Lunes, 21 de octubre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › MURIó A LOS 88 JOVANKA BROZ
Junto con su marido, Josep Broz Tito, fallecido en 1980, fue el símbolo del Estado multiétnico de Yugoslavia: Jovanka Broz (foto), la viuda del fundador comunista, murió ayer a los 88 años de un ataque cardíaco tras dos meses de permanecer internada en cuidados intensivos en un hospital en Belgrado, Serbia. Según informó ayer el director del hospital, Zlatibor Loncar, Broz estaba internada desde agosto pasado por problemas cardíacos. Llevaba más de dos décadas viviendo en la más absoluta soledad en una pequeña propiedad ubicada en la capital serbia y hasta hace cuatro años no tenía ni pasaporte ni un documento de identidad. Con ella desapareció el último gran ícono del desaparecido país balcánico.
Broz se casó en 1952 con el que fuera líder de los partisanos en la Segunda Guerra Mundial y después padre político de Yugoslavia. Al lado del jefe de Estado y partido yugoslavo tuvo una gran influencia política. Había conocido a Tito cuando éste peleaba junto a los partisanos en la Segunda Guerra Mundial y ella colaboraba como enfermera. Después de terminada la guerra, la joven nacida en Croacia se convirtió en su secretaria privada y, en 1952, en su tercera esposa. Tito era 32 años mayor que ella.
Por décadas, Broz posó en las fotografías al lado de su marido. Durante los años ’60 y ’‘70 conoció a presidentes y reyes, a estrellas de Hollywood y a políticos de alto rango. La glamorosa vida de la pareja casi todopoderosa en Yugoslavia dio pie a un sinnúmero de titulares en todo el mundo, sin que quedara rastro del ascetismo comunista que se esperaba de ellos. Legendaria fue la invitación de estrellas internacionales a la isla privada de Brioni, ubicada en el mar Adriático.
Tras la muerte de Tito, el Estado yugoslavo entró en una espiral de tensiones secesionistas y nacionalistas que derivó en una década de guerras que dejó más 125 mil muertos y, finalmente, siete nuevos Estados. Como su ascenso igual de estruendosa fue su caída en desgracia después de la muerte del mariscal: los divididos seguidores de Tito temían que ella tuviera un testamento político y de ahí que de la noche a la mañana la echaran de la residencia estatal. “Me expulsaron como un perro”, recordaría la propia viuda de Tito años después en una entrevista con el diario serbio Bric. También la pusieron durante décadas bajo vigilancia policial y, en ocasiones, bajo arresto domiciliario.
A Broz llegaron a quitarle pertenencias personales como su ropa, muebles o joyas. Recién en 2009 le concedieron un carnet y un pasaporte. La idea de su marido de que todos los eslavos del sur conformaran un único Estado, Yugoslavia, fracasó con las guerras que tuvieron lugar en los ’90 en la región de los Balcanes. Y muchos ciudadanos de los siete países que han nacido de la ex Yugoslavia siguen anhelando los dorados años ’60 y ’70.
Por entonces, Yugoslavia vivió gracias a los generosos créditos que llegaban desde Oriente y Occidente, un florecimiento que no ha vuelto a repetirse en el tiempo. La gente disfrutaba de un relativo bienestar y podía viajar por todo el mundo sin visado, con su pasaporte yugoslavo. Hoy en día, gran parte de la población vive en la pobreza y los Estados balcánicos están sobreendeudados.
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