EL MUNDO › LES DISPARARON A MIEMBROS DE UNA COMISIóN QUE INCLUíA A DOS HERMANOS DEL MANDATARIO AFGANO

Ataque talibán para vengar la masacre

Cuando estaban distribuyendo dinero en Kandahar entre las familias de las víctimas de la masacre del domingo, Qayoom Karzai y Shah Wali Karzai, así como varios otros funcionarios de alto perfil, quedaron bajo el fuego de armas livianas.

 Por Lianne Gutcher *

Desde Kabul

Los militantes talibán atacaron ayer a una delegación afgana enviada por Hamid Karzai para llevar a cabo una investigación sobre la masacre de 16 afganos por un soldado estadounidense en Kandahar. Los ataques ocurrieron mientras los insurgentes juraban decapitar a soldados estadounidenses como respuesta a los asesinatos.

La delegación –que incluía a dos de los hermanos del presidente Karzai– había ofrecido oraciones en una mesquita en Zangabad, de donde eran algunas de las víctimas del ataque del domingo. Cuando estaban distribuyendo dinero entre las familias de las víctimas, Qayoom Karzai y Shah Wali Karzai, así como varios otros funcionarios de alto perfil, quedaron bajo el fuego de armas livianas. Un soldado del ejército nacional afgano murió y un civil resultó herido en el ataque.

Los soldados del ejército afgano y los policías devolvieron el fuego durante unos 10 minutos. Los delegados, según un vocero del gobierno, resultaron ilesos. Los hermanos Karzai habían abandonado la escena para ir a una reunión en la ciudad de Kandahar minutos antes de que comenzara el ataque, añadió el vocero. “El talibán trató de mostrar su presencia en el área”, dijo el vocero Javid Faisel. “Pero la delegación pudo completar su misión. Los oficiales visitaron a las familias de las víctimas y hablaron con ellos y prometieron que el culpable será castigado.”

El ataque fue la primera señal de violencia desde que el soldado anónimo fuera arrestado después de abandonar la base en las primeras horas del domingo a la mañana y, aparentemente, al azar irrumpió en las casas y le disparó a la gente. La suma final de los muertos incluía a nueve niños.

La región tradicionalmente ha sido un bastión del talibán, cuyo movimiento se originó en la provincia de Kandahar. Los marines estadounidenses pelearon duramente para obtener el control del área de los militantes. En una declaración enviada ayer por e-mail a los periodistas, el vocero talibán Zabihullah Mujahid le advirtió a Estados Unidos que el grupo se estaba preparando para “decapitar a las sádicas tropas asesinas en cada rincón del país, en venganza por el martirio de cada uno de los afganos”.

En Jalalabad oriental, cientos de estudiantes gritaban “Muerte a Estados Unidos” y “Muerte a Obama” y supuestamente quemaron una efigie del presidente de Estados Unidos. Estados Unidos se ha mostrado ansioso por expresar su remordimiento por las muertes del domingo. El presidente Obama dijo ayer que estaba “desconsolado” en un último intento por mitigar la ira afgana, que en los meses recientes creció en respuesta a la quema de los Corán en una base aérea estadounidense y las fotos de los marines de Estados Unidos orinando sobre los cadáveres de insurgentes.

En otro intento por atemperar los sentimientos de bronca, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, dijo que el soldado podría enfrentarse a la pena de muerte si es hallado culpable. Al mismo tiempo, sin embargo, Estados Unidos no ha hecho nada para desalentar la especulación de que el soldado estaba sufriendo un cierto grado de enfermedad mental que, de ser cierto, probablemente mitigaría cualquier sentencia.

Un alto funcionario afgano dijo que los comentarios de Panetta eran “muy positivos” y que ayudaron a “aliviar las tensiones”. Los afganos en los pueblos afectados seguían sosteniendo ante la delegación que los asesinatos no pudieron ser llevados a cabo por un solo soldado.

Un soldado del ejército afgano notó cuando uno estadounidense se escurrió de la base el domingo a la mañana y alertó a sus superiores, quienes despacharon un grupo para buscarlo. Los oficiales estadounidenses especularon que los habitantes del pueblo pensaron que los miembros del grupo de búsqueda también eran atacantes, de ahí su negativa a creer que el soldado actuó solo.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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La masacre de dieciséis civiles del domingo reavivó el sentimiento antinorteamericano de muchos.
Imagen: EFE
 
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