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Aunque todavía no timonea el barco, el presidente electo del gobierno español ya da indicios claros de hacia dónde navegará el país peninsular. Mariano Rajoy (foto) se reunió por separado con sindicatos y la patronal y los emplazó a negociar sobre los puntos centrales de la próxima reforma laboral. El líder del conservador Partido Popular advirtió que impondrá su propia reforma si no hay acuerdo sobre el tema, que asoma como el primer conflicto social en potencia para el futuro gobierno. Por el momento no se conocen los detalles del plan del PP, aunque los medios y expertos españoles coinciden en dar por descontado que será una reforma laboral dura, con una modificación radical de la negociación colectiva, que facilite a los empresarios una negociación que tienda a la baja de los sueldos de los trabajadores.

Los sindicatos adelantaron sus reservas sobre el proyecto y dijeron que tomarán una posición en base a la propuesta del gobierno, aunque también señalaron que confían en que la negociación con la patronal pueda mejorar polémicos aspectos de otra reforma laboral decretada este año por el saliente gobierno socialista. Por su parte, algunos dirigentes del PP asumen que la reforma provocará, como mínimo, protestas en las calles y posiblemente una huelga general, aunque otros señalan que no están dadas las condiciones ni los sindicatos tienen la fuerza necesaria como para la realización de un paro nacional después del 22 de diciembre, cuando se espera que Rajoy tome el fierro caliente que deja José Luis Rodríguez Zapatero.

Rápido de reflejos, y a fin de evitar el peor escenario, el presidente electo convocó la reunión con la evidente intención política de presentarse como vencedor de los comicios con control total del Parlamento. De este modo, Rajoy intenta mostrarse como un futuro mandatario con un perfil negociador que, en vez de usar su poder para imponer su reforma, prefiere que sea resultado de un diálogo social. Al finalizar la reunión, el secretario general de Comisiones Obreras (CCOO), Ignacio Fernández Toxo, dijo que Rajoy conminó a su central obrera a negociar con urgencia con la patronal para llegar a una reforma consensuada para el país, que sufre su peor crisis económica en décadas, con un desempleo record, que ronda el 21,5 por ciento.

Toxo agregó que el futuro presidente le pidió agilizar los puntos básicos de la reforma, esto es, la negociación colectiva, el ausentismo, la contratación y la mediación, y pidió que le informen sobre el resultado de las tratativas después de la fiesta de Reyes. El presidente de la patronal CEOE, Juan Rossel, subrayó por su parte la extrema urgencia y necesidad de la reforma y dijo que Rajoy le pidió propuestas y acuerdos para la próxima ronda de contactos con los agentes sociales.

“La situación es de extrema urgencia y necesidad, nos estamos jugando el futuro del país y sería bueno que los agentes sociales dejáramos de lado maximalismos”, señaló Rossel luego de reunirse con el líder del PP en la sede del partido en Madrid. Convocado por Rajoy, Cándido Méndez, secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), reiteró su postura de que la reforma laboral no solucionará los problemas. “El empleo depende de la actividad económica y no de las normas de contratación”, afirmó Méndez, quien aseguró que la última reforma del gobierno socialista satisfizo los problemas de personal de las empresas al facilitarles la contratación y el despido, pero no solucionó el problema del desempleo.