Sábado, 26 de octubre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › EL PREMIER BRITANICO ENFRENTO AL PERIODICO
Por Marcelo Justo
Desde Londres
La canciller alemana Angela Merkel, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el ex presidente de México Felipe Calderón no están solos. Los nuevos documentos del ex espía de la CIA Edward Snowden, que publicó el matutino británico The Guardian este viernes, prueban que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, la NSA, efectuó operaciones de escucha telefónica sobre unos 35 líderes mundiales. En el marco de la cumbre de la Unión Europea (UE) en Bruselas la canciller alemana y el presidente de Francia, François Hollande lograron que los 28 mandatarios europeos emitieran un comunicado respaldando su iniciativa de negociar con Estados Unidos un acuerdo antes de fin de año para regular las actividades de espionaje a nivel transatlántico.
La cumbre europea fue prácticamente copada por el tema del espionaje electrónico denunciado por Snowden que dominó la agenda informativa toda la semana. Comenzó el fin de semana pasado con las denuncias publicadas por el vespertino francés Le Monde de que la NSA había grabado más de 70 millones de conversaciones telefónicas de franceses entre el 8 de diciembre del año pasado y el 10 de enero de 2013. El presidente Obama llamó el lunes a Hollande para ofrecer explicaciones.
El miércoles fue la revelación de que el NSA había seguido las conversaciones por celular de la canciller alemana Angela Merkel. Esta vez Obama habló telefónicamente durante 20 minutos con una furiosa canciller alemana. Es de presumir que ambos llamados fueron hechos desde líneas inaccesibles a sus propios servicios secretos, aunque como están las cosas nadie pueda garantizarlo.
A nivel público la portavoz de seguridad de la Casa Blanca, Caitlin Hayden, dijo que el gobierno no estaba espiando ni espiaría las conversaciones de Merkel, pero se negó a contestar si lo había hecho en el pasado. En medio de la bola de nieve hasta el gobierno conservador de España se vio obligado a convocar este viernes al embajador estadounidense James Costos, aunque no para presentar una protesta por el espionaje de políticos y el rastrillaje de millones de llamadas, SMS y mails de españoles sino para “recabar información sobre noticias aparecidas en los medios de comunicación”, no sea cosa de que Estados Unidos se ofenda.
Con Europa convulsionada por el tema, la primera plana del The Guardian reveló que el espionaje se extiende a la plana mayor gubernamental de una buena parte del planeta. En un memo de octubre de 2006 al personal de la Signals Intelligence Directorate (SID), titulado Customers Can Help SID Obtain Targetable Phone Numbers (Los clientes pueden ayudar al SID a conseguir teléfonos), la NSA sugiere que los que llama sus “clientes” (customers) –es decir, la Casa Blanca, los Departamentos de Estado y el Pentágono, a quien destina sus “productos” de espionaje– pueden ayudarlos en sus tareas suministrándoles teléfonos de líderes políticos. “En un caso reciente un funcionario estadounidense suministró a la NSA unos 200 teléfonos de 35 líderes mundiales. A pesar de que la mayoría probablemente se pueden conseguir públicamente, los centros de producción de inteligencia notaron 43 teléfonos de los que no se tenía conocimiento. Estos números han suministrado información sobre otros números”, dice el memo.
En Bruselas la canciller Angela Merkel y el presidente de Francia, François Hollande, hicieron un aparte durante la cumbre para consensuar una posición. Los dos mandatarios recibieron el apoyo explícito del primer ministro de Bélgica, Elio Di Rupo; el de Suecia, Fredril Reinfeldt, y el de Italia, Enrico Letta, redondeado por el comunicado final. El Reino Unido, que como principal socio de Estados Unidos en el espionaje ha estado en el ojo de la tormenta, se vio forzado a apoyar a sus colegas. “Entiendo lo que quieren y estoy de acuerdo. Creo que el presidente Obama también está de acuerdo”, dijo el primer ministro David Cameron.
Cameron lideró una reciente ofensiva contra el The Guardian, al que acusó de poner en peligro la seguridad nacional, pero las continuas revelaciones de Snowden están erosionando su autoridad. Peor aún, en una variante del “espía espiado” o el “burlador burlado”, clásicos del folklore medieval, el corresponsal de seguridad de la BBC, Frank Gardner, indicó que, según dos fuentes de los servicios de seguridad británicos, es “bastante probable” que el mismo David Cameron haya sido espiado por la NSA estadounidense.
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