EL MUNDO › 16 MUERTOS Y 30 HERIDOS EN UN ATENTADO EN UN RESTAURANTE DE HAIFA

A más sitio, más hombres suicidas

Dos kamikazes, uno dentro de Israel y otro en una colonia judía en territorio autónomo, marcaron un nuevo día de respuesta palestina a la reocupación parcial en Cisjordania. El premier Ariel Sharon dijo que Arafat era “el enemigo de todo el mundo libre”.

Por Graham Usher
y Suzanne Goldenberg
Desde Haifa y Ramalá
Dos décadas de odio entre Yasser Arafat y Ariel Sharon llegaron a su cima ayer cuando los amargos enemigos se comprometieron a no rendirse en otro día de carnicería. Al menos 16 israelíes murieron y más de 30 resultaron heridos en el ataque suicida en un restaurante árabe de Haifa. Dos horas después, otro kamikaze se inmoló en el asentamiento judío de Efrat, en Cisjordania, hiriendo a cuatro. Con éstos, ha habido cinco ataques suicidas en Israel en cinco días, y un Sharon sombrío dijo a la televisión israelí anoche: “El líder de la Autoridad Palestina es el enemigo de Israel y el enemigo de todo el mundo libre”. Sharon agregó: “No nos podemos comprometer con aquellos que están preparados para morir sólo para matar civiles inocentes. Tenemos que combatir este terrorismo de manera inequívoca”.
Shadi Tobassi, un palestino de 18 años de un campo de refugiados de Jenín (Cisjordania) y ciudadano israelí, entró en el restaurante Matza alrededor de las 14.40. El café que daba a la calle es propiedad de judíos israelíes pero regenteado por palestinos ciudadanos de Israel. Estaba lleno de ambos. Con el estallido se hizo un agujero en el techo y dejó a clientes y sillas ardiendo. “Yo estaba por entrar en Matza cuando fui tirado al piso por un impresionante boom”, dijo Yuhuda Aigzer, de 17 años. “Todo estaba en llamas. Vi a un hombre con su cabello en llamas. Un niño con su cara cubierta de sangre. El restaurante estaba lleno. Había sangre y vidrio por todas partes.” Samir, de 32, estaba entre los heridos: “A mí me entró vidrio en la cabeza. Sabía que estaba sangrando mucho pero estaba aterrorizado de que mi esposa e hijo hubieran muerto. Yo saqué tres cadáveres de abajo de las sillas, buscándolos. Ambos estaban a salvo, gracias a Dios”.
El ataque fue reivindicado por Ezzedine al–Qassam, el brazo armado del movimiento Hamas Islámico. El líder de Hamas en Gaza, Aziz Rantisi, dijo que la actual ola de ataques contra restaurantes continuaría en tanto Israel mantuviera la invasión en Ramalá y el bloqueo sobre Yasser Arafat.
Dos horas después, un atacante suicida se inmoló en una estación de paramédicos en el asentamiento judío de Efrat, en Cisjordania. Además de morir, hirió a cuatro personas, una de ellas se encuentra en estado crítico. Los Mártires de las Brigadas de al–Aqsa –vinculados con el movimiento de Arafat, Al Fatah– reivindicaron el atentado y el atacante fue identificado como Jamil Khalef, de 18 años.
Ayer continuó el asedio al cuartel general de Arafat en Ramalá y a otras ciudades autónomas palestinas (ver nota aparte). El presidente del Parlamento israelí, Avraham Burg, dijo ayer: “Hemos combatido en 1948 para crear un Estado, y luego en 1967 para defendernos, y hoy es necesario que el Gobierno diga por qué combatimos”. Y agregó: “Hay una gran responsabilidad en el plano político para decir a los ciudadanos a dónde va a llevar la operación militar”. La respuesta de su colega laborista y actual canciller Shimon Peres fue: “Estamos conduciendo una batalla para nuestra existencia y por la supervivencia de nuestro pueblo”.
La administración Bush, que se ve a sí misma mal parada por el reciente brote de violencia en Medio Oriente, dijo que no dejaría que los últimos ataques la desvíen de la búsqueda de la paz. “El presidente condena estos actos de terrorismo”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Gordon Johndroe, en Crawford (Texas), donde el presidente está pasando el fin de semana de Pascuas. “Debo decir que hay algunas inconsistencias en su administración, en la política de la administración Bush en las últimas semanas” indicó el senador demócrata Joseph Lieberman en referencia a la votación del sábado, en la que Estados Unidos aprobó la resolución de la ONU. Lieberman y otros legisladores estadounidenses indicaron que es imperativo que Bush y su administración aumenten su compromiso en Medio Oriente, y sugirieron queel secretario de Estado Colin Powell sea enviado a la región para reemplazar al emisario especial norteamericano Anthony Zinni.
Por otro lado, el primer ministro francés Lionel Jospin señaló ayer que estaba “sorprendido” de que Israel concentre sus acciones en Yasser Arafat, estimando que es “evidente” que los atentados sangrientos “son perpetrados por otras fuerzas”. Y llamó a que Arafat “deje de ser inmovilizado en su cuartel general para que pueda actuar”. A la vez, el Ministerio de Relaciones Exteriores francés convocó al embajador de Israel en París, Elie Barnavi, para expresarle su posición sobre la situación actual. “Ambas partes deben hacer todo lo posible para detener la violencia en la región. Para ello, debe ser implementada en forma inmediata la más reciente resolución de las Naciones Unidas sobre el conflicto”, señaló una declaración oficial. El canciller británico Jack Straw hizo nuevos llamados a Sharon para el repliegue de los tanques que sitian la sede de Arafat. Gran Bretaña teme que Israel, amplíe su ocupación de Cisjordania tras el llamado de reservistas. Algunos ministros están cada vez más temerosos de que el ejército israelí mate, en lugar de simplemente humillar, a Arafat.
De The Guardian, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Giselle Cohen.

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Uno de los 16 muertos es sacado del restaurante árabe en Haifa donde se inmoló Shaadi Tubassi.
El suicida pertenecía al Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, que amenazó al propio Sharon.
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