EL MUNDO › ENTREVISTA A JOÃO PEDRO STEDILE, DEL MOVIMIENTO SIN TIERRA

“Temer es nuestro Macri”

Si se repele la escalada destituyente la semana próxima comenzará a formarse el “Gobierno Lula III”, prevé Stédile, miembro de la Vía Campesina, en la que se nuclean organizaciones de decenas de países en todo el mundo.

 Por Darío Pignotti

Desde Brasilia

Después del domingo Brasil será otro país, pero hasta entonces no se sabe cuál, sostiene João Pedro Stédile, coordinador del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, que ayer movilizó miles de militantes en una decenas de estados contra el golpe institucional que será votado el domingo en una sesión extraordinaria de Diputados. Economista con posgraduación en la Universidad Autónoma de México, Stédile es miembro de la Vía Campesina, en la que se nuclean organizaciones de decenas de países en todo el mundo. Si se repele la escalada destituyente la semana próxima comenzará a formarse el “Gobierno Lula III”, prevé Stédile en esta entrevista de Página/12.

–¿Por qué Lula III?

–El gobierno de Dilma tal como lo conocemos actualmente, es decir el de 2014 y 2015, es un gobierno que acabó como consecuencia del desgaste sufrido después de soportar la hostilidad del Congreso durante todo ese tiempo. El gobierno que puede surgir después del domingo será uno que tendrá a Lula como coordinador. Un gobierno surgido de una nueva alianza con la sociedad, por eso en el movimiento popular lo llamamos Gobierno Lula III. Si se frena el golpe habrá un gabinete, con una nueva política económica para remontar la crisis como forma de evitar males mayores a las clases trabajadoras. Por eso es muy importante la movilización de este domingo es parte de una disputa mayor, más prolongada por la hegemonía. Estamos disputando un campeonato, tendremos luchas por un largo tiempo, probablemente hasta 2018, o hasta después de las elecciones de 2018. Ahora vamos a perder algunos partidos, otros los vamos a ganar. Ya tuvimos otras crisis históricas en las décadas de 1930,1960 y 1980, y en esos momentos históricos demoramos 10 años hasta encontrar una salida.

–¿Si vence el impeachment y asume el vicepresidente Temer?

–Un gobierno de Michel Temer y su partido, el Partido Movimiento Democrático Brasileño, representa el proyecto de las elites. Lo que está en juego el regreso al neoliberalismo. Ellos necesitan voltear a Dilma para esa restauración neoliberal, es ese el elemento central de este momento de la lucha de clases que se intensificó. La votación del impeachment es fundamental porque explicita los intereses de las clases dominantes y su decisión de descargar en las clases trabajadoras los perjuicios de la crisis económica mundial. Este domingo se juega un partido decisivo, como si fuera la final de la copa del mundo.

–¿Como definiría a Michel Temer?

–Temer es nuestro Mauricio Macri. Temer es un lumpen burgués, que es tan vanidoso que quiere ser presidente antes de que termine su vida útil como político, que está acabándose. Pero más que hablar de su figura, digamos que políticamente representa a las parcelas de la burguesía subordinadas a los intereses de Estados Unidos, los bancos y las corporaciones multinacionales que buscan recomponer sus tasas de ganancias a expensas de atacar los derechos y las conquistas de los trabajadores. Un gobierno de Temer sería insostenible, se desatará el caos en el país porque los trabajadores van a reaccionar, por eso creo que Temer a pesar de lo que se dice no será una solución a la crisis económica y política que estamos viviendo.

–Un personaje central del bloque opositor es el jefe de Diputados Eduardo Cunha, correligionario de Temer, figura ascendente a pesar de su prontuario penal y arquitecto del impeachment. ¿Quién es Cunha?

–Es otro lumpen burgués como Temer. Cunha es alguien que vive regiamente de recursos públicos. Es reo en el Supremo Tribunal Federal y espero que ese tribunal tenga el coraje de acelerar el proceso en su contra para pague rigurosamente por haber violado la ley. ¿Por qué tiene tanto poder en el Congreso? Su fuerza se debe a que él montó hace muchos años un esquema de corrupción a través de acuerdos con empresas que financiaron sus campañas electorales. Cunha es el que articula ese aparato donde hay muchos diputados, y esos son los diputados le dan ese poder.

–Las clases medias levantan como principal bandera la lucha contra la corrupción e idolatran al juez del Petrolão Sergio Moro. ¿Ese es el problema principal de Brasil?

–Brasil vive una grave crisis económica, política, social y ambiental, y en ese contexto la corrupción es parte del modus operandi histórico de una burguesía que siempre se apropia de los recursos públicos en provecho de sus empresas o personal. La causa judicial por el Petrolao dirigida por el juez Sergio Moro no sirve para nada, atacar a algunos operadores de la cadena de corrupción no resuelve el problema. Lo que necesitamos para atacar a la corrupción es una reforma política surgida de una asamblea constituyente, pero para lograr esa asamblea se necesita mucha presión popular venida de las calles, es un proceso que puede demorar bastante tiempo, quizá años. El problema más importante de la sociedad brasileña es que todavía somos una de las sociedades más desiguales e injustas del mundo.

–Barack Obama eludió respaldar a Rousseff, en lo que algunos interpretaron como una forma disimulada de apoyo a Temer. ¿Qué opina de esa lectura?

–Un gobierno de Temer sería totalmente alineado a los intereses norteamericanos. Como ya dije antes Temer sería nuestro Macri, pero sin haber sido electo ni con un solo voto. Pero centrándonos en Estados Unidos creo que lo más grave es que están aplicando una política para que sus empresas dominen nuestra economía. El modus operandi norteamericano consiste en aliarse con parlamentarios brasileños para lograr esa dominación. Esto pasó con la petrolera Chevron, que a través del senador José Serra, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, está impulsando la modificación de la ley petrolera para avanzar hacia la privatización de los recursos en aguas ultraprofundas, en la zona de pre-sal. Y combinado con estas maniobras privatizadoras hay otras articulaciones ideológicas amplias que relacionan el proyecto histórico de la burguesía, los intereses norteamericanos y los medios de comunicación defensores de las privatizaciones, que son en realidad el partido ideológico del capital.

–¿Puede comentar esta crisis desde sus implicancias internacionales?

–En los últimos años se diseñaron tres grandes proyectos en América latina. El neoliberal del que ya hablamos antes, el neodesarrollismo, que fue un intento de conciliación de clases , entre una parte de la burguesía que dependía del mercado interno y los trabajadores, pero este modelo se agotó porque el capitalismo periférico entró en crisis y tornó inviable esa conciliación. Y luego tuvimos el proyecto capitaneado por el presidente Hugo Chávez, que proponía un modelo anti neoliberal y antiimperialista, pero ese modelo también entró en crisis.

Por lo tanto ahora tenemos tres modelos en crisis y frente a esto lo importante es concientizar a las clases populares. Se deben rearticular y producir un gigantesco movimiento de masas para formular nuevas alternativas.

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“Necesitan voltear a Dilma para esa restauración neoliberal”, dice Stédile.
Imagen: AFP
 
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