EL MUNDO
Un calvario que se muestra día a día
Fue una secuencia dramática. El papa Juan Pablo II apareció ayer de nuevo silencioso ante la ventana de su departamento en el Vaticano para bendecir a los fieles mientras se multiplican los rumores sobre su estado de salud. “El Papa continúa su lenta y progresiva convalecencia”, aseguró su portavoz, Joaquín Navarro Valls, que anunció que el Pontífice va a ser atendido por y en el Vaticano. La declaración denota cierto malestar con los médicos del hospital romano Gemelli, acusados de haber dejado circular versiones de una nueva hospitalización del Papa. Navarro Valls anunció también que el Papa va a ser alimentado mediante una sonda nasogástrica para “mejorar el aporte calórico y favorecer una válida recuperación de las fuerzas”. Juan Pablo II “pasa muchas horas en un sillón, celebra la santa misa en su capilla privada y tiene contactos de trabajo con sus colaboradores, siguiendo las actividades de la Santa Sede y la vida de la Iglesia”, dijo.