EL MUNDO › ATAQUE DE LOS SEPARATISTAS CHECHENOS DEJA 60 MUERTOS
El peor golpe a las tropas rusas
Un feroz asalto atribuido a 200 independentistas islámicos en la república federal rusa de Ingushetia dejó decenas de muertos y heridos (incluido el ministro de Interior). El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que los responsables “serán llevados vivos a la Justicia”.
Por Andrew Osborn*
La guerra rusa no oficial ayer se volcó hacia Ingushetia. Aunque el Kremlin se empeña en dar por terminada la guerra de Chechenia, al menos 200 guerrilleros chechenos lanzaron un ataque contra la capital y otras dos localidades de la vecina república, donde durante toda la noche del lunes tuvieron lugar cruentos combates. La incursión, de una ferocidad sin precedentes, dejó alrededor de 60 muertos y gran cantidad de heridos. El ministro del Interior de Ingushetia murió en los enfrentamientos junto con su vice, decenas de policías y soldados. Ingushetia, al este de Chechenia, quedó como una zona de guerra. Esta incursión dejó un nuevo agujero en la ya debilitada estrategia de Vladimir Putin para calmar la violencia separatista en la región mayoritariamente musulmana.
La televisión rusa transmitió imágenes de cadáveres quemados y mutilados y pilas de basura humeante en las calles de Nazran, la ciudad más grande de Ingushetia. Hay versiones contradictorias sobre la cantidad de muertos. El ministro ingush del Interior, Beslan Khamkhoiev, informó que los combates causaron al menos 59 muertos, entre ellos 47 miembros de las fuerzas de seguridad y unos diez civiles, además de dos de los atacantes, y agregó que tres sospechosos “de diferentes nacionalidades” fueron detenidos. Sin embargo, otras informaciones hablan de al menos 75 muertos, en su mayoría militares, y más de 60 heridos. Según otra información, habrían muerto 22 funcionarios del gobierno, incluidos el jefe de la Policía, Ziautin Katiev, y dos de los principales fiscales de la república autónoma.
Putin, visiblemente enojado, juró venganza y ordenó a sus fuerzas que lleven a cabo una verdadera cacería humana en busca de los atacantes y que los castiguen. “Hay que encontrarlos y liquidarlos”, dijo Putin frente a una reunión de oficiales de seguridad en Moscú. Luego, matizó: “Los que sean capturados deberán ser entregados vivos a la Justicia”. Ayer visitó Ingushetia y anunció que establecerá un regimiento militar en una de las ciudades atacadas. La incursión comenzó en lunes por la noche cuando hombres, según los medios rusos, radicales islámicos de las naciones de Chechenia e Ingushetia se filtraron a través de la frontera escabulléndose de los puestos fronterizos y asesinando a los guardias fronterizas. Estaban armados con armas automáticas, granadas y lanzagranadas. Atacaron en grupo, a la misma hora, edificios de las fuerzas del orden, importantes puestos de control de carreteras, la sede de los guardias de fronteras e incluso el depósito de armas y municiones.
Sin embargo, el foco de la incursión era el edificio del Ministerio del Interior en Nazran. Los hombres armados cortaron la electricidad y las líneas de teléfono antes de sitiar el edificio y asaltarlo con lanzagranadas misilísticas. Luego lo quemaron. El ministro del Interior de Ingushetia murió en los enfrentamientos junto con su vice, decenas de policías y soldados.
Supuestamente los rebeldes gritaban “Allahu Akhbar”, “Dios es grande” en árabe, mientras combatían. Un equipo de camarógrafos rusos que se cruzó casualmente con los rebeldes dijo que los hombres se identificaron como “La brigada de los mártires” y les dijo: “Hemos disparados a todos. Vayan a anunciarlo”. Los rebeldes saquearon gran cantidad de armas y municiones antes de escapar. Nazrani Roza, de Nazran, le dijo al diario digital Gazeta.Ru que la gente se había refugiado en sus hogares durante los combates. “No me atreví a salir a la calle. Tuvimos miedo de salir durante toda la noche y nos quedamos sentados adentro escuchando las explosiones. Fue terrible. Había cadáveres por todos lados, en el medio de la calle.” La incursión en Ingushetia ocurrió un mes después de que el presidente de Chechenia, fuertemente respaldado por Moscú, Akhmad Kadyrov, fue asesinado en un estadio deportivo.
Existe la posibilidad de que la violencia y la sed de independencia se expanda a otras partes del sur de Rusia como Daguestán, donde se informó que el ministro del Interior fue atacado el lunes por la noche. Las fuerzas rusas, incluyendo tropas de elite Spetznaz, intentaban capturar a los rebeldes ayer con la ayuda de helicópteros artillados. Se informó de combates esporádicos pero feroces en varios pueblos.
El canal de televisión árabe Al-Jazeera dijo que los rebeldes se escaparon con 20 rehenes, pero las autoridades rusas dijeron que no estaban al tanto de esta información. Según los funcionarios, los rebeldes han dejado Ingushetia y ahora se encuentran en Chechenia o Georgia. La semana pasada el líder rebelde checheno, Aslan Maskhadov, advirtió que una cantidad de ataques a gran escala eran inminentes fuera de las fronteras de Chechenia. El ministro del Interior checheno, general Alu Alkhanov, dijo ayer que tenía información según la cual Maskhadov estaba involucrado, al igual que Shamil Basayev, el hombre más buscado en Rusia. Los sitios de Internet rebeldes simplemente decían que el ataque fue el trabajo de una unidad Mujahadeen.
Un vocero de las fuerzas rusas en Chechenia dijo que el ataque era una provocación. “Los ataques claramente apuntaban a demostrar la efectividad de los rebeldes con el fin de atraer ayuda económica de redes terroristas extranjeras.” El osado ataque puede marcar un punto de inflexión en la guerra de los separatistas islámicos con las fuerzas federales promoscovitas. La última vez que los rebeldes chechenos atacaron Ingushetia fue en octubre de 2002; murieron 17 soldados. Ingushetia declaró un duelo de tres días. Walter Schwimmer, secretario general del Consejo de Europa, dijo que no hay excusas para este tipo de violencia. “No hay ninguna justificación para este tipo de crímenes”, declaró.
El periódico digital Grani.ru comentó: “El ataque a Nazran demuestra que la resistencia chechena conserva su potencial de combate y que sus fuerzas están lo suficientemente preparadas para combatir con unidades regulares e incluso para asaltar ciudades”. Agregó que “esto no son actos terroristas. Esto es la continuación de la guerra que el Kremlin dio por terminada hace dos años”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.