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El ventilador de O’Neill ya alcanza a Bush sobre Irak

Desde antes del 11 de septiembre, George W. Bush quería invadir Irak y buscaba un pretexto para hacerlo, dice un ex secretario del Tesoro de EE.UU.

Paul O’Neill, el irritativo y deslenguado ex secretario del Tesoro de la administración Bush, ha resuelto prender el ventilador. Y lo prendió con todo, en su mejor estilo frontal. En una entrevista con la cadena televisiva CBS News que será emitida hoy, O’Neill dice que el presidente George W. Bush buscaba sacar del poder a Saddam Hussein mucho antes de los ataques terroristas del 11 de setiembre de 2001. “Desde el comienzo existió la convicción de que Saddam Hussein era una mala persona y que debía irse” del poder, aseguró O’Neill al programa 60 Minutos. “Para mí, la noción de prevención según la cual Estados Unidos tiene el derecho unilateral de hacer cualquier cosa que decida hacer es en realidad un enorme salto”, agregó.
O’Neill abandonó la administración Bush en diciembre de 2002, luego de que expresara públicamente sus dudas acerca del plan presidencial de recorte de impuestos. La entrevista, que será transmitida hoy por la tarde, se produce ante la próxima aparición del libro El precio de la lealtad, un texto para el cual O’Neill colaboró como fuente principal y el que plantea una visión desde dentro de la administración Bush. Bush asumió la presidencia en enero de 2001 y en sus primeros tres meses en el poder su administración ya analizaba opciones militares para derrocar a Saddam Hussein, según afirmaron O’Neill y otro colaborador de la Casa Blanca al autor del libro, Ron Suskind. Las posibilidades estudiadas, detalló, incluían la acción de soldados de paz para la posguerra, tribunales para juzgar crímenes de guerra y el futuro del sector petrolero iraquí.
Uno de los informes, señalado como “secreto”, se titula “plan para la posguerra en Irak”, afirmó Suskind a 60 Minutos. Un documento del Pentágono llamado “Candidatos extranjeros para los contratos sobre campos petroleros iraquíes” detalla “contratistas de todo el mundo provenientes de 30, 40 países y sus intenciones para el petróleo en Irak”, según Suskind. O’Neill dijo a Suskind estar sorprendido de que ningún asesor de seguridad nacional –entre ellos Condoleezza Rice, el secretario de Estado, Colin Powell, y el de Defensa, Donald Rumsfeld– preguntaron por qué había que atacar a Irak. “Se trató de encontrar una forma de hacerlo”, dijo O’Neill, citado en el libro. “Encuéntrenme un modo de hacer esto”, afirmó el presidente Bush, según el ex funcionario. El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, rechazó el viernes reiteradas preguntas sobre los dichos de O’Neill indicando: “No hago reseñas de libros”.
O’Neill dijo a 60 Minutos que no pensaba que sus afirmaciones fueran contestadas por funcionarios de la administración Bush. “Estaría muy decepcionado si (la Casa Blanca) reacciona en ese sentido”, afirmó. “No puedo imaginar que vaya a ser atacado por decir la verdad”, sostuvo, sin que quede claro si se trataba de una ironía.
El trascendido de sus dichos se produjo en un nuevo día de tensión en Irak, en que seis manifestantes contra la ocupación fueron muertos por tropas británicas en el sur. Los soldados dijeron haber abierto fuego ante el disparo de granadas por parte de los manifestantes.

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El brigadier general Mark Kimmit y un portavoz de los ocupantes en rueda de prensa ayer.
 
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