EL MUNDO › INTENTARAN BLOQUEAR LA SESION DEL CONGRESO BOLIVIANO
Velando las armas en Sucre
Felipe Quispe, líder aymara radicalizado, declaró ayer que “si hay una guerra civil, mucho mejor; así vamos a definir con las armas”, previo a lo que promete ser una explosiva sesión del Congreso boliviano.
Por Pablo Stefanoni
Desde La Paz
Hoy todas las miradas se trasladarán a Sucre, capital formal de la república, donde el Parlamento deberá decidir la sucesión del renunciante Carlos Mesa. Si la renuncia de Mesa es aceptada –por mayoría simple–, queda automáticamente investido el presidente del Congreso, Hormando Vaca Díez. “Si insisten con su investidura y no sueltan la mamadera vamos a convocar a la resistencia civil”, advirtió en la víspera el líder del MAS, Evo Morales. Y la Iglesia –que implementó días atrás un frustrado diálogo con los diferentes sectores sociales– ha señalado que la mayoría reclama el adelantamiento de elecciones. El país sigue bloqueado y los alteños rechazaron flexibilizar los bloqueos para transportar algo de gas y combustible que alivie a El Alto y La Paz, dos ciudades al borde del colapso. Y Felipe Quispe, líder aymara radicalizado, advirtió: “Va a haber guerra civil. Y si la hay, mucho mejor. Así vamos a definir con las armas. Con un gobierno revolucionario podemos cambiar toda la estructura del Estado boliviano”.
A partir de ayer, los movimientos sociales se han concentrado en evitar el plan “Vaca presidente”. Ven en esa posibilidad una recomposición de la alianza de partidos tradicionales que sostuvo en el gobierno a Gonzalo Sánchez de Lozada y cogobernó el país en los últimos veinte años. Por eso, varios sectores sociales –entre ellos indígenas y mineros de la vecina Potosí– se trasladan hacia Sucre para presionar a favor de elecciones anticipadas. “La coyuntura está muy difícil por culpa de Hormando Vaca Díez y Mario Cossío; nosotros les pedimos que se vayan del país”, declaró Sergio Hinojosa, representante del Consejo de Ayllus Originarios de Potosí. La estrategia de los legisladores del MAS y de la Brigada Paceña (multipartidaria) intentará evitar la instalación de la sesión, ya que según declaraciones partidarias puede ser mayoritaria la aceptación de la renuncia de Mesa y la investidura del senador cruceño. De esta forma, los legisladores sufrirán un “operativo tenaza” –desde dentro y desde fuera– de la histórica Casa de la Libertad, adonde los legisladores se trasladaron –al parecer sin éxito– para evitar el acoso de los manifestantes. Por otro lado, ayer se informó de la toma de siete campos petroleros, cuatro de British Petroleum y tres de YPF-Repsol, en Santa Cruz.
“No se puede tener el apoyo de todos”, dijo Vaca Díez, que ya habla con pose presidencial, cuando periodistas le recordaron la oposición generalizada contra él. Incluso el entorno del senador ensayó una promesa de nacionalización para tratar de sortear el encono popular hacia su figura. “Si es presidente, inmediatamente va a decretar estado de sitio para reprimir a los sectores populares, sólo la resistencia civil puede acabar con la mafia política y al fascismo”, respondió Morales, quien denunció que el “operativo Vaca presidente es producto de negociaciones apadrinadas por la embajada de EE.UU.”. Tampoco los alteños le creen al senador. Por su parte, sectores medios –convocados por el alcalde paceño, Juan del Granado, organizaciones cívicas y colegios profesionales– comenzaron ayer algunos piquetes de huelga de hambre contra Vaca Díez reclamando un “gesto humanitario” de los alteños. Durante toda la jornada se especuló con la posibilidad de un alto en el bloqueo de la planta de Senkata y permitir pasar gas y gasolina hasta La Paz, pero la amenaza que según ellos representa “el Hormando” endureció nuevamente a las juntas vecinales, que amenazaron con tomar la planta si se “engarrafa” gas.