EL MUNDO › COREA DEL NORTE MOSTRO SU POTENCIAL NUCLEAR Y PIDE MAS ASISTENCIA
De Pyongyang a la paz universal
El hermético régimen comunista de Corea del Norte abrió las puertas de su principal instalación nuclear a una delegación extraoficial norteamericana. Y ya hay muchos que afirman que esto se inscribe en una cadena de éxitos de la “guerra preventiva” de Bush en Irak.
Por Rupert Cornwell y Raymond Whitaker *
Desde Washington y Londres
Una delegación extraoficial norteamericana estaba volando anoche de regreso a casa después de una visita a Corea del Norte en que, según dijo el régimen de Pyongyang ayer, se le mostró “el disuasor nuclear” del país. John Lewis, un profesor retirado de Relaciones Internacionales de la Universidad de Stanford que presidió la delegación de cinco miembros, confirmó que habían visitado el complejo nuclear de Yongbyon, pero rehusó dar más detalles hasta que hubiera informado al gobierno de Estados Unidos. Fueron los primeros extranjeros que vieron Yongbyon, donde se sospecha que Corea del Norte ha producido uranio enriquecido, desde que inspectores de la ONU fueran expulsados hace un año.
Washington cree que los norcoreanos tienen armas nucleares, algo que el hermético régimen de Kim Jong-Il siempre se ha negado a confirmar o desmentir. Pero ayer la agencia oficial de noticias citó a un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores diciendo: “Como todos saben, EE.UU. ha obligado (a Corea del Norte) a construir un disuasor nuclear. Les mostramos esto a Lewis y su gente”. La semana pasada, Corea del Norte dijo que congelaría su programa nuclear a cambio de ayuda económica de Estados Unidos y su exclusión de la lista de Washington de los países que ayudan al terrorismo. Pero advirtió también que EE.UU. estaría “alucinando” si esperaba que Corea del Norte “hiciera lo de Libia” y renunciara a sus armas de destrucción masiva.
Para los belicistas cánones de Corea del Norte esto es bastante conciliatorio, sin embargo, y será presentado por la administración Bush como una más de una serie de aparentes victorias en su campaña para disciplinar a los Estados parias. Aunque el impacto de largo plazo para los esfuerzos contra la proliferación de armas no es claro, los neoconservadores de línea dura de Washington dicen que los hechos recientes prueban que la doctrina Bush de acciones militares preventivas, y su aplicación contra Saddam Hussein, está funcionando como se pregonó.
Libia, que antes de Navidad formuló su impactante anuncio de que renunciaría a construir armas nucleares, biológicas y químicas, dio un paso más fuera de la perrera la semana pasada, al firmar con Francia un acuerdo de compensación por 170 millones de dólares por el derribo en 1989 de un avión de pasajeros de UTA sobre el Sahara. Simultáneamente, salió a la luz que representantes de Muammar Khadafy mantuvieron encuentros secretos con funcionarios israelíes el año pasado. Ayer, un funcionario del EE.UU. dijo que se estaba estudiando enviar una misión permanente a Libia..
Irán, el enemigo oriental de Irak y cofundador del “eje del mal”, también ha estado arrimándose a la respetabilidad. Primero acordó someter sus sospechadas plantas nucleares a inspecciones no programadas de la ONU, antes de anunciar la semana pasada que estaba reanudando relaciones diplomáticas con Egipto, un aliado clave de EsE.UU. en la región.
Incluso Siria, otro “chico malo”, puede estar buscando un camino de regreso a Washington y a la gracia de Occidente, con la primera visita que su presidente, Bashar Assad, realizó a Turquía, un importante aliado estadounidense que también está en buenos términos con Israel. Para los halcones de la administración, esto también es prueba de que Siria finalmente ha recibido el mensaje.
Pakistán –visto como la amenaza de proliferación más grande de todas– ha prometido bloquear exportaciones de equipos y tecnología nuclear. Para satisfacción de Washington, también se ha embarcado en un curso de aproximación con su viejo enemigo, India. Por primera vez, el hasta hoy intratable problema de Kashmir será discutido en conversaciones bilaterales más tarde este año. Todo esto ha llevado incluso a integrantes cautelosos de la administración Bush como Colin Powell a creer que algo está en marcha.
La preocupación central es Pakistán, del que se cree que es un suministrador nuclear a Irán, Libia y Corea del Norte. El general Pervez Musharraf es festejado por el presidente Bush como un aliado clave en la guerra contra el terrorismo y funcionarios estadounidenses son muy conscientes de que si presionan demasiado duro pueden provocar su caída. Grupos islámicos radicalizados fracasaron en dos intentos de asesinato el mes pasado; si un tercero tuviera éxito, podría pavimentar el camino a un régimen islámico con una “bomba islámica” en funcionamiento, exactamente el resultado que el esfuerzo antiproliferación de Estados Unidos busca evitar.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.