En respuesta a la quema de copias del Corán en una base de la Organización Tratado del Atlántico Norte (OTAN), al video que circuló semanas atrás mostrando a soldados orinando sobre cadáveres y a la masacre cometida por un sargento del Ejército de Estados Unidos en Kandahar. Esas fueron las razones que esgrimieron grupos talibán, armados con pistolas, fusiles y lanzagranadas –aseveró el vocero Zabihulá Mujahid–, para lanzar una embestida múltiple contra varias embajadas en Kabul, donde además se atacó el Parlamento y el Palacio Presidencial. La ofensiva dejó al menos un saldo de 19 rebeldes muertos, según el Ministerio del Interior, y fue acompañada por otros ataques en diferentes puntos del país, entre ellos una base norteamericana en la provincia de Nangarhar e instituciones del gobierno en las provincias de Paktia y Logar. Mujahid advirtió que se llevarán a cabo más ataques como los que se registraron ayer, mientras Ryan Crocker, embajador estadounidense en Kabul, sostuvo en declaraciones a la CNN que en su reacción, las fuerzas de seguridad afganas mostraron una clara señal de progreso.

El portavoz talibán, que se encargó de reivindicar la autoría de los atentados, señaló que estos ataques son sólo el comienzo de la largamente planeada ofensiva de primavera, y agregó que la operación tiene el apoyo de decenas de combatientes en todo el país. La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) confirmó los ataques en al menos siete lugares distintos de la capital afgana, pero aseguró en un comunicado que las fuerzas de seguridad y la ISAF dieron la respuesta adecuada. Según algunos testigos, citados por la agencia española de noticias Europa Press, el ataque comenzó a las 14 (hora local) en la plaza de Zanbaq, en pleno corazón de Kabul y cerca de la zona donde se ubican las sedes diplomáticas. El epicentro de la acción talibán fue el recién construido Kabul Star Hotel, asaltado por hombres con chalecos explosivos, que desde los pisos superiores comenzaron a disparar cohetes contra la Embajada de Alemania, a escasos 150 metros de distancia.

Según la versión de la policía, varios atacantes ocuparon un edificio en construcción, ubicado en el barrio anexo de Wazir Ajbar Jan, frente al Parlamento, y abrieron fuego contra el Congreso afgano. Ante los disparos, los parlamentarios apoyaron a las fuerzas de seguridad en los combates contra los insurgentes. “Algunos parlamentarios, incluido mis guardaespaldas y yo, luchamos contra los atacantes, que tomaron un inmueble de seis pisos frente a la sede legislativa, que se hallaba en sesión”, dijo Mohammad Naeem Lalai, diputado afgano. El intento de tomar el Parlamento –que fue rechazado– fue una de las tres arremetidas realizadas simultáneamente en la capital.

Uno de los objetivos del golpe talibán fue la embajada británica, que recibió el impacto de al menos dos cohetes (una granada autopropulsada destrozó una torre de vigilancia). En tanto, un atacante suicida activó la bomba que llevaba consigo en la entrada del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) de Estados Unidos, situado en la provincia de Nangarhar, al este del país, según confirmaron autoridades locales. El jefe del distrito de Behsud, Nematulá, explicó en declaraciones al portal de noticias afgano Jaama Press que inmediatamente después que el rebelde se inmolara, se produjeron varias explosiones y un tiroteo.

El vocero de la ISAF, Carsten Jacobson, calificó los ataques organizados por los insurgentes como ineficaces y subrayó que no fue necesario asistir al Ejército afgano en su actuación para detenerlos, versión que contradice la acción llevada adelante por los parlamentarios. Para detener la ofensiva, agregó Jacobson, fue desplegada la Unidad de Respuesta de Crisis de Afganistán junto a la Policía afgana y a las Fuerzas del Ejército. Luego de matar o capturar a casi todos los atacantes, una vez controlada la situación, Crocker atribuyó el ataque a miembros de la Red Haqqani, estrecho colaborador logístico de los talibán, y agregó que los rebeldes carecen de la coordinación y el conocimiento técnico necesarios para perpetrar este tipo de ataques simultáneos.

La Unión Europea (UE) se sumó al repudio de los atentados y salió a apoyar al gobierno afgano. “La Alta Representante condena, en los términos más contundentes, los ataques coordinados lanzados hoy (por ayer), por elementos talibán, contra instalaciones de las instituciones del Estado y organizaciones internacionales”, señaló la vocera de la organización europea en un comunicado. Catherine Ashton, jefa de la diplomacia comunitaria, explicó que todos los funcionarios europeos en Afganistán se encuentran a salvo y aseguró que la UE seguirá vigilando de cerca la situación. “La UE desea reafirmar su apoyo al gobierno afgano y su compromiso para seguir apoyando los esfuerzos del gobierno para consolidar la estabilidad y la democracia”, señala la nota de Ashton. Además de los 19 insurgentes asesinados durante los ataques, 28 personas resultaron heridas (14 civiles y 14 policías), de acuerdo a la versión ofrecida por las autoridades afganas, que no difundieron un parte oficial con la ubicación geográfica de dónde se produjeron las muertes.