Al menos 40 combatientes del Estado Islámico (EI) murieron ayer por bombardeos aéreos de la coalición internacional en las montañas de Bachiqa, 14 kilómetros al norte de la ciudad septentrional de Mosul. Un responsable del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) iraquí en Mosul, Esmat Rayab, dijo que aviones de combate de la coalición, liderada por Estados Unidos y secundada por otros países aliados –como Francia y Reino Unido–, atacaron seis posiciones después de medianoche, en varias zonas de Bachiqa. Según Rayab, el ataque tuvo lugar cuando una “fuerza jihadista numerosa” se preparaba para lanzar una ofensiva contra las tropas kurdas en dicha área. El responsable kurdo indicó que fuentes de los servicios de inteligencia habían detectado conversaciones y movimientos de los combatientes del EI que predecían un inminente ataque contra las líneas de defensa de los combatientes kurdos –peshmergas– en la zona. Rayab agregó que se conoce el número de víctimas, entre los que hay también decenas de heridos, gracias a la interceptación de varias llamadas de cabecillas del EI. Una fuente médica del hospital Al Yumhuri de Musul, ciudad bajo control del EI desde el pasado junio, confirmó la llegada de decenas de cadáveres, muchos de ellos totalmente calcinados. Este ataque se produjo un día después de que los peshmergas (foto) consiguieran romper el asedio impuesto por los jihadistas al monte Sinyar, también en el norte iraquí, poniendo fin a cuatro meses de asedio contra un gran número de civiles.