EL MUNDO › CARDOSO PIERDE UN CASI ALIADO Y LULA GANA OTRO
Jugando al subibaja en Brasil
Wall Street, cuyas calificadoras de riesgo no paran de bajarle el pulgar a Brasil, puede seguir temblando: el fantasma Lula es más grande que nunca. Ayer, el Partido del Frente Liberal (PFL), ex socio principal de la coalición del presidente Fernando Henrique Cardoso, anunció que no presentará ningún candidato a los comicios presidenciales de octubre y, además, que no apoyará oficialmente a ningún candidato; o sea, que no apoyará al delfín de Cardoso, José Serra, único dique para el triunfo de Lula. Como si esto fuera poco, Itamar Franco, una de las figuras principales del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que apoya institucionalmente a Serra, está negociando una alianza con el Partido de los Trabajadores de Lula. Por el momento, Lula le lleva unos 20 puntos porcentuales promedio a Serra.
Franco, un ejemplo paradigmático de tránsfuga político brasileño, se había convertido el año pasado en un rebelde duro de roer para la coalición de Cardoso. En cierto momento, amenazó con fracturar el PMDB, y es lo que en los hechos está haciendo. Actual gobernador del poderoso estado de Minas Gerais y ex presidente (1993-1994), Franco se reunió ayer en Brasilia con el presidente del PT, José Dirceu, para sondear la posibilidad de un “enroque político”: Franco le da sus votos a Lula, y el PT se compromete a llevar a Franco como su candidato a gobernador en Minas Gerais. Con un PMDB fracturado y un Partido Socialdemócrata (PSDB, al que pertenecen Cardoso y Serra) que no alcanza para juntar votos, el delfín del presidente sufrió ayer otro revés, esta vez de la ex pata principal de la coalición gobernante, el PFL. Tras una reunión de su dirección nacional, el presidente del PFL, Jorge Bornhausen, anunció que el partido no apoyará ninguna candidatura presidencial y que el espacio en radio y televisión a que tiene derecho para su propaganda electoral será repartido entre las formaciones políticas que propongan candidatos. Es un menudo problema para Serra, no sólo porque, al menos en el Congreso, el PFL es la segunda fuerza política del país, sino porque el candidato oficialista contaba con el inicio fuerte de la campaña mediática para remontar el magro 21 por ciento que le dan las encuestas.
Toda la crisis entre el PSDB y el PFL data de febrero, cuando Cardoso y el caudillo de la derecha, Antonio Carlos Magalhaes, rompieron su alianza. De allí en más, se sucedieron diversos sacudones, hasta que el PFL, que creía haber encontrado en Roseana Sarney a su candidata y que en las encuestas estaba delante de Lula, denunció que el escándalo de corrupción en la que se vio involucrada fue montado por el gobierno. El PFL se fue del gobierno, Roseana cayó en picada y Cardoso fue a asegurarse, al menos, al PMDB dándole el puesto de candidato a vice. Pero ni el PFL “recapacitó” y volvió hacia Serra ni el PMDB es un partido monolítico que aporta votos. “Lula” tiene por ahora el 41 por ciento, faltan exactamente cuatro meses para las elecciones y hay pronósticos de un triunfo suyo en primera vuelta: todo listo para que Wall Street vea un futuro negro.