EL MUNDO › PRESION DE SENADORES REPUBLICANOS PARA EXPANDIR LA INVESTIGACION A LA AGENCIA FISCAL

A Obama le llueven escándalos

En la semana que pasó, se intentó caracterizar al presidente de inepto, encubridor y perseguidor. Es la imagen que los sectores más conservadores quieren proyectar sobre el hombre que lidera el gobierno, el “pato rengo”.

Los republicanos están dispuestos a utilizar los escándalos que llueven sobre el presidente Barack Obama para condicionar su gobierno. Hace cuatro meses que el mandatario reasumió su cargo y la oposición intenta marcar la agenda a través de tres temas que preocupan a los demócratas. El primero, el atentado que en septiembre de 2012 mató al embajador Chris Stevens en la ciudad libia de Benghazi. El segundo, el espionaje telefónico que la CIA realizó a la agencia AP. Y el último, el supuesto escrutinio excesivo del Servicio de Impuestos Internos (IRS) al ultraconservador Tea Party ante el pedido de una exención tributaria, convertido hábilmente en una denuncia por persecución política.

En este sentido, el legislador republicano por Michigan, Dave Camp, manifestó que el episodio del IRS refleja la política de encubrimiento e intimidación de la administración Obama. La embestida republicana no disimula su deseo de convertir al demócrata en un “pato rengo”, es decir, en un presidente sin poder y sin iniciativa. Como le sucedió a Bill Clinton en 1998, cuando fue acusado por abuso de poder tras el affaire Lewinsky, quienes se encuentran en la vereda de enfrente buscarán más tarde que temprano tramar un juicio político contra Obama. En la semana que pasó, se intentó caracterizar al presidente de inepto, encubridor y perseguidor. Es la imagen que los sectores más conservadores quieren proyectar sobre el hombre que lidera el gobierno.

Mientras tanto, desde la Casa Blanca se trata de disipar dudas y mostrar gestos contundentes. Obama se refirió ayer, durante su discurso sabatino, a la necesidad de generar nuevos puestos de trabajo, aumentar los salarios, incrementar los niveles de consumo y tender la mano a los estadounidenses de menores ingresos. “Es la economía, estúpido”, habrá pensado, rememorando un slogan de Clinton. La clave de su segundo mandato deberá ser la economía, ante la posibilidad de que el Partido Republicano logre bloquear las medidas más progresistas que tiene en mente, como la reforma migratoria y el matrimonio igualitario. Las mejoras económicas serán su refugio si sus promesas de campaña no logran concretarse y las minorías que le otorgaron la reelección no son satisfechas.

Para demostrar que es un presidente todo terreno, Obama no eludió ningún tema en los últimos días. Pidió al Congreso que apruebe su proyecto de presupuesto para que el Departamento de Estado mejore las misiones diplomáticas y lo ocurrido en Benghazi sea una excepción. El cambio de Hillary Clinton por John Kerry fue un gesto que no conformó a los republicanos. Ahora el presidente les dice que la seguridad de los diplomáticos estadounidenses en todo el mundo depende de su voto en ambas cámaras. También se comprometió a encontrar al responsable de la filtración sufrida por AP y aseguró estar trabajando en una ley que protege la libertad de prensa y la confidencialidad de las fuentes de cada periodista. Por último, reemplazó al comisionado interino del IRS, Steven Miller, por Daniel Welfer, un asesor presupuestario de la Casa Blanca. Su misión será restituir la confianza del sistema tributario, en una sociedad bastante escéptica con el rol que juega el estado en la administración del dinero de los contribuyentes.

Los republicanos han aprovechado estos escándalos para manipular temas como la seguridad nacional, el espionaje, la libertad de expresión y la persecución política. Como era de esperar, Obama no fue correspondido por los republicanos. Su estrategia consistió en redoblar la apuesta. Camp, que devino vocero partidario extraoficial, enfatizó la táctica intimidatoria que practica el gobierno sobre empresas y organizaciones vinculadas con sectores de la derecha. Recordó el caso de Koch Industries, denunciada en 2010 por un miembro del equipo económico de la Casa Blanca, Austan Goolsbee, por evasión de impuestos. También la publicación en 2012 de la lista de donantes de la Organización Nacional para el Matrimonio, opuesta al matrimonio entre personas del mismo sexo. Su denuncia es válida, aunque no haya podido comprobar aún la sistematicidad con que actúa el gobierno. Y a pesar de haber pasado por alto que Koch Industries ha aportado millones de dólares al Tea Party y a cuanta propuesta conservadora anti Obama apareciera en escena.

Al parecer, los demócratas están enfocados en el problema que desvela a los estadounidenses: la recuperación económica. Y Obama ha encontrado allí la razón de ser de su segundo gobierno y el medio para sortear los obstáculos que salieron a la luz este último tiempo.

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Obama no pasa por su mejor momento, tras una serie de escándalos esta semana.
 
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