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Venezuela se metió de lleno en el debate electoral en Bolivia luego de que su representante diplomático en La Paz, Azael Valero, atacara de palabra al candidato derechista Jorge “Tuto” Quiroga y vitoreara al izquierdista Evo Morales, lo que llevó a la Cancillería boliviana a protestar por esta “clara injerencia en asuntos internos”. Valero cuestionó a Quiroga por ofender a Chávez y lo calificó como un “mensajero de las transnacionales que no soporta ver a Chávez ser aclamado por los pueblos latinoamericanos y caribeños y por todos los pueblos del mundo”. Y agregó que “si Evo Morales es antiimperialista, que viva Evo Morales”. A pocos días de las elecciones del 18 de diciembre, el gobierno de Eduardo Rodríguez está en problemas. Ayer aceptó la renuncia del ministro de Hidrocarburos.
Tras estas declaraciones, Quiroga rechazó la supuesta “injerencia de Venezuela” e indicó que los bolivianos “no van a ser gobernados desde afuera”. El candidato lamentó además que “el presidente Chávez crea que la elección en Bolivia tenga que ver con él”. El Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo también rechazó “de manera contundente” la intromisión. La oposición fue generalizada en Bolivia: medio millar de personas protestaron ayer a las puertas de la Embajada de Venezuela en La Paz, que estaba resguardada por policías. Gritando “soberanía” y “Bolivia libre, nunca de rodillas”, los manifestantes quemaron una bandera venezolana y pidieron la expulsión de Valero.
Jaime Dunn, el responsable de una de las carteras más conflictivas, Hidrocarburos, entregó ayer su renuncia al presidente. Esta no fue la primera vez. Hace poco más de un mes, y luego de una censura del Congreso, Rodríguez tuvo que ratificar a su ministro y rechazar su dimisión. La decisión de Dunn –que adujo “razones personales”– llega pocos días después de que el presidente devuelva al Congreso la controvertida nueva Ley de Hidrocarburos, ya que consideraba que tenía errores y, por eso, no la había podido hacer ejecutar. Desde el Legislativo, la oposición respondió criticando el oportunismo de Rodríguez –que esperó hasta que se venza el plazo para la “migración de los contratos” a la nueva reglamentación para destacar los problemas de la ley– y algunos incluso lo acusaron de defender los intereses de las empresas petroleras.