Sábado, 19 de abril de 2014 | Hoy
EL MUNDO › A PESAR DEL ACUERDO DE MOSCU CON EUROPA Y EE.UU. PARA BAJAR LA TENSION EN EL ESTE DE UCRANIA
Los líderes separatistas que ocupan edificios públicos se negaron a entregar sus armas a cambio de una amnistía.
Las milicias pro rusas de Donetsk, al este de Ucrania, exigieron ayer al gobierno central pro europeo de Kiev que dimita, como condición para que ellos desalojen los edificios gubernamentales, y se negaron a entregar sus armas, tal como fue acordado ayer en Ginebra. Uno de los líderes de los separatistas, Denis Pushilin, afirmó que estaban de acuerdo con que deben desalojar los edificios, medida acordada por Moscú y Kiev bajo los auspicios de Estados Unidos y la Unión Europea (UE), en la primera reunión celebrada para solucionar la crisis de Ucrania.
“Pero antes, el primer ministro Arseni Yatsenyuk y el presidente Aleksandr Turchinov deben marcharse de los edificios que ocupan ilegalmente desde su golpe de Estado”, subrayó Pushilin, cuyos subordinados tienen copadas las instalaciones de la administración regional de Donetsk.
Estados Unidos rechazó las declaraciones de los rebeldes separatistas y subrayó la “responsabilidad” de Moscú en que se cumpla lo acordado en Ginebra. “Rechazamos absolutamente las declaraciones de los separatistas de Donetsk”, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, quien además subrayó el “desacuerdo” de Washington con las afirmaciones de los pro rusos acerca de que el cambio de gobierno en Kiev fue un golpe de Estado. “No hay paralelismo alguno entre la toma armada e ilegal de edificios gubernamentales, calles y espacios públicos en el este de Ucrania, algo que cubre claramente el acuerdo de ayer en Ginebra, y una protesta legal y pacífica”, agregó, aludiendo a las manifestaciones que derrocaron al gobierno de Viktor Yanukovich.
El acuerdo alcanzado ayer en Ginebra establece también el desarme de los separatistas de Donetsk, ciudad industrial que se rebeló contra Kiev después de que Crimea se anexó a Rusia. Sin embargo, los milicianos pro rusos sostuvieron que no tenían la menor intención de deponer sus armas. “Primero es Kiev la que debe desarmar a Pravy Sektor (movimiento nacionalista ucraniano paramilitar), a la recientemente creada Guardia Nacional y a las otras formaciones ilegales”, dijo uno de los voceros de los insurgentes, Kirill Rudenko. Una vez que eso haya sucedido, “veremos si entregaremos las armas”, destacó el líder de la recientemente creada República de Donetsk.
Ucrania –cuyo gobierno no es reconocido por los rebeldes– y Rusia establecieron el jueves en Ginebra lo que fue visto como los primeros pasos hacia una distensión tras un mes de enfrentamientos en la frontera común. El sorpresivo acuerdo, respaldado por Estados Unidos y la UE, pareció aliviar la tensión en lo inmediato, pero no parece garantizar una salida estable a largo plazo.
El primer ministro ucraniano, Arseni Yatsenyuk, dijo al Parlamento que el gobierno ya elaboró un proyecto de ley para ofrecer amnistía a quienes estén dispuestos a dejar las armas y salir de los edificios ocupados. No obstante, Yatseniuk aclaró que las autoridades de Kiev no albergan muchas esperanzas en relación con el documento firmado en Ginebra para desactivar la crisis en el país. “No tenemos excesivas expectativas con motivo de esa declaración”, dijo el jefe del gobierno en la Rada Suprema, el Parlamento ucraniano.
Al mismo tiempo destacó que Rusia estampó su firma al pie de la exigencia de desarmar a los grupos que actúan en el este del país y desalojar los edificios públicos que han ocupado. “Rusia se vio obligada a firmar la declaración y condenar el extremismo... Al firmar la declaración, Rusia exige a los ‘manifestantes pacíficos’, pertrechados con fusiles Kalashnikov y misiles antiaéreos portátiles, que se desarmen y entreguen las armas”, dijo Yatseniuk.
El jefe del gobierno ucraniano subrayó que ninguno de los participantes en la reunión de Ginebra, con excepción de Rusia, reconoció la reciente anexión de Crimea por Moscú, medida adoptada tras un referendo que apoyó masivamente la secesión. “Ucrania, junto con la comunidad internacional, va a recuperar a Crimea, en el sentido político y diplomático”, prometió.
Uno de los representantes de los milicianos de Donbass, región altamente industrializada a la que pertenece Donetsk, indicó que otra de las condiciones básicas para entregar sus armas era un serio compromiso de no persecución por parte de los organismos de seguridad de Kiev. “Depondremos las armas sólo en el caso de que dejen los ataques contra nosotros por parte de la Guardia Nacional y otras fuerzas armadas ucranianas, cuando nosotros y nuestras familias nos sintamos seguros”, afirmó Miroslav Rudenko a la agencia rusa Interfax.
En la reunión de Ginebra, Moscú prometió cooperar para que los insurrectos entreguen las armas y abandonen las dependencias estatales que ocupan desde hace más de diez días. Mientras tanto, Kiev metió más presión al restringir la entrada a su territorio ucraniano de ciudadanos rusos, alegando que intenta evitar que los insurgentes reciban refuerzos. Según informa el portal ruso Gazeta.ru, que cita a servicios fronterizos de la ciudad ucraniana de Jarkov, unas 70 personas procedentes de Rusia no pudieron ingresar ayer a Ucrania.
La información fue confirmada al diario por patrullas fronterizas rusas de la estación Kazachia Lopan, a 40 kilómetros de Jarkov.
La Cancillería rusa, evidentemente molesta con la medida, demandó explicaciones concretas al gobierno de Kiev y aseguró que estaba estudiando “medidas de respuesta”.
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