Sábado, 16 de abril de 2016 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Eduardo Jozami *
El kirchnerismo recuperó el miércoles la calle, Cristina revalidó su capacidad de convocatoria y además encontró una propuesta adecuada para la etapa actual. Si la política del gobierno macrista golpea, afecta y perjudica a la mayoría de los argentinos, ¿por qué no llamar a todos ellos para conformar el gran frente de oposición? El primer paso es preguntarse si estamos mejor o peor que antes de Macri, como lo hizo la líder del FpV. Contestada esta pregunta –una mayoría dirá que estamos peor, porque es difícil negar que los precios suben mientras bajan el salario y el empleo– habrá que contestar otras : la que se refiere a la pesada herencia que –contra lo que muestran todos los indicadores de la economía– se invoca para justificar este severo ajuste y la que nos invita a creer que este mal rato no es sino un trago necesario, tan amargo como breve, para preparar un futuro mejor.
Aunque resulta absurdo sostener que para bajar la inflación lo mejor es comenzar aumentándola significativamente y que el camino a la pobreza cero requiere empezar creando más de un millón de nuevos pobres, este discurso del sacrificio necesario sigue teniendo alguna influencia, quizá porque hay algo de religioso en su fundamento: esa ética sacrificial que pregonaba la postergación del consumo sostuvo los comienzos del capitalismo, pero los empresarios podían entonces ver fácilmente el incremento de su capital mientras hoy nadie ha podido explicar qué beneficio futuro traerán la recesión y el ajuste para la mayoría popular.
La propuesta planteada por la ex presidenta atrae por su claridad conceptual fuera de toda disquisición ideológica, pero tal vez en eso mismo algunos puedan encontrar razones para cuestionarla. ¿Un gran frente de la mayoría de los argentinos puede constituirse sólo con esa apelación sin discutir un programa más ambicioso? ¿No habrá que hacer un balance de lo actuado en doce años para señalar las limitaciones de un proyecto que volvió a tropezar con los tradicionales límites estructurales que ahogan el crecimiento? ¿Es posible reunir las más diversas organizaciones y grupos con la amplitud que reclama Cristina, sin definir con más claridad el rol del movimiento sindical o la política respecto del justicialismo?
Para empezar este debate, habría que enfatizar que el país vive hoy una emergencia grave, el intento de barrer las conquistas de los últimos doce años e iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento con las graves consecuencias sociales que ya hemos conocido. Resistir el avance de este proyecto antipopular es entonces la primera prioridad y para ello debe apelarse a todos los que hoy sufren los efectos de la política macrista. En consecuencia, esta propuesta es valiosa precisamente porque es la más abarcadora. Obviamente, esto no impide que cada una de las organizaciones políticas o sociales defina programas más ambiciosos o políticas más precisas respecto al tema sindical, al PJ, el modelo económico o cualquier otra cuestión.
Por otra parte, esta definición –acompañar en su reclamo a todos los afectados por la política antipopular– encierra también la clave para abordar temas más complejos, como el futuro del justicialismo. La ex presidenta no habló ayer de la interna del PJ, pero el mismo acto estaba relativizando la representatividad de esa reciente lista de unidad justicialista que había limitado el acceso a los sectores identificados con el kirchnerismo. Curiosamente, esa propuesta tan amplia del Frente Ciudadano permite hoy también definir una política respecto del PJ. Todos están convocados para luchar contra el macrismo, pero queda claro que quienes prioricen la buena relación con el gobierno por sobre la solidaridad con la lucha popular, se están autoexcluyendo.
Algo similar ocurre respecto del sindicalismo. Existe una insatisfacción profunda respecto de la mora de las centrales sindicales en acompañar las luchas de sindicatos como ATE, bancarios y otros que se han movilizado contra los despidos. La propuesta del Frente Ciudadano permitirá fortalecer el apoyo a estas luchas sindicales y seguirá dando también una oportunidad a los dirigentes de las CGT. Después de 1955, cada avance de las políticas de ajuste y extranjerización mostró en las filas sindicales a muchos que estuvieron a la altura de las exigencias y a otros que engrosaron la lista del colaboracionismo. Esta nómina no se construye a priori: aunque no desconozcamos la historia, hoy necesitamos de todos y cada uno tiene la posibilidad de elegir qué lugar ocupar.
