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La nueva cúpula del Partido de los Trabajadores (PT) marca distancia y comienza una pulseada dentro del principal partido acusado de pagar sobornos. “Todos nuestros militantes y dirigentes tienen que dar el ejemplo frente a las denuncias”, aseguró sin vacilar el nuevo presidente del PT, Tarso Genro. El dirigente es uno de los que quieren que el ex jefe de Gabinete y principal sospechoso luego de la declaración de la esposa del publicista Marcos Valerio el martes, José Dirceu, comparezca frente a la Comisión de Etica del partido antes de presentarse ante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) el próximo martes. Mientras tanto, la CPI decidió ayer pedir la detención preventiva y el embargo de bienes de Valerio para evitar que destruya evidencia o que huya.
El pedido de prisión preventiva fue aprobada por 19 votos a favor y uno en contra. El argumento, según el pedido hecho al Ministerio Público, fue que la comisión temía que Valerio destruyera documentos importantes para proseguir la investigación. La policía de Belo Horizonte rescató recientemente documentos de una de sus empresas de publicidad que estaban siendo quemados. Sin embargo, el publicista aseguró ayer, en una nota que divulgó, que “nunca pidió o autorizó” la destrucción de documentos. La CPI aprobó además el embargo de los bienes de Valerio, al igual que el levantamiento del secreto bancario, fiscal y telefónico de todas sus empresas y de las de su esposa, Renilda Santiago de Souza. La CPI también investigará los depósitos que tres empresas telefónicas del dueño del banco Opportunity, Daniel Dantas, hicieron a una cuenta de Valerio en el estatal Banco do Brasil. Brasil Telecom, Telemig Celular y Amazonia Celular depositaron, en total, unos 16 millones y medio de dólares. Todavía no descartan que hayan sido pagos por campañas publicitarias realizadas por las empresas de Valerio.
Todas las fichas están puestas para el próximo martes, cuando el supuesto operador de las “mensualidades” –según el diputado Roberto Jefferson– y ex hombre fuerte del presidente Inácio Lula da Silva tenga que presentarse ante el Congreso para explicar las múltiples acusaciones en su contra. Mientras tanto, Dirceu se prepara junto con petistas “amigos” en su casa en Brasilia. Los diputados José Mentor y Paulo Rocha lo acompañaron ayer y aseguraron que “está bien y tranquilo”. Otro sector del PT que se mostró a favor de priorizar la cita con la CPI antes de una inquisición interna fue la iz-quierda de la bancada en la Cámara baja. Walter Pinheiro, uno de los diputados del Grupo de los 21, como se los conoce, explicó que primero van “a ver qué es lo que dice, si se presentan nuevos elementos”. En tanto, diputados de la oposición y miembros de la CPI expresaron su frustración por el contenido de los documentos que les había entregado el Tribunal Federal Supremo. La lista, que supuestamente contenía los nombres de más de 120 diputados que habrían sacado dinero de las cuentas de Valerio, sólo tiene nombres de asesores, algunos diputados y gente desconocida.
En medio de una crisis que no deja de cobrar cabezas, Lula cada vez se consolida más como un “sobreviviente”. El ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que en las semanas anteriores buscó destacar la responsabilidad política de Lula, se vio obligado ayer a salir a declarar: “Ninguno de nosotros (Partido Social Democracia Brasileña) acusó al presidente Lula de nada. Y hablar de impeachment es totalmente precipitado. No hay razones para pensar en eso”. Y eso parece ser lo que cree la opinión pública. Una encuesta difundida ayer asegura que casi la mitad de los brasileños considera que todos los políticos son corruptos, aunque una gran parte también cree que Lula es inmune a todo el escándalo y, para casi el 20 por ciento de los encuestados, es un ejemplo de un político honesto. Llamativamente, el nombre más mencionado como ejemplo de la corrupción en la política fue el hombre que comenzó con todas las denuncias, Jefferson.