EL MUNDO › ELECCIONES MUNICIPALES

Los votos de Lula

 Por Eric Nepomuceno

Pasados diez días del comienzo de la propaganda electoral en radio y televisión, los resultados de las encuestas divulgadas jueves y viernes confirman lo dicho y redicho por analistas y por los carísimos especialistas en marketing político: cuando los candidatos empiezan a aparecer en la pantalla e invaden los hogares, la campaña empieza en serio.

Los resultados de los primeros sondeos luego del comienzo del horario político en cadena nacional de radio y televisión trajeron varias sorpresas. Y como suele ocurrir, cuando de sorpresas se trata, las hubo agradables, desagradables, angustiantes, estimulantes. Algunos candidatos saltaron de manera increíble y otros se derrumbaron con rapidez espeluznante, impresionando inclusive a sus rivales.

Los análisis de los primeros resultados indican un dato curioso: el poder de transferencia de popularidad del ex presidente Lula da Silva, ampliamente confirmado por la elección de la presidenta Dilma Rousseff, que jamás se había postulado a ningún cargo electivo, se muestra bastante más limitado, para decir lo mínimo, cuando se trata de una disputa en ámbito municipal. Pese a haberse dedicado con fuerza en algunas ciudades importantes, su presencia surtió efecto real solamente en San Pablo.

Hay que reconocer, desde luego, lo obvio: la campaña en televisión y radio apenas comenzó, y de aquí a los primeros días de octubre muchísimas cosas pueden cambiar, para bien y para mal de los candidatos, según cada caso. Pero, en el caso específico de Lula, si las cosas parecen marchar bien en San Pablo, en Recife, capital de Pernambuco, su provincia natal, el escenario pasó muy rápidamente a ser preocupante. Y en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, de donde vino Dilma Rousseff, las cosas tampoco parecen confortables para el PT de Lula.

Peor situación, sin embargo, es la que vive José Serra, candidato del PSDB a la intendencia de San Pablo. Es su cuarta disputa. Ganó una. Ha sido senador, ministro de Salud, de Planificación, gobernador, disputó en dos ocasiones la presidencia de la República (perdió con Lula en 2002 y con Dilma en 2010). Es decir, es el más conocido de todos los candidatos.

Para enfrentarlo, el PT presentó el nombre de Fernando Haddad, ministro de Educación de Lula y de Dilma, que jamás disputó elección alguna. El favoritismo de Serra era casi absoluto: 31 por ciento contra escuálido 6 por ciento de Haddad.

Pocas semanas antes de empezar la propaganda política por televisión y radio, otro postulante, Celso Russomano, un ex presentador de programas sensacionalistas en las tardes televisivas, empezó a crecer rápidamente en los sondeos. Muy popular en las clases bajas del electorado, ese crecimiento se explicaba por la enorme exposición que tenía en la televisión. A su vez, Fernando Haddad, del PT, no lograba despegar, inquietando tanto al electorado del partido como a algunos de sus dirigentes.

A menos de dos semanas de haber empezado el horario político en televisión, Russomano –que dispone de escasos dos minutos y once segundos– se sitúa en primer lugar, con 31 por ciento de preferencia del electorado. Serra se desplomó a 20 por ciento. Y Haddad, que recién ahora empieza a dejar de ser un ilustre de conocido, alcanzó la marca de 16 por ciento, gracias casi exclusivamente a la presencia de Lula en sus programas (así como Serra, él dispone de ocho gordos minutos, cuatro veces más que Russomano). Ya se admite la posibilidad de una impensable segunda vuelta sin José Serra.

Para el PT, estímulo en San Pablo, preocupación en Recife y en Belo Horizonte. En ambas ciudades Lula da Silva está presente en la televisión pidiendo votos para sus candidatos. En Recife, el senador Humberto Costa, quien fue ministro de Salud de su gobierno, estaba a confortables 22 puntos de distancia sobre su adversario más directo, Geraldo Julio, del PSB (Partido Socialista Brasileño), apoyado por el gobernador del estado, Eduardo Campos.

La gran sorpresa vino con los sondeos más recientes: Geraldo Julio logró, de manera increíblemente veloz, alcanzar al candidato de Lula. La expectativa en la capital de Pernambuco es que la disputa sea muy feroz, lo que podrá significar un alejamiento entre PT y PSB, firmes aliados en el gobierno federal.

En Belo Horizonte, la misma disputa entre PT y PSB se repite. Y, una vez más, con ventaja amplia para los socialistas: apoyado por el PSDB de Serra, el actual intendente, Marcio Lacerda, se mantiene a tranquilos 16 puntos de distancia de Patrus Ananias, a pesar del firme apoyo de Lula.

De aquí a las elecciones del 7 de octubre pasarán aguas y más aguas bajo el puente. Y, a juzgar por ese principio de campaña por radio y televisión, serán aguas agitadas. Habrá naufragios sorprendentes y parte de la alianza de apoyo al gobierno nacional podrá de-saparecer entre los ahogados.

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Imagen: EFE
 
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