El gobernante Partido Popular es una bolsa de gatos, donde sus referentes pelean para ver quién sale mejor parado de la espiral de corrupción que parece no tener fin. Esperanza Aguirre, una de las más fervientes opositoras del vapuleado Mariano Rajoy, salió con los tapones de punta y acaparó la atención de los medios españoles en las últimas horas. La ex presidenta de la comunidad de Madrid hizo votos por una urgente regeneración de la política que incluya una mayor democratización de las instituciones y los partidos, donde se den listas abiertas y una reforma de la ley electoral.

El comité de dirección del PP de Madrid se convirtió en un verdadero hervidero anteayer y fue testigo de fuertes cruces entre sus principales líderes políticos. Según el diario El País de España, el entredicho llegó a decibeles pocas veces visto. El enfrentamiento tuvo como protagonistas a Aguirre y a la actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella.

Puertas adentro, la ex presidenta de la comunidad de Madrid disparó contra lo hecho por Dolores de Cospedal, secretaria general del partido. El pico de la bronca, como la calificaron algunos allegados, tuvo lugar cuando Aguirre señaló que ella misma habría echado a Ana Mato, ministra de Salud, sospechada de haber de-sembolsado dinero utilizado en la trama Gürtel.

El País consignó ayer que por lo menos cuatro dirigentes del partido conservador de Madrid escucharon a Aguirre, durante el cónclave, criticando fuertemente a la secretaria general por la poca fortaleza desplegada en el caso Bárcenas. La ex presidenta madrileña sería partidaria de avanzar sobre el ex tesorero del PP. Aunque a la reunión asistieron una veintena de militantes, que acordaron no difundir los pormenores del encuentro, la pelea entre las funcionarias llegó a los medios españoles.

Consultada por la disputa puertas adentro del comité de dirección del PP de Madrid, Botella respondió: “Nunca me he sentido sola”. Por otra parte, la alcaldesa se quejó por la falta de cobertura que recibió de su partido ante la crisis que se desató en el PP madrileño, fruto de la tragedia que tuvo lugar en el Madrid Arena –local bailable donde, por una estampida, murieron cinco jovenes–, que precipitó la renuncia de cuatro miembros de su gobierno y se cargó, en las últimas horas, a Antonio de Guindos, secretario de Medio Ambiente y Movilidad de Madrid.

Además, según destaca El País, Aguirre le apuntó a Botella por el manejo político de la crisis, responsabilizándola de haber suscripto al desmantelamiento del Hospital La Princesa, oponiéndose abiertamente a la política sanitaria de Ignacio González, su sustituto desde septiembre al frente del gobierno regional.

Desde la oposición salieron al cruce de Aguirre. El vocero de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid, Gregorio Gordo, manifestó que la presidenta del PP de Madrid “no está en condiciones de regenerar absolutamente nada”. Sobre su salida del gobierno, Gordo señaló que esa decisión fue pensada para “preparar una especie de asalto dentro del PP”, según informó Europa Press. “Para haber dejado la primera línea de la política disimula bastante bien. Esperanza Aguirre está inmersa en un conflicto interno en el PP de dimensiones incalculables, que tiene como resultado todos los episodios que venimos conociendo, pero no puede intentar salirse de la quema de la que ella participa”, sostuvo Gordo.

Aguirre, de 60 años, fue intervenida hace dos años a raíz de un cáncer de mama. En el momento de su salida admitió que esa decisión estaba vinculada con la enfermedad que padeció. Agregó, a su vez, que en la renuncia pesaron motivos personales. “Quiero vivir más cerca de los míos”, dijo en una comparecencia para anunciar su dimisión, que tomó por sorpresa tanto a la clase política española como a los ciudadanos.