EL MUNDO

Juguemos en el infierno mientras todos saben dónde Saddam no está

Por Robert Fisk *

Estados Unidos sacó a Saddam Hussein en secreto de Irak y lo encarceló en una gran base aérea estadounidense de máxima seguridad en el estado de Qatar del Golfo Arabe. Después de su captura en diciembre pasado, fue llevado inicialmente en helicóptero a un portaaviones de Estados Unidos en las aguas del Golfo donde fue intensamente interrogado, para luego ser transferido a Qatar, aunque la familia real del emirato no fue informada de su presencia. En medio de la creciente sangrienta insurgencia en Irak, tanto de los sunnitas como de los chiítas, que ayer continuó por todo el país, los funcionarios de Estados Unidos se negaban a hablar sobre el lugar donde Saddam estaba prisionero. Muchos iraquíes todavía creen que está en Irak, posiblemente en una gran base estadounidense en Balad, a 60 millas al norte de Bagdad en el camino a Tikrit, el hogar de Saddam.
Pero el aumento de los sofisticados ataques guerrilleros contra los estadounidenses provocó temores de que los insurgentes pudieran planear un espectacular escape de la cárcel del ex dictador iraquí, de manera que se eligió a Qatar como el lugar más seguro para retenerlo dentro de Medio Oriente. Bajo la ley internacional y las convenciones de Ginebra, es legal que una fuerza de ocupación traslade a un prisionero de guerra fuera de las fronteras del país del cual es ciudadano, que es la razón por la cual los estadounidenses inmediatamente hicieron de Saddam un prisionero de guerra oficial, una acción que al comienzo sorprendió a políticos de Estados Unidos y a miembros del Consejo de Gobierno Iraquí.
Bajo los términos de las convenciones, el Comité Internacional de la Cruz Roja visitó a Saddam a principio de este año, pero no quiere decir dónde tuvo lugar la reunión. Irónicamente, el mundo sabe casi menos sobre Saddam desde su captura por las fuerzas especiales de Estados Unidos en el norte de Irak que lo que sabía cuando todavía estaba libre. Aun altos funcionarios de inteligencia de Qatar, que acaban de arrestar a dos agentes rusos por el asesinato de un refugiado checheno en la capital, Doha, no fueron informados de la presencia de Saddam en el emirato, donde está la base militar más grande de Estados Unidos en Medio Oriente. Con miles de tropas de Estados Unidos y cientos de hombres de inteligencia, Saddam está tan bien custodiado como lo estaría en la Bahía de Guantánamo.
Lamentablemente para los estadounidenses, los repetidos interrogatorios de Saddam están produciendo poco que tenga algún interés. No quiere cooperar con el equipo FBI-CIA que lo está interrogando y responde vagamente a las muchas preguntas que se le hacen, a menudo sobre la posición oficial del gobierno iraquí sobre la guerra Irán-Irak, la invasión a Kuwait y las sanciones de la ONU. Varios de los interrogadores del FBI han llegado a la conclusión de que Saddam estuvo rodeado por tantos psicóticos durante su dictadura que decían sólo lo que su jefe quería oír y que éste no tenía idea de lo que realmente sucedía en Irak.
Pero Saddam mismo permanece ignorante sobre su futuro inmediato. Aunque se estableció en Bagdad un Tribunal de Crímenes de Guerra a las seis semanas de su captura, con 15 jueces, 45 abogados iraquíes y un equipo de asistentes estadounidenses para asesorarlos, fuentes legales iraquíes dicen que el gobierno de Estados Unidos está cada vez menos dispuesto a comenzar los procedimientos de juicio contra el ex dictador antes de las elecciones de Estados Unidos en noviembre. Dicen que una actitud semejante se está tomando con Tariq Aziz, el ex viceprimer ministro de Saddam, que es prisionero de Estados Unidos en el aeropuerto de Bagdad. Ambos hombres, señalan las fuentes, tienen un conocimiento íntimo del constante apoyo de Washington por el régimen baasista en la década de 1980 y sin duda tratarían de evitar la responsabilidad por sus crímenes de guerra al hacer discursos en la Corte que brindarían detalles de la cercana relación entre el régimen y las administraciones de Estados Unidos. Saddam personalmente se reunió con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, en 1983, cuando las fuerzas iraquíes estaban usando gas contra los iraníes en la guerra Irán-Irak, y Rumsfeld, que estaba en una misión delpresidente Ronald Reagan para mejorar las relaciones con Irak, más tarde se reunió con Tariq Aziz.
Rumsfeld dijo el año pasado que en su reunión con Saddam en 1983 le había advertido sobre el empleo de armas químicas, pero los periodistas estadounidenses más tarde descubrieron documentos de Estados Unidos que probaban que no había hecho esos comentarios. Rumsfeld luego dijo que la advertencia se la había hecho a Tariq Aziz el año siguiente. De cualquier forma, la presente administración de Estados Unidos no está con ánimos de tener un debate público sobre el tema en una Corte de Bagdad en las vísperas de las elecciones de noviembre. Los investigadores estadounidenses han comprobado que algunos de los ingredientes de los químicos usados por el ejército de Saddam a comienzos de la década de 1980 fueron exportados por empresas de EE.UU.
El juicio de Saddam se hizo aún más problemático por la probable aparición en Irak del abogado francés Jacques Verges, que dice que el sobrino de Saddam, Ali Barzan al Tikriti, le envió una invitación formal para defender al ex dictador. Verges defendió al oficial de la Gestapo Klaus Barbie en Francia y es jefe de una organización para apoyar a Slobodan Milosevic en los juicios de La Haya. Ya aceptó defender a Tariq Aziz en Bagdad. El único juicio por crímenes de guerra que probablemente tenga lugar en un futuro cercano es el del primo de Saddam, Ali Hassan al Majid, conocido como “Químico” Ali por haber gaseado a los kurdos en Halabja. .
Los peces pequeños probablemente tendrán su gran día en la Corte mucho antes que su ex jefe. La aparición de Saddam en el juicio “Madre de Todos los Crímenes de Guerra” todavía es muy remota.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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