Martes, 26 de noviembre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › LA POTENCIA NORTEAMERICANA LIBERó 8 MIL MILLONES DE DóLARES CONGELADOS EN CUENTAS IRANíES DESDE HACíA AñOS
Se cumple así el primer paso del acuerdo que firmaron Teherán y las potencias de Occidente con el objetivo de garantizar que el programa nuclear iraní sea utilizado con fines civiles y no militares. La Unión Europea analiza suavizar las sanciones.
Estados Unidos liberó 8 mil millones de dólares congelados en cuentas iraníes en ese país desde hacía años. De este modo se cumple con el primer paso del acuerdo nuclear firmado el fin de semana entre Teherán y las potencias. El vocero del gobierno iraní, Mohamad Baqer Nobajt, fue el encargado de anunciar que los activos están disponibles y aclaró que, por el momento, la República Islámica no convertirá toda la suma en moneda local iraní, informó la agencia de noticias local ILNA. A estas medidas se suma la Unión Europea, que se prepara para suspender sanciones, decisión que se podría tomar en diciembre o enero, anunció ayer en Bruselas el vocero de la responsable de política exterior de la UE, Catherine Ashton.
Nobajt aprovechó también para volver a celebrar el acuerdo alcanzado el sábado a la medianoche en Ginebra entre su gobierno y las principales potencias del mundo –Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania–, que generó un apoyo contundente de la comunidad internacional, con la excepción de Israel. Después de una década de tensión y escaladas diplomáticas, el acuerdo establece la suspensión del programa nuclear iraní durante los próximos seis meses a cambio de la reducción de las sanciones internacionales que actualmente pesan sobre el país persa y asfixian su economía.
El objetivo del acuerdo es garantizar que el programa nuclear iraní sólo podrá ser utilizado con fines civiles y no militares, como hace años denuncian las potencias occidentales y su mayor aliado en Medio Oriente, Israel. A cambio, las potencias se comprometieron a no imponer nuevas sanciones sobre Teherán y a permitirle repatriar parte del dinero procedente de las exportaciones de petróleo, que tiene bloqueado en el extranjero. Esto último comenzó a cumplirse ayer. El canciller francés, Laurent Fabius, adelantó en diálogo con el canal galo Europe 1 que los países miembro de la Unión Europea se reunirán en las próximas semanas para suavizar las sanciones que pesan sobre Irán. Fabius, quien representó la voz más dura contra Irán en las rondas de negociaciones en Ginebra, aclaró que la flexibilización de las sanciones se dará en un marco limitado y que se podrá dar marcha atrás si Teherán no cumple con su parte. El acuerdo establece que las potencias levantarán las sanciones sobre las exportaciones iraníes de productos petroquímicos, oro, metales preciosos y la industria automovilística, y sobre las importaciones de repuestos de aviones.
El texto acordado, que en principio tiene una vigencia de seis meses, fue muy criticado por Israel. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se puso demostrativamente del lado de ese aliado incondicional. El domingo habló por teléfono con el jefe de gobierno israelí, Benjamin Netanyahu, que criticó el arreglo de Ginebra y lo definió como un error histórico. Obama subrayó que Estados Unidos sigue comprometido firmemente con Israel, que tiene buenos motivos para el escepticismo en relación con las intenciones iraníes. Ambas partes permanecerán en estrecho contacto y concuerdan en que el objetivo es evitar que Irán posea armas atómicas, agregó. En Jerusalén se teme que Teherán siga queriendo fabricar armas atómicas aun después del acuerdo. “Cuantos más detalles se conocen del acuerdo, más claro queda lo peligroso que es para el mundo, la región e Israel”, dijo Netanyahu. El premier israelí enviará a Estados Unidos a su asesor de Seguridad Nacional, Yosi Cohen, con el fin de tratar de influir en las negociaciones para un acuerdo definitivo con Irán. Así lo reveló ayer el mismo Netanyahu en el Parlamento, donde confirmó que había hablado con Obama sobre la negociación con Teherán.
El dirigente israelí insistió en que el pacto es malo, aunque reconoció que sus condiciones son mejores que las del que estuvo a punto de firmarse dos semanas antes. “Sería feliz si pudiera unirme a esas voces por el mundo que están alabando el acuerdo de Ginebra, pero es aún un mal acuerdo”, insistió.
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