EL MUNDO › BUSH ORDENA A POWELL QUE NEGOCIE EN LA ONU LA AYUDA EN IRAK

Hacia dónde va el piloto Rumsfeld

Washington apura un borrador para que se vote en el Consejo de Seguridad de la ONU, insistiendo en que una fuerza internacional “seguirá bajo su mando”. El jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld –y contracara de Powell– dijo que no enviará más hombres, pero ayer viajó a verlos.

Por José Manuel Calvo *
Desde Washington

Alarmado por las complicaciones políticas, militares y económicas de la posguerra iraquí, el presidente estadounidense, George W. Bush, ordenó a su secretario de Estado, Colin Powell, que negociara con los países del Consejo de Seguridad de la ONU una nueva resolución que dé cobertura a la ocupación de Irak y permita la formación de una fuerza multinacional bajo el paraguas de Naciones Unidas, aunque con mando militar estadounidense. La nueva resolución podría debatirse en los próximos días y aprobarse antes de la última semana de septiembre, cuando comienza la Asamblea General de la ONU.
Powell, que recibió el encargo de abrir las negociaciones tras una reunión celebrada el martes por la tarde en la Casa Blanca con el presidente Bush, mantuvo ayer mismo contactos telefónicos con Kofi Annan, secretario general de la ONU, y con los responsables de Exteriores de Francia, Alemania y Gran Bretaña. Afortunadamente para el gobierno norteamericano, la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad está desde el pasado lunes en manos de Londres. Los británicos han sido los primeros en contar con una copia del borrador de la resolución, según fuentes diplomáticas de Naciones Unidas, que añadieron que en los tanteos iniciales, hace diez días, Estados Unidos no hablaba de una fuerza multinacional. La frialdad de las reacciones encontradas fue tal que hace una semana Richard Armitage, número dos del Departamento de Estado, admitió que se exploraba un texto de resolución en el que figura “una fuerza multinacional bajo el paraguas de la ONU” pero cuyo mando “estaría en manos de un estadounidense”.
El debate está en los detalles: cuánto control está dispuesto a ceder Estados Unidos y qué papel y responsabilidades se atribuyen a la ONU. La cuestión es vital para Francia y los países más críticos con la guerra, que no quieren que la nueva resolución legalice situaciones de hecho o sirva sólo para echar una mano militar y económica a los norteamericanos después de meses de política internacional aislacionista y de cálculos equivocados sobre la posguerra y el coste de la reconstrucción. El ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, dijo el pasado lunes a Radio France International que la fórmula que se baraja es un paso adelante, pero matizó: “Lo importante para Francia es la afirmación de la soberanía iraquí y la confirmación del lugar de la ONU, que debería ocupar el papel central”. Sin entrar en detalles, el presidente ruso, Vladimir Putin, lanzó el sábado pasado desde Italia su respaldo a las negociaciones.
La Casa Blanca trató ayer de velar la impresión de que está dando un giro político sustancial sobre Irak. En opinión del portavoz, Scott McClellan, se trataría de “estudiar la forma de que haya más participación internacional”, pero la operación en Irak “está y seguirá estando bajo el mando de la fuerza angloamericana”. En realidad, el obstáculo para una resolución de Naciones Unidas que permita la cooperación internacional en Irak está –o ha estado– en la cúpula del Pentágono. Hasta ahora, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha defendido que no había que aumentar el número de soldados y que era impensable ceder parte del control de la misión. Pero, según fuentes militares recogidas por The Washington Post, tanto el general Richard Myers, presidente del Estado Mayor, como el general John Abizaid, máximo responsable militar de Estados Unidos en Irak, están “claramente a favor de internacionalizar” la misión en Irak, y de que eso se refleje en la nueva resolución de la ONU.
La decisión de Bush de acelerar las negociaciones responde a la creciente presión de congresistas y opinión pública tras constatar que la seguridad en Irak no está garantizada ni de lejos, como prueban los atentados de las últimas dos semanas, y que los costos de la reconstrucción –en un momento de tímida recuperación económica y de déficit presupuestario record– se dispara hasta las decenas de miles de millones de dólares.
En declaraciones a la cadena de televisión ABC, el senador republicano John McCain resumió ayer así esta preocupación: “Si no le damos completamente la vuelta a la situación en los próximos dos o tres meses, tendremos graves problemas a largo plazo”. Para McCain, la búsqueda, ahora, del apoyo internacional “es una admisión tácita de que no tenemos las fuerzas necesarias para llevar a cabo la misión”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Las fuerzas estadounidenses traspasaron el mando ayer a un contingente bajo autoridad de Polonia.
 
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