La protesta contra los recortes y medidas de ajuste, impulsados por el gobierno de Bélgica para superar la crisis, sumó de 30 a 40 mil personas y sorprendió ayer a los propios organizadores. “Por el poder adquisitivo, contra el congelamiento de salarios, por el mantenimiento íntegro del índice y por una política fiscal más justa y más progresiva” eran los lemas de la convocatoria.

Esta huelga fue la segunda que se produjo en Bélgica este mes, luego de que el 8 de febrero miles de empleados federales se sumaran a paros generales y salieran a manifestar contra la baja de los salarios. Esta vez, la medida fue contundente. Al principio, la huelga se sintió especialmente en los transportes públicos de la región de Bruselas y en la de Valonia, pero no en los servicios ferroviarios. En la capital, el subte y los tranvías circularon casi con normalidad pero los autobuses lo hicieron con poca o nula frecuencia. La red de autobuses valones quedó prácticamente detenida en torno de ciudades principales como Mons, en tanto que en otras zonas del sur del país circulaba uno de cada tres colectivos. Se agregaron a la marcha los trabajadores de la acería de Arcelor Mittal en Lieja, que temen por la permanencia de la planta desde que, en octubre de 2011, la empresa empezó a responder a la recesión europea cerrando líneas enteras de producción, postura que profundizó a fines de enero de 2013 y también se sumaron los empleados de la Ford local.

Participantes de la protesta explicaron que le estaban diciendo al gobierno socialista que “ya basta” y que quieren “trabajar honestamente”, pero “cobrar lo que corresponde por el trabajo que entregan”. Varios ministros del gobierno de coalición que dirige el socialista valón Elio di Rupo tienen previsto recibir a los representantes de los sindicatos, aunque no precisaron cuándo. Sobre todo, luego de conocerse que el oficialista francófono Partido Socialista (PS) y los socialistas (SP.A) pidieron “más honestidad a los sindicatos” y que reconozcan las acciones de “resistencia” a efectuar más recortes que está llevando a cabo el gobierno. “El PS está evitando que el gobierno cambie de rumbo hacia una dirección equivocada. Hemos dicho ‘no’ a los que quieren retrasar la edad de jubilación o cuestionar el índice jubilatorio”, indicó el presidente de esa formación política, Paul Magnette, al diario SudPresse.

El Parlamento belga aprobó este mes un presupuesto general para 2013 que incluye recortes para controlar el déficit del país, que aún deberá ajustar tres mil millones de euros para cumplir con el objetivo de mantenerlo en el 2,15 por ciento este año.