SOCIEDAD › PROSTITUIAN A ADOLESCENTES QUE QUERIAN SER MODELOS
El riesgo de buscar la fama
Publicaban avisos para reclutar chicas menores de edad. Y les prometían aparecer en tevé. Luego, las forzaban a la prostitución. Una policía se hizo pasar por prostituta y desbarató la banda.
Por Pedro Lipcovich
“Quiero hacerme un book de fotos porno”, dijo la mujer policía y, porque sabía manejar su cuerpo, tuvo éxito. Tuvo éxito, ya que el ardid permitió desbaratar una organización que se dedicaba a reclutar menores para la prostitución, ofreciéndoles sacarles fotos con las que llegarían a triunfar en la tele. Y la agente del orden sabía manejar su cuerpo porque, por sí sola y desarmada, redujo a una de las responsables de la banda delictiva, que operaba en la ciudad de Buenos Aires. La banda atraía a las chicas mediante avisos en diarios y revistas y un “director artístico” las hacía recorrer el rápido camino que iba desde los supuestos books hasta la prostitución. Según una investigadora, “la metodología de los supuestos castings ha aumentado en los últimos años en América latina”.
La investigación fue realizada por la división Delitos Contra la Salud de la Policía Federal, a solicitud del juez de instrucción Federico Salvat. “A principios de este año, el juez pidió nuestra colaboración a raíz de denuncias sobre proxenetas que prostituían a menores”, contó a este diario el comisario Ricardo Clarke, titular de esa dependencia.
Según fuentes vinculadas con la investigación –que se halla bajo secreto de sumario–, las denuncias habían sido efectuadas por familiares de las víctimas. Estas habían concurrido a una “agencia de publicidad” porteña que se anunciaba en diarios y revistas, ofreciendo la posibilidad de conseguir trabajo en conocidos programas de la televisión.
Allí las chicas eran invitadas a pasar a un “estudio” donde eran recibidas por un fotógrafo y un “director artístico”. Según las fuentes, los proxenetas detectaban qué jóvenes eran más vulnerables mediante el recurso de solicitarles, para las fotos, actitudes cada vez más próximas a la pornografía. Algunas se negaban y se salvaban. Otras cedían y éstas eran las elegidas. La expectativa de brillar en la tele iba siendo sustituida por la sumisión al dominio del “director artístico”. Llegado este punto, las jóvenes eran obligadas a prostituirse mediante los más clásicos recursos de la amenaza y los castigos.
Inicialmente, “se procedió a la detención de una persona de sexo masculino que regenteaba este tipo de actividad –precisó el comisario Clarke–. Otra persona, de sexo femenino, resultó prófuga en primera instancia”. Según las fuentes, esta mujer tendría 36 años y se hacía llamar Edith.
“Viéndose seguida por la policía, empezó a mudarse constantemente de domicilio –prosiguió el comisario–. Pero, meses después, obtuvimos el número de su teléfono celular.”
Esto hizo posible lo que el comisario Clarke llamó “un ardid: un personal femenino de nuestra división fue comisionado para fingir la necesidad de hacer un book de fotos a fin de iniciarse en ese tipo de actividad”. La sospechosa, “interesada en la propuesta, le dio una cita, y en esa oportunidad fue detenida”.
Según las fuentes, la imputada intentó resistirse al arresto y la mujer policía tuvo que reducirla por la fuerza y sin contar, dada la situación, con armas de fuego.
María Elena Naddeo –titular del Consejo por los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes porteño– comentó que “el reclutamiento para la prostitución mediante supuestas agencias de varieté o de contratación de modelos es un circuito de corrupción de menores muy difícil de detectar, donde las chicas son manipuladas en lo que tienen de más vulnerable”. Mercedes Assorati, coordinadora del Proyecto contra la Trata de Personas en la Argentina, advirtió que “la metodología de los supuestos castings u otras propuestas laborales ha aumentado en los últimos años en América latina: una investigación en Paraguay encontró un 35 por ciento de incremento en ese lapso”.