EL MUNDO › TRECE POR CIENTO DE DESEMPLEO EN BRASIL, UN RECORD HISTORICO

Sonó la alarma de la desocupación

El récord del desempleo se revela como un mal síntoma de la gestión económica de Lula da Silva, en medio de las críticas.

El desempleo en Brasil, que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva prometió combatir con la creación de diez millones de puestos de trabajo, alcanzó en abril un record histórico de 13,1 por ciento de la población económicamente activa. El dato podría significarle un revés político a Lula, cuya gestión viene perdiendo popularidad, a la vez que aumentan las críticas por la ortodoxia de la política económica –de parte de opositores y aliados–.
La desocupación llegó en abril al 13,1 por ciento de la población económicamente activa, informó ayer el oficial Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), que mide la tasa en las seis mayores regiones metropolitanas del país, donde el mes pasado había 2,8 millones de personas sin trabajo. La semana pasada, un instituto que mide el desempleo en San Pablo, la mayor ciudad de Brasil, había divulgado cifras aún más preocupantes, al calcular un paro record del 20,7 por ciento en abril. El aumento del desempleo en 0,3 punto porcentual a nivel nacional entre marzo y abril, un mes en el que tradicionalmente se reduce por factores estacionales, sorprendió a los especialistas, que lo atribuyeron al escaso crecimiento de la economía brasileña.
“Desde 1997 la economía no consigue recuperarse de forma robusta debido a sucesivas crisis internas y externas que crean inseguridad al inversor, con lo que el desempleo se ha vuelto un problema crónico”, señaló el analista Alex Agostini, de la consultoría Global Invest.
En su opinión, la capacidad de generación de empleos de la economía brasileña se ha quedado corta ante el aumento de la fuerza laboral por las perspectivas de crecimiento de un PBI que, según el ex sindicalista Lula, sería “espectacular” en su gobierno, algo que tampoco se ha confirmado, transcurrido ya algo más de un tercio de su mandato. “Obviamente la generación de diez millones de empleos no se cumplirá en el mandato de Lula”, agregó Agostini, quien consideró que este año está prácticamente perdido en materia laboral, al considerar que “si hay alguna recuperación será a partir de 2005”.
Esto es así porque el deterioro de la situación internacional, que los expertos esperaban en el segundo semestre, se adelantó a mayo por las perspectivas de un alza anticipada de los tipos de interés en Estados Unidos, lo que creó una volatilidad mundial que obligó al Banco Central brasileño a mantener sus tasas en el 16 por ciento anual. Con tipos de interés altos, las perspectivas de recuperación de la economía quedan comprometidas, porque los empresarios tienden a suspender sus inversiones y la generación de empleo se aplaza o al menos se reduce, con lo que “el escenario para el empleo y la renta será negativo este año”, según Agostini.
De hecho, el IBGE mostró, además, que el salario promedio de los trabajadores brasileños se redujo un 3,5 por ciento en abril en comparación con el mismo mes del año pasado, otra señal de que la economía no va bien. Una luz sobre las perspectivas económicas de Brasil se verá el próximo jueves, cuando será divulgado el PBI del primer trimestre.
El mercado espera que el Producto Bruto Interno crezca entre un 1,4 y un 1,8 por ciento frente al anterior trimestre, dato todavía muy distante del 3,5 por ciento proyectado por el gobierno para todo este año.
El desempleo record de abril generó duras críticas de las centrales obreras a la política económica del gobierno de Lula que, según dijeron, es un “fracaso”, al tiempo que acusaron al ministro de Hacienda, Antonio Palocci, y al presidente del Banco Central, Henrique Meirelles, de “dar la espalda a lo social y agacharse ante los banqueros y especuladores”.
“Los datos divulgados hoy (por ayer) muestran que Palocci y Meirelles se transformaron en los ‘caballeros del apocalipsis’, que sólo vinieron a traer el caos social” a Brasil, acusó en un comunicado el presidente de Forza Sindical, Paulo Pereira da Silva. El sindicalista culpó a los altos tipos de interés vigentes de la marcha lenta de la economía y de la depresión del mercado laboral, y añadió que “el gobierno parece ignorar que el desempleo multiplica la injusticia, el hambre y la violencia”.
Este mes y en un acto de rebeldía, el Partido Liberal del vicepresidente brasileño José Alencar le dirigió una carta a Lula, señalándole que si bien hay que cumplir las obligaciones externas –los compromisos con el FMI que el gobierno cumple a rajatabla–, debe hacerse “con el aumento de la producción y del empleo y no la reducción del mercado interno”. El texto defendió la reducción de la tasa de interés y el aumento del gasto público en infraestructura.
En abril se habían sumado los economistas del oficialista Partido de los Trabajadores en el reclamo del cambio en la política económica. Paul Singer, uno de los más renombrados expertos del PT, advirtió que no basta con bajar la tasa de interés. “Más importante –declaró al diario Folha de Sao Paulo– es reducir el superávit fiscal primario. En otras palabras, que se paguen menos intereses por la deuda pública. El gobierno de Lula admite la pérdida de popularidad, 12 puntos menos desde fines de 2003.”

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El presidente Lula da Silva (izq.), junto a su mujer Marisa (der.), durante su visita a Pekín .
 
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