La relación entre libertad e igualdad, tal vez el tema central de la teoría política a partir de Rousseau, ocupó un lugar central en el discurso de la líder del FpV, con un matiz diferencial en este caso. El kirchnerismo, en su enfrentamiento con quienes invocaban una libertad que no garantizaba las condiciones sociales para su ejercicio, solía enfatizar la igualdad y los derechos que conquistaba un pueblo que había recuperado el más elemental de ellos, el derecho a tener derechos, Cristina habló ayer más de la libertad. Lo hizo porque mientras durante los años de su gobierno, asegurados los más amplios derechos de expresión, manifestación política y protesta, se respiraba libertad en la vida social argentina, hoy cuando reina la arbitrariedad jurídica que reemplaza leyes por decretos, mantiene encarcelada a Milagro Sala y no han sido pocos los hechos de represión, es otro el clima social. Por eso, Cristina habló de miedo: miedo a perder empleo e ingresos, a la inseguridad, al discurso único, a la violencia estatal, también miedo a tener más miedo y todo eso reclama un grito de libertad.
Esa libertad, eje principal del Frente Ciudadano, habrá de concretarse en la misma construcción de la propuesta. Muchas discusiones, no pocas veces soterradas, hemos tenido en los años recientes sobre cuestiones metodológicas y organizativas, Cristina adoptó en su discurso un rumbo audaz y estimulante, reclamó un Frente participativo, en el que nadie dicte las reglas a priori y en el que los grupos se vayan juntando en función de sus afinidades de metodología y organización. Es necesario aprender de la experiencia y ya sabemos que la influencia política no se logra por la imposición de las decisiones. Los muchos grupos políticos y sociales que hoy vienen resistiendo los despidos y las arbitrariedades del macrismo, encontrarán su lugar en este Frente. Cada vez que el movimiento popular sufrió una derrota, surgieron nuevas expresiones de lucha y organización popular y aparecieron también nuevas figuras: todo parece indicar que se inicia un proceso de estas características y Cristina lo advirtió con lucidez. Mientras otros contaban porotos entre dirigentes, la ex presidenta –sin descartar ni demonizar esas estructuras– prefirió apostar a la movilización y organización del pueblo.
Finalmente ¿por qué elegir el termino ciudadano para la denominación del Frente? Algunos podrían decir que no es una categoría típica del peronismo ni del nacionalismo popular y que tiene más que ver con la tradición liberal. Si así fuera, con lo mejor de la tradición liberal, la que se asocia con los momentos más radicales de la Revolución Francesa. Pero, en los debates más actuales de la teoría política, autores de pensamiento avanzado como Boaventura Dos Santos o Etienne Balibar vinculan la constitución de ciudadanía con el rechazo de toda exclusión o discriminación y “la democratización de la democracia”, es decir, el ensanchamiento constante de los límites de la participación popular. Así entendido, el Frente Ciudadano no es sólo una respuesta defensiva ante la pérdida de derechos sino también una propuesta para seguir avanzando hacia una sociedad más democrática.
Estos cuatro meses han sido difíciles de soportar. No sólo por los agravios del gobierno macrista. Sin subestimarlos, no son distintos de los que tantas veces conocimos. Quizás, el golpe fue mayor esta vez porque no se creía en la posibilidad de un retroceso tan grande y, tal vez por eso, costaba mucho encontrar el camino a seguir. La plaza del 24 de marzo mostró que seguíamos estando allí, cada vez en mayor número, quienes apoyamos estos doce años de expansión de derechos, de Memoria, Verdad y Justicia. Del reciente acto frente a los tribunales de Comodoro Py nos fuimos con el mismo entusiasmo, pero con una propuesta compartida. Desde entonces estamos construyendo el Frente Ciudadano.
* Ex director del Centro de la Memoria Haroldo Conti. Miembro de Carta Abierta.
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