia, tuvo un protagonismo exponencialmente diferente a los de la plaza Tahrir, en el centro de El Cairo, la capital egipcia, y las calles de la ciudad cabecera de Túnez, escenarios principales de los reclamos en contra de los gobiernos de ambos países.
La Plaza Verde de Trípoli fue campo de juego exclusivamente de manifestaciones de apoyo incondicional a Khadafi, impulsadas por centenares de libios. Allí acudieron militares, funcionarios de gobierno y policías, convocados a través de Internet. El gobierno ordenó el cierre de escuelas para animar a los alumnos a sumarse a esas manifestaciones.
Khadafi mostró en varias ocasiones públicamente su desaprobación de la revolución en Túnez y su miedo al contagio en su país. El 15 de enero, al día siguiente del derrocamiento del presidente tunecino Ben Ali, salió a defenderlo y a principios de la semana pasada tuvo una actitud similar con el egipcio Hosni Mubarak.
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