El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, presentó ayer un borrador para una reforma judicial, un día antes de la reanudación de su proceso por corrupción. El gabinete del jefe de gobierno dio ayer su aprobación a la reforma. Observadores y la oposición tildaron la iniciativa legal de intento de Berlusconi por debilitar a los jueces y fiscales, a los que tanto aborrece. Sin embargo, el magnate y político desmintió que su reforma tuviese relación alguna con sus problemas personales con la Justicia. “Esta es una reforma memorable y un importante punto programático de nuestro gobierno, que nada tiene que ver conmigo y con los procesos pendientes”, afirmó un combativo Berlusconi con un enorme apósito en la mejilla tras someterse el lunes a una intervención quirúrgica de mandíbula. Uno de los principales puntos que se conocen de momento sobre la reforma es la separación de carreras de jueces y fiscales. Hasta ahora en Italia un juez podía ejercer también de fiscal y viceversa. Además se creará un tribunal para procesar a jueces y fiscales que cometieron faltas. La iniciativa estipula además que los fallos absolutorios no podrán ser revocados. El magnate mediático de 74 años está inmerso en una vorágine procesal. Hoy se retoma en Milán un proceso en su contra por soborno del que fuera su abogado, el británico David Mills, a cambio de declaraciones falsas. En los años ’90, Berlusconi pagó a Mills presuntamente 600.000 dólares. Según la defensa, el primer ministro no comparecerá. En el caso Mills, Berlusconi podría ser condenado en poco tiempo. La semana pasada se reanudó además el proceso Mediaset por el supuesto fraude fiscal en la venta de derechos de películas y televisivos. El 6 de abril comienza además el sonado proceso contra Il Cavaliere en el resonado caso “Ruby”.