EL MUNDO › HABLA ALEJANDRO TOLEDO, UN PRESIDENTE BAJO ASEDIO
“Todo esto es por culpa de las mafias”
Por Juan Miguel Muñoz *
Al presidente de Perú, Alejandro Toledo (1946), le quedan dos años de mandato. No podrá seguir gobernando porque la Constitución le impide presentarse a la reelección. Y atraviesa desde hace meses una fase de inestabilidad política en su país que atribuye a mafias que “buscan la impunidad minando el sistema democrático”. Una democracia que renació en el país andino en 1980, justo cuando hizo su aparición Sendero Luminoso, una organización que se resiste a desaparecer. En el plano interno, Toledo se mantiene firme en la aplicación de su política económica, marcada por la austeridad y la disciplina en las cuentas públicas. No vislumbra otro camino para el crecimiento económico.
–Hay una palpable inestabilidad política en Perú. ¿Está usted convencido de que terminará su mandato?
–Absolutamente.
–¿Se puede achacar sólo a la denominada mafia de Vladimiro Montesinos y el ex presidente Alberto Fujimori la inestabilidad política?
–Por 10 años en el Perú se vivió una dictadura corrupta que minó las instituciones democráticas, que les robó la esperanza a los peruanos. Y dejó un país con expectativas sociales insatisfechas. Nosotros hemos ingresado al gobierno y hemos decidido manejar la economía con responsabilidad. Estamos creciendo entre un 4 y un 5 por ciento; la inflación está alrededor del 2 por ciento; el déficit fiscal está en el 1,4 por ciento; las reservas internacionales están en sus mejores niveles históricos; el riesgo país está por debajo del promedio de América latina. Esperamos que todo esto permita un crecimiento económico sostenido y, consecuentemente, comience a generar, como ya se visualiza, puestos de trabajo permanentes que ayuden a amortiguar esas altas expectativas sociales que se manifiestan en el ruido de las calles. También hemos decidido invertir más en el área social. De aquí al año 2006 habrá programas sociales dirigidos a generar puestos de trabajo sin esperar a que lo haga la economía. Pero no hay duda de que existen personas que han estado involucradas en la corrupción y que es de su interés minar el sistema democrático para encontrar impunidad.
–Usted mantiene su política de ajuste, de cuentas públicas saneadas, de disciplina fiscal. ¿No cree que con esas políticas es muy difícil cumplir las expectativas sociales que se generaron cuando comenzó su mandato?
–Ya comienza la economía a generar puestos de trabajo permanentes. Aunque no tan rápido como quisiera. Tenemos programas sociales específicos para superar la pobreza y para el desarrollo de las zonas donde se dieron las violaciones de derechos humanos 20 años atrás. También habrá un plan agresivo de construcción de carreteras y viviendas que permitirá generar puesto de trabajo permanentes.
–El ex presidente Valentín Paniagua aseguró ayer que el Estado peruano dedicará el año que viene el 33 por ciento de su presupuesto al pago de la deuda.
–El Perú ya dedica este año el 25 por ciento de su presupuesto nacional al servicio de la deuda. Estamos muy por debajo del promedio de América latina, aunque eso no debe ser consuelo de nadie. El Perú es un país responsable que no puede hacer la ley del perro muerto, que en peruano quiere decir que no le pago. Eso tiene consecuencias muy graves.
–¿Es partidario de hacer un frente común con otros países de América latina para negociar la deuda externa?
–No, no. Creo que América latina debe integrarse desde la Comunidad Andina, desde el Mercosur. Para lograr un comercio internacional más equitativo; eso sí. Para eso estoy absolutamente dispuesto a hacer el frente común. Para la deuda externa estamos haciendo nuestra propia renegociación. Se está reperfilando la deuda externa con el Club de París; estamos haciendo canje de deuda por inversión social. Pero lo que no podemos es decir: “Señores, no les vamos a pagar”. Usted no puede repartir hambre. Para poder achicar las diferencias y afrontar la pobreza se necesita crecer.
–Existe un dicho en Perú que dice que las revoluciones siempre comienzan en Arequipa, pero que cuando llegan a Ayacucho es que ya son problemáticas y peligrosas. En Arequipa hubo en julio de 2002 unas revueltas con motivo de la privatización de empresas eléctricas. En días pasados, los maestros han encabezado protestas en Huamanga (Ayacucho) que han degenerado en violencia. El primer ministro ha dicho que han sido azuzados por Sendero Luminoso. ¿Temen que renazca esta organización terrorista?
–Lo que sucedió en Arequipa no está relacionado con lo que ha pasado en Ayacucho. Fujimori nunca logró eliminar totalmente el terrorismo. Quedan restos, pero son minoritarios. Lo que ha ocurrido en Ayacucho está directamente vinculado con Sendero Luminoso. Esto no quiere decir que todos los maestros que participaron en la protesta son terroristas o senderistas. Pero tenemos las evidencias claras de que están azuzados por Sendero.
–¿Saben cuál es hoy la fuerza real de Sendero Luminoso?
–Soy presidente gracias a los maestros. Pero hay un sindicato de maestros en el que hay un segmento radical que está metido en Sendero. Pero representan el 5 por ciento. El derecho a la protesta en democracia es respetable, siempre y cuando se respeten la propiedad privada y la vida. Pero es responsabilidad del Estado proporcionar seguridad ciudadana, y lo vamos a hacer respetando los derechos humanos.
–En Bolivia y en Ecuador hay movimientos indígenas con fuerza creciente. ¿Tienen previsto abordar esta cuestión en Perú?
–Hay que diferenciar. En el Perú no hay movimientos indígenas como existen en Bolivia. Cuando este asunto viene mezclado con otros temas, como el narcotráfico, eso sí deslegitima una causa con la que yo me identifico. El asunto de Ilave (el linchamiento de un alcalde en abril en un pueblo del altiplano) fue un asunto municipal. Fue una pelea entre regidores (concejales) y el alcalde.
–He leído en otras declaraciones suyas sus lamentos por la separación de poderes tan estricta que hay en Perú.
–Hay una frustración por la lentitud de la reforma del Poder Judicial. Y, al final, pago yo la factura porque el ciudadano común y corriente no distingue entre el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo. Si no funciona la justicia, el culpable es Toledo. Y si pido que el Poder Judicial acelere las reformas, me dicen que no me meta porque eso es una interferencia.
–En el Congreso no se pueden aprobar leyes para acelerar los cambios.
–Hay algunas que se han aprobado y otras que están en proceso.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.